Buena cosecha
Los analistas de la coyuntura sabemos que los meses iniciales del año son determinantes para los resultados de éste en su conjunto, igual que las lluvias de primavera son determinantes para las cosechas agrícolas. Claro que, con esto del cambio climático, tras un inicio lluvioso de la primavera, puede echarse encima prematuramente, como está sucediendo este año, el caluroso verano que corta el desarrollo normal de las plantas e impide que éstas den la cosecha esperada. Algo de esto parece observarse en algunos indicadores de abril, aunque el efecto Semana Santa sesga las comparaciones de casi todos ellos, por lo que será mejor esperar más datos para sacar conclusiones del segundo trimestre. De momento, como he señalado en alguna otra columna anterior, el final de 2005 y el comienzo de 2006 han sido un poco mejor de lo esperado. Por eso, las previsiones de crecimiento para este año han sido revisadas, de forma ligera pero generalizada, al alza. En los gráficos adjuntos se presentan las previsiones del PIB español que nos han dado esta primavera los organismos internacionales (OOII) más significativos, así como las de los analistas privados representados por el último Panel de Previsiones de FUNCAS, una encuesta bimensual a catorce instituciones privadas españolas que también he comentado aquí en alguna ocasión.
Las previsiones de crecimiento para este año se han revisado, de forma ligera pero generalizada, al alza
Los OOII prevén un crecimiento real de nuestro PIB en 2006 entre el 3,1% y 3,3%, una décima más de lo que pronosticaban seis meses antes, aunque uno de ellos, la Comisión Europea, a contracorriente, nos lo ha rebajado del 3,2% al 3,1%. Mayor ha sido la revisión de los analistas privados, a pesar de que solemos ser más pesimistas que los gobiernos y los organismos oficiales. La media de las catorce instituciones (el llamado consenso) da un 3,4%, dos décimas más que dos mes antes. Una o dos décimas más de PIB no es gran cosa, pero, suponiendo que ello se trasladase al empleo en la misma proporción, significaría que se crearían entre 20.000 y 40.000 puestos de trabajo más. Los capitalistas, como siempre, serían los más beneficiados, pues, teniendo en cuenta que, además de revisarse el PIB real, también se están revisando los precios (márgenes) al alza y los salarios a la baja, el excedente de explotación de las empresas (digamos, los beneficios) sería mayor en unos 4.000 o 5.000 millones de euros.
Con este panorama, no se entiende bien, en principio, que las bolsas estén recogiendo velas, aunque motivos para la desconfianza tienen. La economía norteamericana da signos de desaceleración, a la par que empiezan a considerarse riesgos inflacionistas que obligarían a la Reserva Federal a continuar el proceso de subidas de los tipos de interés y al Banco Central Europeo a intensificar el suyo, aunque de momento su última decisión en Madrid de subir 25 puntos básicos su tipo mínimo de financiación no se apartó de lo descontado mayoritariamente por los mercados. Mayores tipos de interés y menor crecimiento-menores beneficios es un mal escenario para las bolsas.
Tampoco los OOII y los analistas del Panel de FUNCAS apuestan porque los tiempos de bonanza de la economía española se mantengan en los términos actuales durante mucho tiempo. Para 2007 todos prevén una cierta desaceleración del crecimiento del PIB hasta tasas del orden del 3%. Más allá de 2007 nadie se atreve a dar pronósticos, pero lo más probable es que continúe esta suave desaceleración. Ya saben, los economistas, como los agricultores, nunca acabamos de estar contentos, a pesar de las buenas cosechas.
Ángel Laborda es director de coyuntura de la Fundación de las Cajas de Ahorros (FUNCAS).
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