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Reportaje:

Programas informáticos en lugar de libros

La red inalámbrica en la Universidad de Almería dispara las peticiones de material y publicaciones en la biblioteca

Es época de exámenes y Cristina, Isabel y Presen, estudiantes de cuarto curso de Administración y Gestión de Empresas, tienen que madrugar si quieren "pillar" uno de los 32 ordenadores portátiles que la biblioteca Nicolás Salmerón del campus de la Universidad de Almería (UAL) presta a los usuarios del edificio, amén de los 120 ordenadores de mesa existentes en dos salas. La dirección deja las máquinas durante dos horas a los alumnos, que se mueven por pasillos, salas de trabajo en grupo o salas de lectura con total libertad pero sin salir del edificio. Para estas tres amigas la iniciativa resulta perfecta. "Nos evita tener que quedar por las tardes para hacer los trabajos. Cuando tenemos horas sueltas aprovechamos y nos venimos a la biblioteca para hacer los trabajos de grupo que, en este curso, han sido muchos. De no haber sido así habríamos tenido que quedar expresamente, y no todas vivimos en Almería capital", explica Isabel.

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La biblioteca universitaria fue el primer edificio del campus almeriense totalmente inalámbrico donde poder hacer uso de los ordenadores sin necesidad de enchufes. Estudiantes y profesores tienen acceso a la red desde 2003. La empresa arrancó entonces con sólo 10 máquinas y otras tantas tarjetas de red wifi en virtud de un convenio que la UAL firmó con la empresa almeriense Hispatec. El rotundo éxito propició la revisión de la red inalámbrica para eliminar los "puntos oscuros" del edificio en los que no existía cobertura. Hoy son ya 32 ordenadores los que se ofertan y se piensa en aumentar su número para el próximo curso. El anuncio no es gratuito, ya que de los casi 4.900 préstamos de portátiles realizados durante el año 2004, en esta biblioteca se pasó a más de 23.000 durante 2005.

"Los usuarios cada vez solicitan más herramientas de software para hacer sus clases prácticas. Es curioso pasear por las salas de trabajos en grupo y ver a los alumnos preparando presentaciones en Power Point", explica José Juan Moreno, director de la biblioteca. Los formatos electrónicos empiezan a comer terreno a las peticiones de libros o revistas en formato papel. Lo que podía resultar impensable hace unos años, en el campus almeriense es ya una realidad.

El ordenador que Cristina, Isabel y Presen han logrado conseguir de préstamo está protegido de posibles descargas de programas informáticos ilegales. Su uso ya no diferencia a estudiantes de tercer ciclo -los más relacionados con portátiles hace tan sólo unos años- de los que no lo son. El acceso a la red de la UAL está limitado a los miembros de la comunidad universitaria con una contraseña y un número en clave que permite al alumnado beneficiarse de todos los servidos informáticos. El salto digital ha motivado también la formación del personal laboral con una introducción en tecnología informática para atender a los usuarios. "En una ocasión tuvimos la visita de un profesor de Noruega que llegó con una configuración bastante extraña en su portátil. Tuvimos que configurar el ordenador con arreglo a nuestro campus", relata Moreno.

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Las tres alumnas de gestión y administración de empresas, como el resto de matriculados en la UAL, pueden llevarse impreso a casa el trabajo realizado en grupo con el portátil en préstamo, ya que cada máquina dispone de un puerto al que enviar los archivos que el servicio de reprografía cobra a tres céntimos por folio. Las alumnas sólo encuentran una pega al servicio ofrecido por la biblioteca: "Las colas de espera para devolver el material o retirarlo deberían estar diferenciadas entre los ordenadores y el material bibliográfico", apunta Cristina.

Junto al de Almería, el campus de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla y el campus de El Carmen en Huelva son las únicas universidades andaluzas que cuentan en la actualidad con una cobertura inalámbrica al 100% en sus instalaciones. Una inversión de casi un millón de euros por parte de la Consejería de Innovación, Ciencia y Empresa -cuya aportación universitaria ha sido sólo del 18% entre Sevilla y Huelva, ya que la de Almería ha quedado exenta- ha hecho posible, por ejemplo, trabajar con portátiles desde los invernaderos que la UAL posee a varios kilómetros de distancia del campus.

Universidades como Málaga, Córdoba o el campus onubense de La Rábida se encuentra aún en el proceso de elaboración de anteproyectos para habilitar sus instalaciones con un presupuesto que supera el millón de euros y no estarán listos hasta septiembre. La Universidad de Sevilla tiene previsto terminar las actuaciones en octubre. En un campus como el almeriense (12.000 estudiantes) las necesidades están "prácticamente cubiertas". Sólo la semana pasada se computaron 900 registros de personas que accedieron a su red inalámbrica. "Simbólicamente hay unas 100 personas al día que hacen uso de la red, sin contar los 3.000 equipos conectados que existen en el campus", explica el director de comunicaciones del Vicerrectorado de Ordenación Académica y Tecnologías de la Información de la UAL, Diego Pérez.

La pretensión de la Junta es llegar al resto de los campus andaluces, que tendrán que esperar pese a la creciente demanda de un servicio eficaz tanto en velocidad de acceso a Internet como en cobertura. La Consejería trabaja en paralelo en el llamado espacio de movilidad único andaluz, mediante el cual un alumno de cualquier universidad andaluza pueda hacer uso de la red inalámbrica de otro campus con sólo teclear una contraseña. La medida vendría a complementarse con el proyecto internacional Eduroam, cuyo objetivo es dar conectividad y movilidad entre las distintas redes inalámbricas de investigación mundiales.

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