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Los supervivientes del terremoto de Java buscan familiares entre los escombros

El seísmo deja 4.600 muertos, 20.000 heridos y entre 100.000 y 200.000 desplazados

Los equipos de rescate y familiares de las víctimas buscaban ayer contrarreloj supervivientes del terremoto que el sábado de madrugada azotó la región central de la isla indonesia de Java, provocando más de 4.600 muertos, 20.000 heridos y entre 100.000 y 200.000 desplazados. Suministros médicos y cientos de bolsas para cadáveres comenzaron a llegar durante la noche al aeropuerto de Solon, a unas dos horas por carretera de la zona siniestrada, ya que el de Yogyakarta, la principal ciudad afectada, sigue cerrado porque se han dañado la pista y la torre de control.

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Miles de personas pasaron la noche a la intemperie, bien por falta de refugio o por temor a los temblores de tierra. Más de 470 réplicas de baja intensidad han sacudido la isla de Java desde el terremoto del sábado. Las lluvias torrenciales caídas en la tarde de ayer agravaron la situación de los damnificados.

El trauma del tsunami que arrasó la provincia de Aceh, dejando 170.000 muertos en diciembre de 2004, después de un terremoto de magnitud 9,1, sigue muy presente en la memoria de una población que en los últimos dos años se ha visto castigada por toda una serie de desastres: desde el maremoto a la gripe aviar, pasando por otro seísmo que causó 1.300 muertos en la isla de Nias y la zona central de Sumatra en marzo de 2005. Además, el volcán Monte Merapi, situado 35 kilómetros al norte de Yogyakarta, amenaza con entrar en erupción desde hace un mes, lo que ha obligado a trasladar a más de 20.000 personas.

"No tenemos suficientes medicinas", dijo el vicepresidente indonesio, Muhammad Yusuf Kalla, a la cadena británica BBC. Según Yusuf Kalla, los hospitales están desbordados. Muchos heridos están siendo atendidos en aparcamientos de coches al aire libre. Otro de los problemas es la falta de agua potable. El presidente, Susilo Bambang Yudhoyono, ordenó el envío de 5.000 soldados indonesios a la zona para ayudar en las labores de rescate.

El Gobierno teme que la cifra de fallecidos aumente a medida que los equipos de salvamento localicen los cuerpos que quedaron sepultados al derrumbarse los edificios. El pueblo más afectado ha sido Bantul, donde el 80% de las casas resultaron destruidas y se calcula que han muerto más de 2.400 personas. La mayoría de las víctimas fue enterrada el sábado en fosas comunes.

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"La prioridad es salvar vidas", dijo el presidente Yudhoyono, que acudió el sábado a la zona con intención de permanecer varios días para coordinar los trabajos de asistencia. El Gobierno ha destinado 50.000 millones de rupias (4,2 millones de euros) para ayudar a Yogyakarta -antigua ciudad real situada a 400 kilómetros al este de Yakarta y a 25 kilómetros de la costa- y los pueblos de los alrededores.

Según Unicef, entre el 30% y el 40% de los heridos son niños. Algunos supervivientes se quejan de que no han recibido ninguna ayuda, y buscaban ayer comida y ropa entre los escombros. "Nos falta de todo: ropa, comida, agua. Somos pobres, pero nuestras vidas importan", dijo Budi Wiyana, de 63 años, cuya casa resultó destruida, según Associated Press. "Necesitamos cirujanos. Aquí hay todavía mucha gente con heridas graves", declaró Alexander, un médico del hospital Sardjito de Yogyakarta.

Docenas de doctores y personal sanitario civil, así como estudiantes universitarios, se han unido a las labores de auxilio. Mientras los voluntarios distribuyen comida, agua embotellada y tiendas de lona a los afectados, las Fuerzas Armadas están reparando las grietas de la pista del aeropuerto de Yogyakarta para acelerar la llegada de ayuda humanitaria. Las líneas telefónicas y la electricidad están cortadas en parte de la región.

El terremoto -de magnitud 6,2 en las escala de Richter- se produjo a las 5.54 hora local (cinco horas menos en la España peninsular), cuando mucha gente aún se encontraba durmiendo. Como en el resto del país, gran parte de las viviendas están construidas con tablones y chapas, que se derrumbaron sobre sus ocupantes cuando la tierra tembló. Miles de personas salieron huyendo ante el miedo a que se produjera un tsunami como el que hace año y medio provocó 230.000 muertos y desaparecidos en una docena de países.

El seísmo ha incrementado la actividad del volcán Merapi, que en las últimas semanas ha emitido lava y nubes de gas altamente tóxico de varios kilómetros de longitud.

Indonesia se encuentra en el llamado Anillo de Fuego, en el que la tensión de las placas tectónicas origina frecuentes fenómenos sísmicos y volcánicos. Ayer mismo por la mañana se produjeron dos terremotos, uno de magnitud 6,2 en Papúa Nueva Guinea y otro, de 6,7, en Tonga, en el Pacífico Sur, con un intervalo de 20 minutos, según informó el Servicio de Medición Geológica de EE UU. No causaron ninguna víctima mortal.

Un hombre llora con el cadáver de su sobrino en brazos ayer en Klaten, en la isla indonesia de Java.
Un hombre llora con el cadáver de su sobrino en brazos ayer en Klaten, en la isla indonesia de Java.EFE

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