"Hay una fractura social en Euskadi que no se puede dejar pudrir"
Javier Elzo (Beasain, 1942) es una voz familiar en el panorama vasco y sus opiniones o las conclusiones de sus trabajos son seguidas con atención. Ahora se jubila como catedrático de Sociología de la Universidad de Deusto, pero seguirá ejerciendo de analista sobre las cuestiones de su país.
Pregunta. Este mes ha dado su última clase en Deusto.
Respuesta. La viví con la conciencia de que era la última y resultó una despedida muy amable. No voy a dar nunca más una clase reglada y constatar que se trata de una etapa clausurada no deja de darte una pequeña punzadita.
P. Se jubila, pero seguro que tiene un plan de vida profesional.
R. Mi jubilación como profesor no quiere decir que me desvincule de la universidad. Soy el investigador principal de una encuesta europea de valores que han designado a Deusto y seguiré siendo director del Forum Deusto. Me siento un privilegiado, porque siempre he trabajado en lo que he querido.
"Hay que crear foros de encuentro entre personas de sensibilidades distintas, no hacer uno sólo de víctimas y otro donde estén los ex presos"
"Los jóvenes de hoy tienen más recursos que nunca y están más solos que nunca. Son más ricos en cosas, pero más planos en ilusiones"
P. Es un experto en investigaciones sobre los jóvenes. ¿Cómo han evolucionado?
R. Los jóvenes de hoy tienen más recursos económicos que nunca y están más solos que nunca. Son mucho más ricos en cosas, pero mucho más planos en ilusiones, autoestima, incluso en proyectos de futuro por haber nacido entre algodones. También se ha producido la incorporación de la mujer al trabajo y hoy nos encontramos con una masa enorme de jóvenes que tiene títulos universitarios, recursos y becas como nunca, pero eso no les garantiza un puesto de trabajo.
P. ¿Cómo van a influir unos cambios tan radicales en la sociedad futura?
R. No soy agorero, pero lo veo con preocupación. Voy a decir una frase terrible del artista donostiarra Rafael Munoa que he hecho mía: "No quisiera ser joven hoy". Es terrible, porque representa el antimito de Fausto, que quería ser joven. No siento envidia de ser joven hoy, poque está tan abierto el futuro que no sé qué va a pasar. Veo un horizonte planetario en el que, o bien hay políticas alternativas y sostenidas, o esto va a explotar.
P. La tensión política ha deteriorado la convivencia en Euskadi en los últimos años.
R. Se degradó mucho tras la ruptura de la tregua, pero el momento clave de la degradación fue cuando se rompió el Pacto de Ajuria Enea y fracasó el plan Ardanza. Se pasó del enfrentamiento de demócratas contra violentos a dar el salto letal de enfrentar a constitucionalistas contra nacionalistas.
P. ¿Tras este deterioro cree posible la coinvivencia o la reconciliación?
R. No hago casus belli de la palabra, si debe ser reconciliación o convivencia. La reconciliación tiene dos niveles: la personal, que no se puede imponer, y la pública y social. Tengo que recordar que para alcanzarla no sirvió el modelo de la Transición, que consistió en olvidar y pasar página. Un fenómeno de amnesia que incluso dio lugar a una amnistía con la esperanza fallida de acabar con ETA. Tampoco sirve la solución de machacar al vencido adoptada tras la guerra civil.
P. Pero ahora no se trata de una guerra. ¿Qué propone para mejorar la convivencia?
R. Estamos en el final de una guerrilla urbana de signo nacionalista revolucionario. Creo que hay fracturas evidentes y una fractura social no se puede dejar pudrir. Hay que crear foros de encuentro entre personas de sensibilidades distintas, no hacer un foro donde sólo haya víctimas y otro donde estén los ex presos de ETA; ése es el modelo irlandés.
P. ¿Qué papel atribuye a las víctimas en este proceso?
R. Las victimas no existen como categoría uniforme. Una vez que la justicia haya hecho su trabajo y hayan tenido un reconocimiento social y pecuniario, no cabe hablar de su papel como si fueran una unidad.
P. Existe un reproche al nacionalismo de haber sido poco compasivo con las víctimas.
R. El nacionalismo no ha estado en primera fila de apoyo a las víctimas. Ha ido a remolque y eso me ha supuesto una incomodidad personal. También me incomodaron quienes negaban que un nacionalista pudiera estar próximo a las víctimas, o incluso serlo.
P. Aunque no puede haber contrapartidas políticas, Ibarretxe ha asumido la autodeterminación defendida por ETA.
R. No se diferencia de lo que ha sido la esencia del nacionalismo. Creo en la teoría del péndulo nacionalista, que se ha ido moviendo en razón de las circunstancias. Si atiendo a los planteamientos de un Imaz y leo hoy a Arzalluz, me digo que no estamos en un mismo partido. Le pasa lo mismo a EA.
P. ¿Donde sitúa a Ibarretxe?
R. Le tengo mucho cariño al lehendakari, aunque a veces no me gusta lo que dice. Es muy honrado y creo que, defendiendo la autodeterminación, pretende recuperar a la izquierda abertzale para la democracia. Pero el nacionalismo con el que yo comulgo es el de Imaz y el de Galdós en EA, porque es un nacionalismo moderno, pactista.
P. ¿El Montenegro que defiende todo el nacionalismo de derechas y de izquierdas le parece una salida para Euskadi?
R. Es la salida para los defensores de un Estado vasco, es decir el alma más soberanista, porque se lo han puesto en bandeja con lo que está ocurriendo en Europa.
P. Euskadi no es comparable ni por la propia historia.
R. Sí y no. La historia, es decir el que haya sido o no independiente hace siglos, no justifica nada. Lo que justifica en última instancia la decisión de una colectividad es lo que quiere hacer esa colectividad.
P. ¿Si tuviese que decidir ahora votaría la independencia?
R. Según cómo se plantee.
P. Con la misma pregunta que se ha hecho en Montenegro.
R. No tenemos necesidad de trabajar ahora por un Estado independiente, pues nuestra sociología es diferente a Montenegro. Si se acentúa el independetismo antiespañol, ese nacionalismo irá de capa caída, porque la masa social es muy vasca, pero no es antiespañola. Ahí estoy yo. Pero si la identidad vasca no es suficientemente respetada por la mayoría española y se impusieran las tesis de parte del PP, Alcaraz o la COPE, aumentará el sentimiento independentista y, si eso va a mayores, yo también soy independentista.
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