_
_
_
_
_

Un general francés se niega a declarar ante los jueces del 'caso Clearstream'

Nuevos documentos muestran que Chirac conocía la campaña contra Sarkozy

La pasión grafómana del general Philippe Rondot sigue complicando la vida al presidente de Francia, Jacques Chirac, y al primer ministro, Dominique de Villepin. Éstos han declarado en varias ocasiones: "Nunca pedimos que se investigase a Sarkozy", ministro del Interior y favorito de la derecha para las próximas presidenciales. El diario Le Monde ha publicado nuevas notas de Rondot, entre ellas una carta del general a Villepin en la que se habla de que conviene "actuar con prudencia, en un marco secreto y teniendo en cuenta eventuales manipulaciones políticas, tal y como te ha dicho el presidente". Rondot se refiere también a la supuesta cuenta corriente que Chirac tendría en Japón.

El polémico asunto está envenenando la ya crítica situación política de Francia

Ayer Rondot fue conducido por cuatro agentes de la policía judicial ante los jueces que instruyen el sumario del llamado caso Clearstream. Se negó a responder, porque los jueces instructores -Jean Marie d'Huy y Henri Pons- no admitieron la posibilidad de que lo hiciera como testimonio asistido por su abogado y "porque rehúsan dejarme acceder al dossier" y "reencontrar esas notas que no he leído desde hace dos años y medio".

Precisamente esas notas, sabiamente destiladas por el prestigioso rotativo Le Monde, son las que hunden, cada día un poquito más, el sistema de defensa de Dominique de Villepin y Chirac, a los que de nada sirve el gesto elegante del mutismo de Rondot, el superespía que atrapó al famoso terrorista Carlos.

El general de los servicios secretos entretuvo ostentosamente su silencio ante los jueces con la lectura de Los siete pilares de la sabiduría, de su admirado coronel T.E. Lawrence, y salpicándolo de un sistemático "me niego a responder a su pregunta" dirigido a quienes pretendían interrogarle.

Para acabar de complicar la situación de Villepin ayer también el canal de televisión de información continua LCI anunció que el primer ministro intervino, en marzo de 2004, para que liberasen a Imad Lahoud, el informático de quien se sospecha modificó los listados de Clearstream. Lahoud estaba en la cárcel precisamente acusado de estafa realizada gracias a la informática.

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

Hasta ahora, Villepin y Chirac han podido justificar su comportamiento irregular -utilización de los servicios secretos del Estado al margen de cualquier respeto de los procedimientos estipulados-, alegando que ellos mismo necesitaban saber qué había de cierto en todo el caso Clearstream. Hasta aquí no hay delito, aunque sí una evidente chapuza política, pero los jueces investigan un caso de "denuncia calumniosa", es decir, voluntariamente falsa y que implica, sin que haya razones para ello, a Nicolas Sarkozy y a varios otros líderes de la izquierda con posibilidades de ser candidatos a la presidencia.

En varias fichas manuscritas, Rondot escribe "proteger D. de V.", o sea, al primer ministro. Y para el general, "la espada de Damocles" que pende sobre la cabeza de D. de V. aparece ligada "al papel de JLG" (Jean-Louis Gergorin, la garganta profunda que filtró el listado de Clearstream) y al "interrogatorio de Imad Lahoud: ¿qué ha dicho?", se pregunta inquieto.

Más adelante, el mismo Rondot se hace aún más explícito en esas notas al interrogarse sobre si "Lahoud sabe muchas cosas de JLG que impliquen a D. de V. y al juez VR".

En cualquier caso, el espía con incontinencia de escritura se recuerda a sí mismo que "hay que proteger a D. de V. y a PR" (presidente de la República), con lo que implica directamente a ambos.

El llamado caso Clearstream está envenenando la situación política francesa y ha justificado ya que los socialistas presentasen una moción de censura contra el actual Ejecutivo. Por primera vez en muchos años, la centrista y demócrata-cristiana UDF (Unión por la Democracia Francesa) votó la semana pasada junto con los socialistas por estimar que Chirac y Villepin ponen en peligro las instituciones de la V República. Y lo que es más grave: 200 diputados de la mayoritaria UMP (Unión para un Movimiento Popular), dirigida por Sarkozy, se ausentaron de la Asamblea Nacional en el momento del voto para no tener que respaldar explícitamente a un Villepin que desearían ver cesado.

Chirac y Villepin, en varias oportunidades, han querido dar por cerrado el asunto, pero nuevos documentos escritos por el general Rondot y revelados por distintos medios de comunicación han vuelto a relanzar el embrollo.

El general Philippe Rondot, tras comparecer ante los jueces ayer en París.
El general Philippe Rondot, tras comparecer ante los jueces ayer en París.REUTERS

Una historia que tiene hartos a los franceses

La opinión pública no se interesa por el caso Clearstream: demasiado confuso, demasiada politiquería, imposible seguir el hilo. Ésa es la principal baza con que cuenta el primer ministro para que nadie le reproche las contradicciones en las que ha incurrido al intentar explicarse.

En realidad, al margen de una turbia operación de espionaje destinada a manchar el buen nombre de varias personalidades, Clearstream comienza, en 1990, con las comisiones ocultas que pagaron las autoridades de Taiwán tras comprar una serie de fragatas y aviones franceses. Algunos militares de Taiwán ya fueron juzgados por haberse enriquecido gracias a ese contrato. Los nombres de los franceses implicados permanecen en la sombra.

El sistema Clearstream pasa por ser una red de blanqueo de dinero y evasión de capitales situada en Luxemburgo. El listado filtrado por Jean Louis Gergorin, antiguo número dos de Airbus, implica sobre todo a personajes del mundo industrial y financiero. Los políticos aparecen después, tras una grosera manipulación informática. Pero a pesar de que muy pronto se descubrió que la inclusión de los políticos era fruto de esa manipulación, Dominique de Villepin pidió al general Rondot que siguiese investigando "porque algo debe haber cuando toda esa gente tan importante se mueve y se inquieta". No podía admitir que su gran rival político, Nicolas Sarkozy, saliese libre de culpa.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_