Guipúzcoa gastará 97 millones más en el nuevo cinturón donostiarra
La Diputación se compromete a iniciar el 1 de octubre las obras entre Rentería y Astigarraga
Antes incluso de comenzar las obras, la inversión prevista para la construcción del segundo cinturón de San Sebastián se ha disparado en un 44%. Si a fines de 2004 la Diputación de Guipúzcoa anunció que el coste de la infraestructura iba a ascender a 220 millones, ayer elevó esa cifra hasta 317 millones. Tras acumular más de tres años de retraso sobre su previsión inicial, la institución foral se compromete ahora a comenzar las obras el próximo 1 de octubre en el tramo Rentería-Astigarraga, de 8,9 kilómetros.
El segundo cinturón de San Sebastián es la inversión pública más importante de Guipúzcoa, según reconoció ayer el diputado general, Joxe Joan González de Txabarri. Sumará 16,7 kilómetros de carretera entre Lasarte-Oria y Rentería que bordearán por el sur la capital guipuzcoana y quedarán integrados en la autopista A-8. La infraestructura resulta trascendental para descongestionar el tráfico que actualmente atraviesa la variante donostiarra, uno de los puntos de mayor siniestralidad de la red de carreteras de la provincia.
El Consejo de Diputados dio ayer su visto bueno al proyecto de construcción, el último trámite administrativo antes de licitar y adjudicar las obras. La inversión prevista asciende ahora a 317 millones de euros, casi 100 millones más que el coste anunciado por la Diputación cuando en noviembre de 2004 aprobó el proyecto de trazado. El Departamento de Carreteras sostiene que esta importante desviación (un 44% por encima de lo previsto) es habitual en una infraestructura de esta magnitud.
Entre las diferencias técnicas más apreciables que pueden justificar este cuantioso incremento económico figuran la longitud de la autopista -500 metros más-, los túneles -pasa de cuatro a seis pasos subterráneos- y los viaductos -se reducen de 33 a 14-. La institución foral hace constar que las medidas de corrección ambiental que se han incorporado al proyecto de construcción suponen otro factor que encarecerá la obra.
La construcción de esta autopista de peaje se realizará en dos fases. La primera, entre Rentería y Astigarraga, de tres carriles y 8,9 kilómetros de longitud, arrancará el próximo 1 de octubre. El Consejo de Administración de Bidegi, la sociedad foral que gestiona las autopistas de Guipúzcoa, acordó ayer sacar a licitación este trazado por 193,6 millones. Cada kilómetros de carretera costará 21,7 millones. Este tramo incluye en sus dos extremos el complejo enlace con la A-8 a la altura de Rentería, por un lado, y el nudo que conectará el segundo cinturón con la autovía del Urumea en Astigarraga, por otro.
Apertura en 2009
Bidegi tiene previsto sacar a concurso este mismo año (en octubre o noviembre próximos) el tronco restante de la autopista, aunque los trabajos comenzarán a lo largo de 2007. Son los 7,8 kilómetros que separan Astigarraga de Lasarte-Oria, donde se creará una conexión con la N-I y una incorporación a la A-8 en las proximidades de la gasolinera de Aritzeta. Este trayecto contará con dos carriles en cada sentido. Txabarri y el director general de Bidegi, Néstor Arana, aseguraron que el segundo cinturón estará en servicio en su totalidad a finales de 2009.
La Diputación no ha concretado todavía cuántos puestos de peaje instalará en esta variante, ni la tarifa que deberán pagar los usuarios. No está descartado que el precio del peaje del segundo cinturón resulte más caro que en el resto de las autopistas, donde los conductores habituales guipuzcoanos pueden beneficiarse de descuentos.
Los 16,7 kilómetros de vial discurrirán por un terreno complicado atravesando los municipios de Usurbil, Lasarte-Oria, Hernani, Astigarraga, San Sebastián, Rentería y Oiartzun.
Txabarri repitió ayer que el segundo cinturón supone cerrar "el tercer tomo de la trilogía" viaria guipuzcoana, formada por la A-15 (San Sebastián-Pamplona) y la A-1 (Eibar-Vitoria). La apertura de este nuevo vial permitirá aliviar la saturación circulatoria que soporta la A-8 a su paso por San Sebastián, que alcanza ya una media diaria de más de 100.000 vehículos, una cuarta parte de los cuales son pesados.
Arana calculó que, en los primeros años de funcionamiento, el segundo cinturón atraerá a 32.000 turismos y 8.000 camiones al día. Además de absorber gran parte del tráfico de paso por Guipúzcoa, contribuirá a mejorar los accesos a la capital, destacó el máximo responsable de Bidegi.
Preocupación ambiental
La Diputación de Guipúzcoa destacó ayer que en la redacción del proyecto de construcción ha prestado especial cuidado en minimizar las afecciones medioambientales. La obligación de adecuarse a las exigencias de la declaración de impacto ambiental y la voluntad de integrar al máximo la obra en el territorio han guiado la definición del proyecto.
Entre las medidas de protección ambiental, Néstor Arana resaltó la elaboración de mapas de ruido a lo largo de todo el recorrido. En los puntos con mayor intensidad acústica se instalarán pantallas antirruido para que el tráfico "moleste lo menos posible".
Los excedentes de obra y excavaciones se depositarán en varios vertederos, cuya ubicación ha sido seleccionada teniendo en cuenta "criterios para recuperar áreas degradadas" existentes en las cercanías de la nueva carretera o en "terrenos naturales carentes de méritos ambientales".
En las proximidades de la zona de Perurena (Oiartzun), se creará una "agroaldea" en los márgenes de la variante. Tendrá unos 35.000 metros cuadrados y se cederá a los agricultores cuyas explotaciones van a ser ocupadas por esta infraestructura. Los damnificados suman alrededor de 60 personas, según el responsable de Bidegi, quien no pudo precisar el número de fincas afectadas.
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