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Elecciones en Perú

Perú afronta su elección más difícil

Los sondeos dan ganador al socialista Alan García, pero el nacionalista Ollanta Humala le pisa los talones

Jorge Marirrodriga

La carrera por la presidencia de Perú llega a su fin. Mañana, alrededor de 16 millones de peruanos deciden si le dan otra oportunidad al aprista (socialista) Alan García, cuyo mandato entre 1985 y 1990 fue nefasto; o si le abren la puerta del palacio de Pizarro al ex militar golpista y candidato nacionalista, Ollanta Humala, para los próximos cinco años. Las últimas encuestas dan al candidato del APRA en torno al 50% de los votos, lo que supone una ventaja de 10 puntos sobre su rival. No obstante, hay un 15% de indecisos a los que no hay que perder de vista. Humala ha ganado mucho terreno en las últimas semanas, pero los analistas creen que el tirón no será suficiente para arrebatarle la victoria a García, aunque sí la hará más ajustada.

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"Oh, oh, no hay que llorar, que la vida es un carnaval". No es un programa electoral pero casi. En medio de una lluvia de papelillos con los colores rojo y blanco de la bandera peruana y con una explosión de fuegos artificiales en el cielo, el candidato del Partido Aprista Peruano (PAP) entona en inevitable reggaeton ante 30.000 que abarrotan el Paseo de los Héroes Navales, en el centro de Lima durante el cierre de la campaña electoral.

A García le gustan las masas y lo demuestra. Todos los detalles de su aparición están cuidados al milímetro. Desde su llegada al escenario a bordo de un descapotable que se abre paso entre la gente mientras él saluda como en un desfile triunfal, al pañuelo que porta en una mano y agita de vez cuando, y que sirve para que los espectadores más lejanos puedan localizarlo en el inmenso escenario formado por un frontal con el escudo del APRA y la bandera nacional.

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Aunque la paloma blanca que su hija lleva en las manos esta vez -al contrario de lo que ocurrió en la primera vuelta- no quiere posarse sobre su cabeza, los asistentes ven cómo el candidato socialista recibe en cambio el abrazo sobre las tablas de una treintena de personas. Desde políticos locales a representantes internacionales -entre ellos, la responsable de relaciones internacionales del PSOE, Trinidad Jiménez-, deportistas, cantantes y hasta reinas de belleza. El mensaje está claro: con él, Perú es un país respaldado y relacionado, con Humala está aislado o, lo que en su opinión es peor, apoyado por el presidente venezolano Hugo Chávez.

"Ninguna comparación es casual", advierte García cuando, paseando su metro noventa de un lado al otro con el micrófono en la mano relata la historia de los hermanos Gutiérrez, que en el siglo XIX se alzaron contra un presidente constitucional "y terminaron ahorcados frente a la catedral". La multitud aplaude y el socialista redobla su ataque contra Humala pidiendo ayuda para hacer frente al "militarismo" del candidato nacionalista. Luego durante más de media hora desgrana las propuestas de su programa: Agua y educación para todos, mantenimiento de los compromisos internacionales, corrupción cero y, sobre todo, la promesa de que "no se repetirán errores". La gente empieza aburrirse y entra en acción el reggaeton y el mitin llega al clímax.

En otra muestra de estrategia política, García ha evitado en las últimas horas pronunciar el nombre de Chávez. El mandatario venezolano se ha convertido en el protagonista de la segunda vuelta tanto por sus declaraciones de apoyo a Humala, como por las descalificaciones e insultos dirigidos tanto a García como al presidente saliente, Alejandro Toledo, con crisis diplomáticas de por medio, con la retirada de embajadores y la amenaza explícita de que en caso de que el socialista llegue al poder, Venezuela romperá relaciones diplomáticas con Perú. Pero el líder del PAP ha aprovechado sus últimas palabras para atacar la gestión de Toledo, uno de los presidentes más impopulares de Perú.

Los símbolos en Perú cuentan mucho y eso lo saben ambos contendientes. Así, mientras García reunía a sus incondicionales en Lima, la capital del país pero también la ciudad construida por los españoles, la sede del Virreinato, Humala eligió Cuzco, la capital imperial inca, para dirigir sus últimas palabras a los votantes. Enfundado en una camiseta roja con el lema "Amor por el Perú" y acompañado de su mujer, Nadine Heredia, el ex militar nacionalista incidió en la estrategia que le permitió alzarse con el triunfo en primera vuelta: pocos mensajes pero muy claros. "La política es una cloaca", "Alan García quiere adueñarse de la presidencia de la República", "la revolución será pacífica y con moral", "tengo la conciencia tranquila". Humala ha tratado de presentar durante todo el tiempo a García como un candidato continuista de la política de Toledo, pero en los últimos días se ha visto obligado a pasar a la defensiva y a desmentir su subordinación a Chávez, algo en lo que el venezolano tampoco le ha ayudado mucho haciendo declaraciones explosivas.

Desde el Gobierno se han repetido los llamamientos a la calma y a evitar los incidentes en las horas posteriores al cierre de los colegios electorales ante los crecientes rumores de la planificación de disturbios organizados. Humala le ha exigido al Gobierno que adopte medidas para evitar lo que le sucedió en la primera vuelta cuando una multitud lo encerró en el centro de votaciones. Las Fuerzas Armadas están en estado de alerta

El último sondeo, realizado por la Universidad de Lima y el Instituto Universitario Ortega y Gasset y publicitado ayer en Madrid dada la imposibilidad legal de hacerlo en Lima, daba al candidato aprista el 47,9% de los votos frente al 37,8% para el candidato nacionalista. Mientras, un 14,3% de los votantes aún no se ha decidido, informa Fernando Gualdoni. Esta encuesta reconoce que en los últimos 18 días Humala ha recortado su diferencia con García de 20 a 10 puntos. Otros dos sondeos, distribuidos ayer en Lima sólo a la prensa extranjera, dan una ventaja de entre ocho y 12 puntos al candidato socialdemócrata.

A pesar de que toda la suerte parece echada en favor de García, el voto de los indecisos será crucial hasta el último momento. Los analistas barajan que una buena parte de esos sufragios irá para Humala, pero no creen que sea suficiente para dar un vuelco al resultado.

A la izquierda, el nacionalista Ollanta Humala en el acto que cerró su campaña, en Cuzco. A la derecha, el socialista Alan García, en Lima, durante su mitin final.
A la izquierda, el nacionalista Ollanta Humala en el acto que cerró su campaña, en Cuzco. A la derecha, el socialista Alan García, en Lima, durante su mitin final.EFE / AP

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Sobre la firma

Jorge Marirrodriga
Doctor en Comunicación por la Universidad San Pablo CEU y licenciado en Periodismo por la Universidad de Navarra. Tras ejercer en Italia y Bélgica en 1996 se incorporó a EL PAÍS. Ha sido enviado especial a Kosovo, Gaza, Irak y Afganistán. Entre 2004 y 2008 fue corresponsal en Buenos Aires. Desde 2014 es editorialista especializado internacional.

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