_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Gresca o alternativas

En los carteles del Pleno del Congreso de los Diputados figura para hoy y mañana la celebración de un debate de política general en torno al estado de la nación. Se trata de una costumbre inaugurada en 1984, que forma parte de los usos parlamentarios consolidados. Su finalidad es que el Gobierno informe a la Cámara y al conjunto de los ciudadanos sobre el contenido de su acción política durante el año transcurrido desde el anterior debate. Ese informe queda enseguida sometido a la consideración de los Grupos del Congreso, invitados a formular también sus propias alternativas, de forma que puedan adoptarse después aquellas resoluciones que sean capaces de suscitar el apoyo mayoritario de los diputados para servir de orientaciones durante el curso político de los próximos meses. Todo esto sobre el papel, pero lo más relevante que podremos observar estos días será si el PP sigue echado al monte y se mantiene en la bronca o se aplica a la presentación de alternativas propias.

Del anterior debate celebrado los días 11 y 12 de mayo de 2005 apenas quedan los ecos de la resolución aprobada el 17 de ese mes en torno al final dialogado de la violencia terrorista, una vez que fuera contrastada la voluntad inequívoca del abandono de las armas por parte de la banda etarra. Pero esta cuestión ha sido deliberadamente excluida en la comunicación del Gobierno y reservada para una próxima ocasión plenaria, a celebrar después de la convocatoria anunciada del pacto por las libertades y contra el terrorismo, que aún vincula a los mayoritarios PSOE y PP. Si se diera el caso -dijo en ese debate Zapatero-, "me comprometo formalmente a acudir ante esta Cámara para explicar los pasos a dar y para solicitar el respaldo de todos los grupos políticos al logro de la gran aspiración de poner fin al terrorismo en España".

En su réplica, el líder de los populares, Mariano Rajoy, le dijo al presidente Zapatero aquello de "está usted dispuesto a saltarse la Constitución, fulminar la Ley de Partidos, deshacer el Pacto Antiterrorista, legalizar a Batasuna, indultar a los asesinos, amordazar a las víctimas y entrometerse en Navarra". Las acusaciones de Rajoy fueron más allá al añadir: "Es usted quien se ha propuesto cambiar de dirección, traicionar a los muertos y permitir que ETA recupere las posiciones que ocupaba antes de su arrinconamiento". El presidente Zapatero reclamó entonces, en vano, que su oponente retirara al menos la imputación de traicionar a los muertos. Hubo, pues, en esos momentos temperaturas de incandescencia. Que el observatorio meteorológico registrara en el periodo transcurrido desde entonces fenómenos como la declaración por ETA del alto el fuego permanente, la detención de más de 200 etarras, la continuidad de la vigente Ley de Partidos, la permanencia en la ilegalidad de Batasuna o la inalterabilidad del estatus de Navarra, para nada ha cambiado la actitud del PP.

Por su parte, los encapuchados de la banda en sus declaraciones al diario Gara, aparecidas el 14 de mayo pasado, vienen a coincidir de modo milimétrico en sus exigencias con la disposición entreguista que Rajoy atribuye de manera invariable a Zapatero desde hace más de un año. ¿Sabremos alguna vez qué perciben los del PP en el ámbito de la comunicación no verbal de Zapatero para colegir de su compromiso de no pagar precio político alguno por el desistimiento de las armas, la inminencia de lo contrario? ¿O es que estamos en vísperas de que se nos diga de los términos autodeterminación o territorialidad lo que ya escuchamos sobre la palabra nación al iniciarse el debate del Estatuto de Cataluña, siempre, eso sí, con el añadido del "sin perjuicio de lo dispuesto en la Constitución?".

Mientras llega el momento de que salgan las mesas anunciadas de la carpintería, veremos si prevalece la opción de la bronca o la de la presentación de alternativas por parte del PP y advertiremos dónde quieren recolocarse ERC y CiU. Otras cuestiones capitales, como la Ley de Financiación de los Partidos Políticos, la Ley Electoral o el nuevo reglamento del Congreso, quedarán como siempre guardadas para mejor ocasión.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_