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Tribuna:La reforma del Esatuto
Tribuna
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Identidad nacional y derechos sociales

Todos los grupos parlamentarios han votado favorablemente en el Congreso de los Diputados la admisión ha trámite del Estatuto de Andalucía. Sólo el PP ha votado en contra, atrincherado en un modelo de España centralista y preconstitucional.

El Estatuto es solidario y parte de nuestra identidad. Andalucía es un territorio histórico con una rica trayectoria de civilizaciones y de culturas, que integra hoy, como tierra de acogida, una diversidad social que la enriquece y fortalece.

Andalucía ha representado el mayor grado de esplendor cultural económico en muchos momentos de su historia. Desde Tartessos al corazón de la Bética; desde la capitalidad de Al-Ándalus a la Andalucía de los siglos de Oro; del impulso al liberalismo hasta las nuevas corrientes artísticas de 1927, Andalucía ha sido rica en experiencias y en aportación cultural para el conjunto de España y del mundo. Ha sido Andalucía tierra de encuentros, de fusiones, de convivencias creadoras de un espíritu abierto y solidario que alcanza hasta el presente.

El Estatuto de Autonomía de Andalucía es el fruto de la lucha histórica del pueblo andaluz, de su compromiso transformador por mejorar sus condiciones de existencia y por legitimar sus señas de identidad, que tiene su expresión política en el autogobierno alcanzado.

El proceso de la conformación de la Andalucía actual como entidad política con territorio definido, identidad propia y capacidad de autogobierno es paralelo a la historia del constitucionalismo español, y, por tanto, ha estado sujeto a los mismos avatares sociales y políticos que ha sufrido éste.

Durante la I República Federal, establecida en 1873, se constituyen en varias ciudades y comarcas de Andalucía Juntas y cantones. Estas primeras experiencias de autogobierno servirían de base para la redacción de la Constitución Federal Andaluza, realizada en Antequera en1883, que es el primer texto en el que se plasma la voluntad política de que Andalucía se constituya como entidad política con capacidad de autogobierno.

En la Asamblea de Ronda de 1918 fueron aprobados la bandera andaluza y el escudo.

Durante la II República Española el movimiento autonomista cobra un nuevo impulso. En 1933 la Junta Liberalista de Andalucía aprueba el himno andaluz, se forma en Sevilla la Pro-Junta Regional Andaluza y se proyecta un Estatuto, Y se proclama a Blas Infante como Presidente del organismo Acción Pro-Estatuto en 1936.

El golpe de estado de julio de 1936, contra las instituciones legales y democráticas de la República, abre una guerra civil y rompe el camino de la autonomía de Andalucía, al imposibilitar que la tramitación parlamentaria de Estatuto de Autonomía culminara con su aprobación en el Congreso de los Diputados y al ser fusilado Blas Infante, Padre de la Patria andaluza.

Es en la reciente etapa democrática donde Andalucía expresa con más firmeza su identidad como pueblo a través de la lucha por la autonomía plena.

Las multitudinarias manifestaciones del 4 de diciembre de 1977, dan un especial carácter popular y social a la conquista de la autonomía andaluza. Los andaluces ven en la reivindicación de su autonomía la mejor herramienta para superar desequilibrios, mejorar sus condiciones de vida y solucionar problemas históricos.

El referéndum del 28 de febrero de 1980 supone la conquista del acceso ala autonomía plena mediante el artículo 151 de la Constitución y sus resultados abren el camino no sólo a Andalucía, sino también al resto de las Comunidades, a la obtención de las mismas cotas de autogobierno ,rompiendo la posibilidad de un Estado desigual.

Esta lucha singular del pueblo andaluz por su autonomía es la que le da derecho a reclamar la máxima capacidad de autogobierno e igual rango político y tratamiento equiparable con cualquier otra comunidad autónoma de España. Ello supone hoy la consideración de Andalucía como una nación que se constituye como comunidad autónoma, en el marco del artículo 2 de la Constitución Española.

Andalucía en su proceso de construcción nacional quiere avanzar con este Estatuto afianzando sus señas de identidad en el marco de sus relaciones solidarias con los distintos pueblos de España hacia una democracia plena que, por serlo, debe estar basada en el protagonismo colectivo y en la justicia social. Los poderes públicos deben estar así al servicio de la calidad de vida, de la paz, de la promoción indispensable de servicios públicos de calidad, de la protección integral del medio ambiente, del pleno empleo y la plena protección, de la igualdad entre hombres y mujeres, de la lucha permanente frente a las desigualdades sociales y territoriales y, frente a cualquier tipo de discriminación.

El nuevo estatuto contempla reivindicaciones históricas como la reforma agraria y la deuda histórica, y está preñado de derechos sociales, como libros de texto gratuitos, renta básica, derecho a una muerte digna, democracia paritaria, un modelo de desarrollo sostenible, amplía tres competencias incluidas las del Guadalquivir, etc..

La derecha se equivoca como se equivoco el 28 de febrero de 1980.

Finalmente un aviso a navegantes: No es buena cosa herir los sentimientos del pueblo andaluz.

Antonio Romero Ruiz es portavoz de IULV-CA en la Comisión del Estatuto

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