La obligada colegiación
Leo con satisfacción la noticia de la dimisión del doctor Casares como presidente de la comisión deontológica del Colegio de Médicos de Madrid a causa del despropósito de Leganés orquestado por el PP. Que quede claro al menos el sesgo ideológico que contamina a una corporación con la que sus miembros, rehenes de la colegiación obligatoria, nos relacionamos exclusivamente a través de la cuenta corriente. De hecho, esto no es nuevo: cada diciembre, y desde hace años, muchos médicos de Madrid venimos recibiendo propaganda de un acto organizado por determinada confesión religiosa que se autoproclama mayoritaria y se caracteriza -como todas- por defender postulados que ofenden el sentido común y el espíritu científico que debería animar a una corporación médica. La cosa canta porque los destinatarios no figuran en el sobre como "Señor Don", sino como "Doctor Don", delatando de esta manera el origen de la base de datos. Envié en su día un correo electrónico exponiendo el hecho con el fin de que se corrigiera. Como es natural, no obtuve respuesta. Como también es natural, cada trimestre la cuota colegial llega puntualmente a mi banco. En fin, y volviendo al tema, si algún día tengo la desgracia de hallarme en la situación de los enfermos terminales de Leganés, quiero ser atendido por un compañero ateo, o que al menos se despoje de los mitos al ponerse la bata...
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