La ciudad sustituida
La luna es un cadáver en lo alto de la noche, y la gente es el murmullo de la historia, y esta noche llena de luna y llena de gente se ha juntado un buen puñado de personas en el café-teatro Llantiol para celebrar, con unos cuantos días de retraso, el 75º aniversario de la proclamación de la II República, y así hemos aclamado el cumpleaños de algo que no existe. O acaso ocurre todo lo contrario, y la noche es un cadáver que descansa junto a la luna, y la historia es un ruido extraño que hace la gente, y si celebramos el aniversario de la II República es porque ésta continúa existiendo, e incluso si hubiera una tercera república seguiríamos aclamando la segunda, porque no hay nada más verdadero que los sueños.
Ricard Martínez ha realizado un documental sobre la proclamación de la República partiendo de placas estereoscópicas
Noche de sueños y de república, y también de estereoscopia. Ricard Martínez, de 43 años, que ha estudiado Imagen y Fotografía en Bellas Artes, y que trabaja como jefe de producción en una empresa de publicidad, presenta su documental en relieve La ciutat substituïda. "Lo he titulado así porque considero que la desaparición de la república implicó una sustitución de toda la ciudad". Ricard Martínez ha hecho un delicioso documental sobre esta sustitución, y en él busca lo que el tiempo va dejando a su paso. A Ricard Martínez, que tiene una poética y una política del tiempo, le gusta andar de anticuarios y coleccionar fósiles fotográficos. Así encontró una caja con 10 placas de vidrio, que eran fotos en tres dimensiones tomadas en Barcelona durante las primeras horas de la mañana del 14 de abril de 1931. "Se trataba, sin duda, de un fotógrafo aficionado, de un curioso que salió aquella mañana de elecciones municipales a retratar el ambiente de la ciudad, y ahora nos encontramos con que había fotografiado los instantes previos a la proclamación de la II República". Entonces, a Ricard Martínez se le ocurrió localizar esos 10 escenarios, algunos de los cuales estaban en la plaza de Catalunya, las Ramblas, el Paral.lel, la academia militar de Sant Agustí Vell, la plaza de Sant Jaume y en la fachada de la redacción de El Matí, y volver a fotografiarlos casi 75 años después reconstruyendo el mismo encuadre de cada placa, la misma luz del día para cada uno de los escenarios... y a esto lo ha llamado "arqueología del punto de vista", y le ha dedicado más de un año de trabajo y ha recurrido a la ayuda de 38 amigos. Luego, Ricard Martínez ha alternado las fotos antiguas y las modernas, y al proyectarlas seguidas uno ve que donde antes había una muchedumbre de gorra y sombrero ahora hay tiendas y gente sin sombrero, y lo que ayer era una manifestación de gente alegre hoy son unos contenedores junto a la acera, y que no es la misma la plaza de Sant Jaume con un gentío que se preocupa por los acontecimientos, que con un gentío que pasa de largo, y mientras van discurriendo lentamente estas imágenes uno empieza a pensar en lo rápido que corren las cosas. Detrás de las mesas, desde donde los asistentes contemplamos la proyección con gafas de celofán rojo y azul que reproducen las tres dimensiones, y que han sido repartidas por la agradable presidenta de la Sociedad Estereoscópica Republicana, Eulàlia Rocamora, que para la ocasión luce corsé, barretina y banda tricolor, al fondo del teatro, digo, la pianista Núria Sánchez toca en un piano de pared cuplés y tonadillas, algunas con música de Retana, que evocan los brindis trágicos de la Raquel Meller o la soberbia calesera de la Goya, y en ese instante uno se da cuenta de lo bien que les sienta a los puños en alto una música pasada de moda, y le entra un escalofrío. "Los tiempos han pasado, y la gente también ha pasado; pero los objetos han seguido en el mismo sitio", apunta Ricard Martínez. "Para hacer estas fotos, me he subido a las mismas peanas que utilizó el fotógrafo original. A veces me encontraba con un banco moderno, pero en todo caso seguía habiendo un banco en el mismo sitio. Otras veces la silla de un bar ha permanecido en el mismo lugar durante más de 70 años; aunque no fuese exactamente la misma silla, sí que se trataba exactamente del mismo bar y se encontraba exactamente en el mismo emplazamiento. Puede decirse que lo que permanece es el atrezzo, que los objetos muestran una resistencia particular a desaparecer... De entre todos los cambios que me he encontrado al realizar el documental, el principal es que el fotógrafo no es el mismo".
Al terminar la proyección de La ciutat substituïda, Ricard Martínez explica a la concurrencia que acaba de enterarse de que el anónimo fotógrafo de las placas fue un notario o abogado llamado Joan Fontanillas, y que murió en 1936, y que nada más sabe de él. El documental La ciutat substituïda incluye, junto con la película principal, titulada 14 d'abril, las piezas breves Passeig de Gràcia-Mallorca y Cinc d'Oros. En la primera se proyectan unas fotos tomadas el 1 de marzo de 1936 que muestran la entrada del presidente Lluís Companys en Barcelona tras su presidio en el puerto de Santa María. En el segundo, una película recoge la entrada de las tropas franquistas por la Diagonal, y cuando se encienden las luces del Llantiol lo que ha quedado en las retinas de los asistentes es la imagen de una ciudad sustituida.
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