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Reportaje:Universidad

Los exámenes no se tocan

Estudiantes de la UPV aceptan las reclamaciones del profesorado, pero rechazan ser usados como moneda de cambio

Los exámenes suponen el momento menos agradable del curso académico. El balance de todo un año se decide en un mes de nervios, concentración máxima, muchas horas de estudio y pocas de descanso. Son escasos quienes disfrutan con estas evaluaciones en cadena, pero los alumnos de la Universidad del País Vasco (UPV) no parecen muy dispuestos a quedarse sin este mal necesario por la protesta de sus profesores sobre sus condiciones salariales. A expensas de lo que pueda suceder el próximo jueves en la reunión que mantendrán los sindicatos, el Gobierno y el Rectorado, las centrales, después de tres jornadas de huelga en las que lograron paralizar la actividad de la universidad pública, ya han amenazado con alterar la normalidad del fin de curso si no se aborda una negociación "real" de sus demandas.

"¿Es que no se habían dado cuenta antes de que no cobraban lo que querían?"
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A lo largo de los campus se han comentado todo tipo de fórmulas sobre cómo se traduciría esa advertencia -actas de exámenes sin firmar y, por tanto, sin validez oficial, traslado de los exámenes a julio,...- que no agradan en absoluto a los alumnos que ya ocupan aulas de estudio y bibliotecas con la mirada fija en las pruebas de junio. En líneas generales, su postura se resume en "reivindicaciones sí, pero con exámenes".

Ninguno de los estudiantes con los que ha hablado este periódico pone en duda el derecho de los docentes a reclamar. Sin embargo, rechazan la posibilidad de que sus exigencias repercutan de forma negativa en el periodo decisivo del curso.

"En principio, a mí la protesta no me parece mal. Entiendo que es lógico que pidan un aumento en su salario cuando está por debajo del de un profesor de instituto", afirma David Ferrer, estudiante de cuarto de Ingeniería. Su compañera Ilune Barañano defiende la misma opinión, aunque se queja del momento elegido por los docentes para sus movilizaciones. "Lo extraño es que hayan comenzado con sus demandas justo ahora, cuando más consecuencias pueden tener las huelgas para nosotros. ¿Es que no se habían dado cuenta antes de que no cobraban lo que querían?", se pregunta.

Ferrer, pese a comprender las quejas de los docentes, no cree que los alumnos estén dispuestos a asumir los efectos negativos de las protestas. "El alumnado se pondrá en su contra si sus problemas nos afectan en los exámenes. Yo considero justas sus reivindicaciones, pero no sus métodos si afectan a quienes no tenemos nada que ver con sus exigencias", destaca.

Ambos afirman sentirse "tranquilos" porque están seguros de que las evaluaciones se van a respetar. "Varios profesores nos han dicho que no nos van a dejar sin exámenes", precisan.

No es ése el mensaje que ha recibido Maite, alumna de tercero en la Escuela de Empresariales de Bilbao. "Algún profesor nos ha comentado en clase que si no se llega a un acuerdo no nos van a firmar las actas de los exámenes. Y eso es un problema, porque sin firma de actas, no hay reconocimiento oficial de las notas", alerta.

Iratxe Fernández, estudiante de tercero de Ingeniería Técnica de Telecomunicación, habla sobre la huelga mientras participa en el patio de la Escuela de Ingenieros de Bilbao en el Día de la Cocina, una iniciativa solidaria en la que los estudiantes construyen hornos solares con cartón y papel de aluminio, asan distintos productos y los comen. Fernández, miembro de Ingenieros Sin Fronteras, no está muy conforme con la actitud de los profesores. "He oído que quieren que protestemos por ellos y que van a trasladar los exámenes a julio. A mí no me parece mal la huelga, pero no estoy de acuerdo en que nos utilicen", recalca.

Inés Saiz, alumna de cuarto de la Facultad de Económicas de Sarriko, no cree que la intención de los docentes sea crear dificultades a sus alumnos. De hecho, ha visto ejemplos de lo contrario. "Hemos tenido profesores que, aunque habían secundado la primera huelga, no lo han hecho con la segunda para que no perdiéramos días de clase y se quedara sin ver parte de la materia. Por eso, yo creo que no nos van a hacer pagar los efectos de la huelga", indica.

Campos confía en que el diálogo resuelva el conflicto

El consejero de Educación, Tontxu Campos, de EA, rompió ayer su silencio sobre el enfrentamiento con los profesores de la UPV por su situación salarial para mostrar su confianza en que con el diálogo se va a poder alcanzar un acuerdo.

Tras el fallido intento de finales de abril, la consejería tendrá de nuevo el próximo jueves la oportunidad de transformar esa esperanza en una realidad en la reunión que mantendrá con los sindicatos y el Rectorado. "Todos hacemos una apuesta por la universidad pública vasca, por su calidad, eficiencia y su capacidad para generar conocimiento y transmitirlo a los jóvenes", señaló el consejero ayer.

Campos insistió en su apuesta por el diálogo como medio para solucionar un problema que ha motivado ya tres jornadas de huelga general en la UPV, todas ellas con un seguimiento muy mayoritario, y que puede materializarse en nuevas movilizaciones en periodo de exámenes si las conversaciones no tienen éxito. "Del diálogo aprendemos mucho más de la otra parte y, consecuentemente, se comprende mucho mejor a la otra parte", precisó.

Fuentes de Educación ya anunciaron la pasada semana, cuando se hizo pública la fecha para la nueva reunión, que la consejería ofrecerá esta vez a los sindicatos "algo tangible" con lo que poder entablar la negociación "real" que éstos reclaman.

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