Cárceles secretas en Polonia y Rumania
El investigador Dick Marty sostiene que hay "serios indicios" de que en los dos países hubo centros de detención usados por los servicios secretos estadounidenses
El cerco volvió ayer a estrecharse sobre Rumania y Polonia, los dos países europeos en los que la acusación de haber albergado centros de detención secretos cobra más consistencia. El investigador del Consejo de Europa, Dick Marty, consideró ayer en su informe final que "existen serias y crecientes indicaciones", de que las prisiones al margen de la ley existieron en esos países. Los Gobiernos de Varsovia y Bucarest reaccionaron ayer de forma rápida y contundente para negar las revelaciones de Marty, la información oficial más detallada ofrecida hasta el momento sobre los traslados de supuestos terroristas a Polonia y Rumania.
Fueron precisamente las revelaciones del pasado 2 de noviembre de 2005 de que hubo cárceles secretas en Rumania y Polonia, las que llamaron la atención de la opinión pública y la prensa sobre las operaciones de la CIA en Europa tras del 11-S. A pesar de que las organizaciones de derechos humanos llevaban tiempo denunciando estos hechos, el descubrimiento de que países europeos (Polonia miembro de la UE y Rumania lo será el año que viene) podían estar implicados destapó la caja de los truenos. "Después de la publicación de las acusaciones del diario Washington Post y de Human Rights Watch, centramos nuestra investigación en Polonia y Rumania", explica el informe de Marty, publicado ayer.
El Gobierno rumano niega las acusaciones, y el polaco las califica de "calumnias"
El periódico, que no citaba los nombres de los dos países, reconoció después que la omisión obedeció a una petición del presidente Bush, que argumentó que identificar a los Estados colaboracionistas podría poner en peligro la eficacia de la "guerra contra el terror" declarada por Washington.
En el informe publicado ayer, Marty concluye que, a pesar de que no hay pruebas "en el sentido clásico de la palabra" sobre las cárceles polacas y rumanas, sí hay "un número de elementos concordantes que indican que esos centros existieron en Europa". Sobre todo en el caso rumano, esos elementos dejan poco lugar a dudas. De las pesquisas se desprende que un avión de la CIA con matrícula N313P aterrizó en Timisoara la noche del 25 de enero de 2004 y despegó horas después, en la madrugada del 26, según confirmaron a Marty las autoridades aeronáuticas rumanas. Su siguiente destino fue Palma de Mallorca, "un conocido punto de partida" de aviones de la CIA. Los tripulantes de ese avión portaban pasaportes del Gobierno de EE UU.
El mismo N313P había volado a Kabul, Argel y Rabat varias veces. En una de las estancias en Kabul, el avión permaneció 30 horas. Allí, en Kabul, fue "entregado" Khaled el Masri, el ciudadano alemán de origen libanés que ha relatado a la prensa su secuestro en Macedonia y posterior traslado a Afganistán. En este país permaneció confinado varios meses y torturado. Teniendo en cuenta estos datos y los registros de vuelos de Eurocontrol, el investigador Marty considera que la ruta Kabul-Rumania formaba parte de un circuito habitual de las llamadas rendiciones, y que por lo tanto, "lo más probable es que el propósito de este vuelo fuera transportar detenidos de Kabul a Rumania".
No por casualidad, entre las fuentes a las que el Consejo de Europa tuvo acceso, figura un joven afgano al que el equipo del investigador suizo entrevistó y que asegura haber permanecido detenido en Rumania. Marty sostiene, además, que Rumania forma parte de un circuito de entregas extraordinarias, que continuaría en Rabat, la capital marroquí, y culminaría en la base de Guantánamo.
Bucarest no tardó ayer en negar todas estas acusaciones. La comisión parlamentaria rumana que investiga las supuestas actividades ilícitas de la CIA, aseguró que en ese país no hay ni ha habido cárceles secretas para terroristas internacionales. "De los datos analizados y de las pruebas, se desprende que no existieron centros de detención de la CIA", aseguró ayer Norica Nicoli, presidenta de la comisión parlamentaria rumana. Con parecida contundencia se expresó ayer el primer ministro polaco, Kazimierz Marcinkiewicz. "Esto es una calumnia", dijo el político en Varsovia.
El Gobierno polaco ha emprendido una investigación parlamentaria, que por el momento no se ha hecho pública. "Para nosotros, el asunto está cerrado", indicó el portavoz del Gobierno polaco, Jaroslaw Krajewski, dando al traste con las recomendaciones del investigador del Consejo de Europa, que ayer pidió a los países implicados que desarrollaran una investigación "seria y transparente" sobre las posibles violaciones de derechos humanos cometidas en sus territorios por agentes de la CIA.
En el caso polaco, el informe de Marty indica que entre finales de septiembre y durante octubre de 2003, sospechosos de terrorismo fueron trasladados de centros de detención de la CIA en Kabul y Afganistán. Los registros de vuelos que maneja Marty muestran que durante ese periodo, los únicos vuelos de la CIA procedentes de Kabul que aterrizaron en Europa, lo hicieron en el aeropuerto polaco de Szymany.
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