El goleador que destripa a los rivales

En el último minuto del último partido de Liga, David Villa, de 24 años, le arrebató el balón a su compañero Hugo Viana y lo plantó en el césped del Reino de Navarra, a unos 20 metros del meta osasunista Ricardo. Marcó, claro. Su gol número 25, esta vez de falta. Pero podía haber sido de penalti (seis), de cabeza (cuatro), con la derecha (nueve) o con la izquierda (cinco). Variedad no le falta. El delantero del Valencia ha sido un rematador implacable, con un porcentaje de acierto en los disparos a gol de un 26%, muy superior al de sus rivales goleadores: Eto'o (16%), Ronaldinho (15%), Diego Milito (20%), Ronaldo (19%), y Baiano, Fernando Torres y Raúl (los tres el 13%).

Curiosamente, Villa comenzó de reserva, ante el Betis en Mestalla. El titular era Mista. Y en el segundo partido, ante el Zaragoza en La Romareda, el elegido fue Di Vaio. El atacante asturiano salió al final, empató el encuentro (2-2) e inició el despegue. "Empezó de suplente", explica Fran Escribà, segundo entrenador del Valencia, "porque venía de un club [el Zaragoza] en el que sólo se le exigía marcar. Nosotros echábamos de menos más trabajo colectivo que pronto aportó". Se ganó la confianza del entrenador, Quique Flores, y superó, con esos 25 tantos, la primera temporada de Mario Kempes en Mestalla (24 goles).

Ha llegado fresco al final y se ha interesado por las debilidades de los metas contrarios

"Técnicamente es muy completo", analiza Escribà, "arma muy bien las dos piernas, no necesita casi espacios y tiene un disparo seco. Es muy tranquilo ante la portería contraria. Con el control orientado, gana un metro y después protege muy bien la pelota con el cuerpo, como hacía Mijatovic. Se ha interesado, además, por las debilidades de los porteros rivales". Y, en consonancia, ha variado la forma de lanzar los penaltis -siempre disparaba cruzado, a la derecha del portero- y ahora es un misterio: todo con tal de despistar a los adversarios bien informados. ¿Su regate preferido? La bicicleta, sobre todo cuando arranca desde el perfil izquierdo. Precisamente ahí donde quiere colocarlo Luis Aragonés en la selección. "Puede adaptarse a ese puesto", apuesta Escribà. A ése y a cualquiero otro de la delantera porque Villa ha llegado muy fresco al final del campeonato, según le confesó al preparador físico. Físicamente, no es que sea explosivo como Giuly, el francés del Barça, pero sí tiene una frecuencia muy buena en los 20 metros. Respecto a la mentalidad, Escribà concluye: "La presión la llevaba muy bien ya desde el principio. Es muy maduro".

Una madurez que adquirió en su estancia de dos años en el Zaragoza, donde le entrenó Víctor Muñoz: "Lo más importante", dice el ya ex técnico zaragocista, "es que, al principio de temporada, tuvo dificultades y las superó con sobresaliente. En el gol tiene la intuición y un remate magnífico, sobre todo con la derecha. Lo valoro también porque ha mantenido una regularidad entre los goleadores de la Liga, que son todos foráneos. En el Mundial, tendrá la ilusión por ser su primera experiencia y la confianza tras su gran año. Tiende a caer por la izquierda para buscar el disparo con la derecha, pero necesita moverse por todo el ataque".

La movilidad sedujo a Javier Subirats, ex secretario técnico valencianista, que le pidió al club de Mestalla que pagara su cláusula de rescisión al Zaragoza (12 millones). "Entré en contacto con su representante, José Luis Tamargo, y me dijo que el jugador quería venir", dice Subirats. "Intentamos negociar con el Zaragoza, pero era imposible: no querían que se fuera. Tenía ofertas de Inglaterra. Yo sabía que, rodeado de buenos jugadores, iba a explotar. Así me lo han pagado en el Valencia... [con la destitución]", se lamenta Subirats.