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La venta ilegal de vehículos se desplaza a los municipios de la periferia

Cientos de turismos se traspasan a precio de chatarra, pero sin garantía ni factura

Cientos de vehículos de segunda mano se venden en las calles de la región de manera ilegal, según datos de la Asociación Nacional de Vendedores de Vehículos a Motor, Reparación y Recambios (Ganvam). No hay concesionario de por medio, ni factura ni garantía. El precio final es muy inferior al de un negocio con licencia, por lo que los clientes más habituales son inmigrantes o jóvenes con pocos recursos. El negocio, que ha sufrido la presión de una nueva ordenanza, más dura, en la capital, se traslada ahora a municipios de la periferia como Villalba, Alpedrete y varias localidades del sur.

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El procedimiento es sencillo. El interesado se acerca a los coches en venta, los examina por fuera, anota los números de teléfono móvil que hay escritos en el cartel que anuncia "se vende" y llama. Al otro lado del teléfono contesta un vendedor y ambas partes, después de quedar, llegan a un acuerdo. El vehículo cambia de manos a un precio irrisorio. Parece una buena transacción, al menos a primera vista. El problema surge más tarde, cuando el coche empieza a fallar. ¿A quién se reclama? Muchas veces a nadie, porque el vendedor, una vez consumada la venta, desaparece.

"Me han timado", resume el peruano Freddy Viacava al recordar su periplo para conseguir un coche de segunda mano. Este hombre creyó que había encontrado un chollo al enterarse de que alguien vendía un Peugeot 406 prácticamente nuevo por 3.000 euros. Optó por la opción barata porque tiene pocos recursos económicos y necesita coche para trabajar como vendedor. "Tuve que ir a buscar el vehículo a Talavera de la Reina. De camino a Madrid, el coche empezó a fallar. A los dos días ya no funcionaba. Lo llevé a un taller y el mecánico me dijo que la junta de la culata estaba rajada", explica Viacava, que sólo lleva tres meses en España. El coche no tenía garantía. El vendedor desapareció.

Jóvenes e inmigrantes

El presidente de la Asociación Nacional de Vendedores de Vehículos a Motor, Reparación y Recambios (Ganvam), Juan Antonio Sánchez Torres, explica que las víctimas de estos timos son "gente joven o inmigrantes con poca capacidad económica". "Compran automóviles sin garantizar, sin revisar y sin contrato de por medio. Estamos hablando de mafias que se dedican de una manera profesional a un negocio muy lucrativo, no de un particular que coloca un cartel en su coche para venderlo", subraya. Ganvam cifra en un millar los coches que estarían en estas condiciones.

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La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) asegura que apenas tiene denuncias de este tipo; y es que en la mayoría de los casos el timado es un inmigrante que, o está en situación irregular, o desconoce que puede denunciar lo ocurrido.

La solución pasa por que cada municipio establezca una ordenanza de movilidad que permita a la Policía Local retirar estos vehículos de la calle y trasladarlos al depósito. Allí, los propietarios los pueden recuperar.

La capital ya cuenta con una nueva ordenanza, desde el pasado otoño, que permite a la grúa municipal llevarse los coches aparcados en la calle con el cartel de "se vende" porque "impiden la libre circulación, la ocupación de ese espacio por otros usuarios y dificulta la equitativa distribución de aparcamientos".

Fuentes de la Concejalía de Movilidad señalan que no tienen contabilizados los vehículos que han retirado, pero que la medida ha sido "efectiva". Hace un año, la avenida de Oporto, en Carabanchel, estaba llena de automóviles con carteles de "se vende". Ahora, en apariencia, la ordenanza municipal ha hecho que muchos de estos coches ya no tengan el cartel, pero los vecinos denuncian que el negocio sigue existiendo.

Los coches en venta siguen aparcados, aunque sin cartel, para evitar la ley. "Los vendedores siguen merodeando alrededor y cuando ven a alguien que se acerca a ver un coche le dicen cuánto vale y le informan del negocio", denuncia Lourdes Hernández, portavoz de la Coordinadora de

Asociaciones de Vecinos de Carabanchel. Un paseo por la avenida de Oporto muestra una riada de vehículos que parece que llevan aparcados meses, con capa de polvo y hojas.

La venta, además, se ha trasladado a otros municipios que todavía no han solucionado el vacío legal. Es el caso de Collado-Villalba, a 34 kilómetros de Madrid. El polígono industrial P-29 se ha convertido en uno de los mayores focos de venta de vehículos de segunda mano en la calle. Decenas de coches esperan aparcados en un aparcamiento la llegada de un comprador. Otros tantos permanecen al lado de una gasolinera. En sus lunas delanteras, el consabido cartel de "se vende" con un número de teléfono móvil.

Una misma organización suele poner a la venta varios coches pero con distintos números de teléfono móvil para aparentar así que el vendedor es un particular. Al otro lado de uno de estos teléfonos contesta un ciudadano argelino que ofrece un coche al borde de la chatarra por 1.500 euros. "Y tres meses de garantía". Luego asegura que tiene más vehículos para mostrar a las afueras de Alpedrete y de Fuenlabrada.

El camarero de un bar situado a escasos metros de los coches afirma: "Llevan toda la vida ahí". "Suelen venir varios a vender los coches, en grupo, y generalmente son extranjeros. Pero no sabemos nada más", comenta una de las empleadas de una gasolinera cercana.

El Ayuntamiento de Collado-Villalba pondrá en marcha en breve una ordenanza de Seguridad y Movilidad que pretende poner freno a la venta ilegal de vehículos en sus calles. "Es un tema difícil de erradicar, porque buscarán otros núcleos para continuar. Nosotros vamos a sancionar tanto el estacionamiento como la actividad con la nueva ordenanza", aseguran desde el Consistorio.

Venta de vehículos de segunda mano en el polígono industrial P-29 de Collado Villalba.
Venta de vehículos de segunda mano en el polígono industrial P-29 de Collado Villalba.ULY MARTÍN

Competencia desleal

Una empresaria autónoma que vende coches en la calle en el polígono industrial de Collado Villalba asegura que lo que ella hace es legal porque en el municipio no hay, de momento, ninguna ordenanza que lo prohíba. "Yo tengo una oficina pero no tengo expositor, por eso tengo que tenerlos en la calle. Pero emito factura y doy una garantía de un año", asegura. "Los que están haciendo daño al negocio son los vendedores que ni siquiera son autónomos, y ni emiten factura ni garantía", explica. Estas "mafias" que hacen "competencia desleal a los autónomos" ya acapararían el 50% del mercado, según esta empresaria.

De momento, en el polígono industrial no hay peleas entre los distintos vendedores por hacerse con el territorio. "Esto es como cuando llegas a un centro comercial y aparcas. El primero que ve el sitio se queda", cuenta otro vendedor autónomo.

En el otro lado, Luis Arroyo, propietario de un negocio de venta de coches de segunda mano en la calle del General Ricardos afirma que los vendedores autónomos también le perjudican: "¡Claro que nos hacen daño! En vez de cinco coches vendes dos", asegura. Arroyo denuncia que en el negocio callejero se lleva a cabo una transacción de particular a particular "y la figura legal de vendedor no aparece por ninguna parte".

"En cambio nosotros, si le pasa algo al vehículo, estamos trincados por todos lados. En la mayoría de los casos, ponemos los coches a nuestro nombre. A veces, un particular nos deja su vehículo, pero si eso ocurre, en el cartel que lleva el coche se aclara que lo vendemos a comisión, por lo tanto no es nuestro y el cliente lo sabe de antemano", dice.

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