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FRANK RIJKAARD | Mejor técnico de la Liga | Fútbol | Las estrellas de la temporada según la encuesta anual de EL PAÍS

Dibujo, estilo y títulos

Fue la apuesta personal del presidente del Barcelona, Joan Laporta, y de Johan Cruyff, quien siempre se presta a dar consejo cuando la directiva azulgrana se lo requiere. Franklin Edmundo Rijkaard (Amsterdam, Holanda; 1962) llegó al banquillo del Barça en el verano de 2003 sin hacer ruido, con un currículo exquisito como futbolista, pero poco laureado como técnico: ayudó a Guus Hiddink con la selección holandesa en el Mundial de Francia 1998, fue el técnico orange hasta 2000 y cogió al Sparta de Rotterdam en la temporada 2001-02. Después de tres ejercicios en el Camp Nou, sin embargo, ha sentado cátedra con un juego tan sugerente como cautivador. Dos Ligas, la Supercopa española y la Champions le avalan. Es además el quinto en ganar la Copa de Europa como jugador y como técnico después de Miguel Muñoz, Giovanni Trapattoni, Carlo Ancelotti y el propio Cruyff.

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"Rijkaard es el perfecto equilibrio para la mentalidad catalana, que no tiene término medio", sostiene Cruyff. Quizá su mesura le viene de cuando era pequeño, cuando discutía con su hermano sobre la preferencia de un futbolista que jugaba en la tele. "Siempre que elegía a un jugador, ese día le salía un partido malo", recuerda Rijkaard; "ahora, aunque entiendo que la gente quiere que ensalce a mis jugadores, debo callar...". La compostura, sin embargo, es algo innato en él. Pocas cosas le sacan de quicio. Antes, en su antigua casa, le ponían nervioso los jabalíes que merodeaban por el jardín. Esta temporada sólo se le ha visto tenso en el estadio de la Luz, el del Benfica, cuando el Barça malogró doce ocasiones en la ida de los cuartos de final de la Champions y golpeó el banquillo reiteradamente con las palmas de las manos. Pero nunca se le ha escuchado una palabra altisonante. Ni en 2003, cuando el equipo empezó renqueante y se puso en entredicho su continuidad. Pero llegó Davids en el mercado invernal y el Barça se erigió como el mejor de la segunda vuelta. "Nunca se queja ni pone excusas", explica Pepe Murcia, técnico del Atlético, único equipo capaz de vencerle las dos veces en este curso. "El secreto es la propia idiosincracia del Atlético, esa heróica que contrarresta el juego definido del Barça", afirma. "Pero su mejor virtud es que, sin tocar el dibujo táctico, ha sabido utilizar las características individuales de sus jugadores para adecuar el estilo de juego", conviene Radomir Antic, ex técnico barcelonista.

Ronald Koeman, ex futbolista azulgrana y nuevo entrenador del PSV, también se deshace en elogios: "El Barça es equilibrado y elegante, como Rijkaard lo era en el campo". Y añade: "El equipo no descuida la defensa, pero su ataque es tan talentoso como ofensivo, conceptos compartidos en Holanda y Cataluña". Rijkaard, precisamente, adoptó de Cruyff su idea del fútbol. "Todo está basado en el tuya-mía. La intención básica del juego de equipo sigue siendo la de recibir y pasar...", afirma. "Puedo reconocerme en este Barça, pero es de Rijkaard porque vive más tranquilo que yo", asume Louis van Gaal, ex entrenador azulgrana y ahora en el AZ Alkmaar. Y amplía: "También juega con cuatro defensas, uno más que yo. Eso debe de ser por su paso por Italia".

Rijkaard, este curso más que nunca, ha ejercido de entrenador. El pasado sólo jugó con doce futbolistas porque así lo exigieron las múltiples lesiones. "Este equipo tiene la cara de Rijkaard", resume Ronaldinho. Aunque Txiki Begiristain, el director deportivo, matiza: "Como es tan buena persona, si por él fuera, el Barça aún tendría 40 jugadores. No habría dado ninguna baja desde que llegó".

Frank Rijkaard, en un entrenamiento del Barça.
Frank Rijkaard, en un entrenamiento del Barça.ENRIC FONTCUBERTA

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