Competencia de altos vuelos en Barcelona
Iberia y British Airways son las únicas compañías que pierden pasajeros internacionales en El Prat
El anuncio de Iberia de que dejará de operar la mayoría de sus vuelos en el aeropuerto de Barcelona ha reabierto esta semana el debate sobre la gestión de los aeropuertos y acusaciones de todo tipo a la aerolínea por parte de políticos y empresarios catalanes que consideran esa decisión el enésimo agravio territorial a Cataluña. El telón de fondo de la polémica es la difícil situación del sector del transporte aéreo, totalmente liberalizado en Europa, forzado por la competencia de las líneas de vuelos baratos a bajar los precios de los billetes en la última década.
Pasado el sarpullido de la irrupción en el mercado de estas aerolíneas (y tras el fracaso de decenas de ellas) las compañías de bandera han reaccionado y ahora incluso Iberia ofrece destinos "a partir de 10 euros". Y está embarcada en la creación de una compañía de vuelos baratos con sede en Barcelona, que ha creado muchas suspicacias en los trabajadores de Iberia, que consideran que busca "vaciar la compañía".
Spanair, una línea "convencional", sigue siendo el principal rival en la capital catalana
En Cataluña se considera que el esquema centralizado de AENA perjudica a la comunidad
El argumento de que la antigua compañía de bandera (en la que el Estado mantiene una participación del 5,22% del capital) no puede afrontar con sus costes actuales la competencia de las aerolíneas baratas, muy potentes en el mercado catalán, puede ser sostenido (aunque Iberia no da ningún dato). Pero también es cierto que su principal competidor en Barcelona sigue siendo Spanair, una línea convencional que rasca lo que pierde Iberia.
Iberia pierde cuota de mercado en El Prat, pero fundamentalmente en los vuelos internacionales. La comparación de los datos de los dos últimos años disponibles revela que ha mejorado sus resultados en los vuelos nacionales. Cerró 2005 con 9,43 millones de personas transportadas, 85.000 más que el año anterior. El aeropuerto de Barcelona es el que más ha crecido en España y en Europa, hasta el punto de situarse entre los 10 primeros. Un incremento que se reparte entre vuelos nacionales e internacionales con mejoras notables en todas las compañías. Con dos excepciones: Iberia y British Airways (propietaria del 10% de la primera) son las únicas que perdieron pasaje internacional en 2005. Suben las demás, independientemente de que sean de bajo coste o de líneas regulares.
El mayor crecimiento es el de Vueling. Esta joven compañía de bajo coste tuvo 259.450 clientes en 2004 en el aeropuerto de El Prat, la mitad, aproximadamente, con origen o destino en aeropuertos extranjeros. Cerró 2005 con 1,3 millones de pasajeros, con un ligero predominio de los destinos nacionales (731.286) sobre los internacionales (601.362). Y es ya la cuarta compañía por pasajeros en El Prat.
La única que puede ofrecer datos similares es Ryanair para el aeropuerto de Girona-Costa Brava. En 2003, los pasajeros totales de este aeropuerto fueron 1,4 millones, de los que unos 900.000 volaron con Ryanair. Al cerrar 2005, el aeropuerto superan los 3,5 millones de pasajeros y Ryanair supera los tres millones, ella sola. La segunda compañía, Britannia Airways tuvo 122.000 pasajeros.
Fuentes de Iberia aducen que los políticos se han empeñado en subvencionar a las aerolíneas baratas mientras sus aviones se vaciaban con esa competencia un tanto desleal. Pero esas ayudas, que no dejan de atraer la atención de la Comisión Europea por si atentan contra la libre competencia, no se dan en El Prat, de modo que las compañías baratas rivalizan con Iberia en igualdad de condiciones y no paran de crecer.
Las autoridades catalanas hace tiempo que sospechan que las relaciones entre Iberia y El Prat son de puro desencuentro. De ahí que crearan hace algo más de un año un comité de rutas, en el que están presentes la administración autonómica, las locales, empresas catalanas y también AENA. La misión de este comité ha sido promocionar el aeropuerto barcelonés en mercancías y líneas intercontinentales.
