Patadas de autor
La figura del coreógrafo de escenas de artes marciales sigue ascendiendo puestos en el escalafón cinematográfico hasta alcanzar un lugar de honor en el cartel y en la publicidad de ciertas películas. Así ocurre al menos con el tal Yuen Wo Ping, que ya trabajó con los responsables de la saga de Matrix y de Kill Bill, y que ahora ha otorgado su inconfundible sello a Fearless (Sin miedo), última superproducción procedente del cine de Hong Kong, ambientada en la China de principios del siglo XX, con una estructura dramática muy semejante a los clásicos americanos del boxeo.
Ascenso desde la base. Éxito rotundo. Soberbia excesiva. Caída desde el olimpo. Días en el barro. Redención a base de trabajo y modestia. Combate final. He ahí la configuración de buena parte de los éxitos del cine pugilístico, cumplida a rajatabla por Fearless y que además viene acompañada por otros rasgos comunes a este tipo de películas, caso de la estrechez de miras del protagonista y el aprovechamiento económico de los amigotes que rodean al héroe con más ánimos de juerga que de sincero compañerismo.
FEARLESS (SIN MIEDO)
Dirección: Ronnie Yu. Intérpretes: Jet Li, Nakamura Shidou, Betty Sun, Don Yong. Género: drama de artes marciales. Hong Kong, 2005. Duración: 105 minutos.
Luchas orientales
Por otro lado, desde Tigre y dragón, el barroquismo de las luchas orientales parece no tener límites. Los vuelos sobre las copas de los árboles han ido evolucionado hasta llegar al espectacular pero quizá un tanto churrigueresco estilo de Kung Fu Sion (Stephen Chow, 2004), posible sobre todo gracias a las más modernas técnicas digitales.
Fearless está en la misma onda, aunque cierto es que se contiene una pizca; sorprende y apabulla, pero llegado cierto límite prefiere mantener un toque de seriedad. Quizá en busca de los espectadores del último Zhang Yimou, recolector de elogios en una parte de la crítica gracias a La casa de las dagas voladoras y Héroe, aunque ello pueda ir en contra del fanático del patadón y tentetieso al que la Historia de China, con mayúsculas, seguramente le importa poco más que un pimiento.
Babelia
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