La Guerra Civil vuelve a Salamanca
La Cruz Roja dará 80.000 documentos al Archivo de la Memoria Histórica
"El niño Manuel Ordóñez está en la zona del frente". Manuel era uno de los internos del colegio Sagrado Corazón de Canet de Mar (Barcelona) que en 1937 salieron de la escuela para refugiarse de los combates de la Guerra Civil. El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) recibió entonces el encargo de localizar a los escolares, y la responsable de la misión, madame Petter, recorrió Cataluña en busca de los chavales. A la mayoría los localizó en casa de familiares, de vecinos, incluso en provincias fuera de Cataluña. En sus informes también se detallan fracasos: "A Alejandro y Manuel Metido se les busca en Lérida", dicen sus palabras escritas a máquina en francés en papel de copia amarilleado por el tiempo.
La mayoría de los papeles se enviará en facsímil y son cartas de presos y mensajes de desplazados
Ésta es tan sólo una de las historias que se pueden leer entre los 80.000 documentos que en julio próximo llegarán al Archivo de la Memoria Histórica en Salamanca. Han pasado todos estos años en los archivos que contienen la memoria de casi dos siglos de conflictos armados que la Cruz Roja mantiene en Ginebra (Suiza), "10 kilómetros lineales de documentos", como describió el pasado viernes su responsable, Jean Michel Diez, a un grupo de periodistas que asistían a un curso sobre el funcionamiento de los distintos órganos de la mayor organización humanitaria del mundo. La parte española abarca 10 metros lineales de documentos.
Sobre la mayoría de los papeles que en verano llegará a Salamanca en copias facsímiles -cartas de presos, mensajes entre personas desplazadas, fotografías de la ciudades atacadas y de los refugiados, listas de prisioneros, grabaciones y películas- pesaba una clasificación de 40 años, pero otros muchos tuvieron que mantenerse en secreto hasta seis décadas "para preservar la intimidad de quienes aparecen en ellos, pues son documentos con información personal de gente que todavía vive, o que podría afectar mucho a sus descendientes", dijo Diez.
La entrega de copias de los 80.000 documentos ha sido posible gracias a un convenio, de junio de 2005, entre el Ministerio de Educación y Cultura, a través del director general de Libro, Archivos y Bibliotecas, Rogelio Blanco, y el CICR, y cristaliza este mismo mes con un nuevo convenio que ratificará el traslado de los facsímiles a Salamanca. Los originales continuarán en Ginebra y pueden ser consultados por profesionales, investigadores y particulares previa petición. Pero desde el próximo verano, los descendientes de quienes tuvieron la desgracia de padecer la Guerra Civil podrán buscar también en Salamanca los datos y los nombres de una contienda que de nuevo vuelve a llamar sin tapujos la atención en España. "Tal vez este traspaso no se hizo antes porque no había tanta curiosidad, o se quería pasar página. Ahora el interés por saber, por conocer, está creciendo", apuntó Diez.
La Cruz Roja Internacional llegó a España en agosto de 1936, poco después del golpe de Estado del general Franco, para ayudar a la población vulnerable y coordinar a sus centros locales. Negoció con los Gobiernos de ambos bandos, llevó correspondencia de un lado a otro del frente, de los presos de uno y otro bando a sus familias; ayudó a los refugiados en sus desplazamientos y, por supuesto, a los combatientes heridos, y visitó a los presos de los dos bandos para mejorar sus condiciones de captura. Identificativo de ello es el listado de más de 300 presas en una cárcel franquista que, una por una, van firmando la recepción de una lata de leche condensada que les llevaba Cruz Roja. "Es de destacar que todas firmaban con su nombre en un tiempo en que eran minoría quienes sabían leer y escribir. Las presas republicanas muchas veces eran personas instruidas, maestras, intelectuales; estas firmas son buena prueba de ello".
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