Un informe del Ayuntamiento de Barcelona señala que si se tiene en cuenta el entorno empresarial y la capacidad de exportación, los movimientos de mercancías en El Prat deberían rondar las 500.000 toneladas al año y subiendo. Nunca se han superado las 100.000. Los técnicos locales achacan la poquedad de las cifras a la falta de interés de AENA. Tanto es así que los importadores han tenido hasta hace cosa de días problemas con los horarios de aduanas o con los controles fitosanitarios, lo que hace que la mercancía acabe varada por la burocracia.
Desde que inició su actividad, el comité ha logrado líneas desde Barcelona a las ciudades estadounidenses de Filadelfia (sólo en verano), Nueva York (dos vuelos de dos compañías diferentes) y Atlanta, todos con frecuencia diaria. Buenos Aires, Santiago de Chile y Bogotá son otros nuevos destinos directos desde Barcelona (dos semanales) al igual que Singapur (tres por semana).
Estos vuelos muestran, en opinión de los responsables del comité, que una actuación decidida a favor del aeropuerto de Barcelona tiene resultados.
En Cataluña es opinión dominante que el esquema centralizado de AENA (absolutamente rentable) resulta perjudicial para la comunidad, en la medida en que accede a las peticiones de Iberia que, después de todo, recuerdan los dirigentes catalanes, si es una empresa privada, debería serlo con todas las consecuencias.
Esta semana, las voces reclamando represalias a Iberia han procedido de todas partes. Desde la demanda de boicoteo de representantes hoteleros, hasta la exigencia de revisar la concesión de la T-4 de Barajas, pasando por la propuesta de varios diputados nacionalistas de suprimir "la concesión del puente aéreo".
Además, Iberia y los demás deberán afrontar la llegada del AVE a Barcelona prevista para el próximo año. Con Madrid a dos horas y media, los estudios prevén que uno de los cuatro millones de pasajeros anuales entre ambas ciudades se pase al tren. El presidente de Iberia, Fernando Conte, encendió la polémica por El Prat el martes antes de la junta de accionistas y pasó desapercibida su respuesta a la competencia del ferrocarril entre Madrid y Barcelona en dos horas y media. "Habrá que verlo".
Entre subvenciones de norte a sur
El precio es un criterio para comprar un billete de avión. Pero no el único. El aeropuerto de Barcelona tiene dos rivales, cada uno a unos cien kilómetros. Girona, que venden a los británicos como "Barcelona norte", ha conocido un espectacular crecimiento en los últimos cuatro años.
En ambos casos el motor principal es una compañía de bajo coste, Ryanair, que recibe ayudas de las instituciones y que ofrece a los viajeros precios casi idénticos. Pero por motivos que los gestores de la aviación no aciertan a comprender, Reus sube mucho menos. En 2003, Girona tenía 1,4 millones de pasajeros. Dos tercios, de Ryanair. Hoy la cifra supera los 3,5 millones, casi todos clientes de Ryanair. En Reus, las cosas son distintas. En el año 2003 el número de usuarios fue de 845.000. En 2004 empezó a operar en este aeropuerto Ryanair, pero 2005 se ha cerrado con sólo 1,3 millones de pasajeros. Medio millón de la compañía citada. En las universidades barcelonesas, cuyos estudiantes son clientela frecuente de compañías de bajo coste, los alumnos asocian Ryanair con Girona y difícilmente con Reus.
Congruentemente, los beneficios de Girona han subido de modo espectacular para alegría de AENA. En 2004, último cuyas cuentas ha podido analizar el Gobierno catalán, generó unas ganancias de ocho millones de euros. En 2005, los beneficios han tenido que ser mayores, porque aunque aumente el número de pasajeros, los costes aeronáuticos se mantienen. Reus en cambio, no despega para AENA. Sus cifras de ingresos (0,1 millones de euros) son prácticamente iguales a las de los gastos que genera.
La Comisión Europea tiene los ojos en Girona, pero un alto cargo del Gobierno catalán dibujó el futuro con claridad: "Si no podemos subvencionar de modo directo, crearemos una empresa privada para vehicular la subvención".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.