Dirigentes de Batasuna acuden a Suráfrica para adiestrarse en negociaciones políticas
Pernando Barrena y Joseba Álvarez han viajado cinco veces a Pretoria desde finales de 2003
Miembros de la ilegalizada Batasuna han viajado a Suráfrica durante dos años y medio y de manera sistemática para recibir adiestramiento sobre negociaciones por parte de veteranos del proceso de paz que culminó con ejemplar éxito en aquel país en la década pasada. Desde mucho antes de que ETA decretara su alto el fuego permanente, dirigentes de Batasuna se han reunido con miembros del Congreso Nacional Africano (CNA), el partido de Nelson Mandela, siempre de la mano de profesionales surafricanos en resolución de conflictos, cuyos servicios han contratado con el propósito de preparase para el proceso que ahora se abre en el País Vasco. Los primeros contactos datan de finales de 2003 y, desde entonces, delegaciones de Batasuna han viajado a Suráfrica en cinco ocasiones. Incluso hay un viaje programado para este verano.
En el primer viaje, pidieron información sobre cómo actuar en la clandestinidad
El Gobierno, al conocer los contactos, expresó su malestar al Ejecutivo surafricano
"Seguimos al Sinn Fein yendo a aprender de los surafricanos", afirma Joseba Álvarez
"Hay que calmar los miedos de la gente del otro lado", señala un dirigente de Batasuna
Los participantes dicen haber aprendido que no debe haber "marcha atrás" en los acuerdos
A través de conversaciones con integrantes de Batasuna, con sus asesores surafricanos y con funcionarios de los Gobiernos de Suráfrica y de España, EL PAÍS ha confirmado que la formación abertzale, considerada una organización terrorista en España y la UE, ha llevado a cabo lo que un experto surafricano calificó como "cursos de postgrado intensivo" en negociaciones políticas.
Las dos figuras más relevantes de la ilegalizada Batasuna que han emprendido estos cursos son Pernando Barrena, que ejerce como portavoz de la formación radical, y Joseba Álvarez, considerado el responsable de relaciones internacionales de los abertzales. También ha estado presente el abogado Urko Aiartza, que domina bien el inglés y que con frecuencia ha actuado de enlace entre Batasuna, rama política de ETA, y su antiguo aliado en Irlanda del Norte, el Sinn Fein, brazo político del Ejército Republicano Irlandés (IRA). Según las fuentes consultadas, en una ocasión viajó a Suráfrica un miembro de ETA que días antes había sido liberado tras 20 años de cárcel. Las fuentes no quisieron revelar el nombre del ex preso.
Tampoco quisieron identificarse los funcionarios de los Gobiernos de España y Suráfrica entrevistados para este reportaje. Pero lo que quedó claro fue lo siguiente: el Gobierno español, enterado de las visitas de dirigentes de Batasuna a Suráfrica, comunicó su malestar al Ejecutivo surafricano a través de canales diplomáticos extraoficiales, ya que se trataba de un tema "extremadamente delicado" y porque "no convenía internacionalizar el conflicto vasco", según una fuente gubernamental española.
El Gobierno surafricano, liderado por el CNA, no podía bloquear la entrada de la delegación de Batasuna a su país, pero entendió -y así se le transmitió al propio presidente, Thabo Mbeki- que lo que España exigía, como mínimo, era que los delegados de Batasuna no celebrasen reuniones oficiales con representantes del Gobierno como tal. Y así fue, pero eso no impidió que en una de sus visitas la delegación de Batasuna se reuniera con el CNA como partido, exactamente con el secretario general.
Eso fue el año pasado. Pero la reconstrucción de los hechos, basada en las varias conversaciones que ha mantenido EL PAÍS con las partes directamente involucradas, debe de comenzar a finales de 2003, cuando una delegación de Batasuna viajó a Suráfrica a reunirse con abogados y expertos en derechos humanos vinculados al Congreso Nacional Africano (CNA). Ese encuentro no fue el primer contacto entre Batasuna y Suráfrica, ya que los independentistas vascos y el CNA ya habían coincidido en varios foros internacionales. Pero sí fue el inicio de una intensa colaboración que hoy continúa, y cuyos orígenes se encuentran en la larga y fluida relación que mantienen Batasuna y Sinn Fein, así como ETA y el IRA.
"Fue a través del Sinn Fein como nos enteramos del importante papel que había tenido la experiencia surafricana en el proceso irlandés", dijo Joseba Álvarez, entonces diputado de Sozialista Abertzaleak en el Parlamento vasco. "En cierto modo, hemos seguido sus pasos, yendo a aprender de los surafricanos. Los del Sinn Fein nos dijeron que sacaron muchas buenas lecciones del CNA. Gerry Kelly
[alto dirigente del Sinn Fein] nos lo contaba siempre. Y en los libros de Gerry Adams siempre sale. Claro que los conflictos son muy diferentes, pero lo que hemos visto es que los procesos de negociación tienen mucho en común".
Sin embargo, el propósito inicial de aquel primer viaje a Suráfrica no fue éste. Batasuna acababa de ser ilegalizada en marzo de 2003 y quería saber cómo el CNA había operado durante casi 30 años en la clandestinidad. También en estas conversaciones salió el siempre importante tema de los presos de ETA (491 a día de hoy). Concretamente, cómo lograr su excarcelación. Los interlocutores de la delegación de Batasuna los remitieron para este asunto a un experto en el tema, una persona que había jugado un papel importante en el proceso de excarcelación surafricano (la mayoría de los ministros del primer Gobierno democrático surafricano, el que presidió Mandela, eran ex presos), y que tenía un íntimo conocimiento de lo ocurrido en el proceso de paz de Irlanda del Norte a lo largo de los últimos 10 años. Este individuo ha pedido que no se publique su nombre, porque teme que podría perjudicar su capacidad de influir para bien tanto en el País Vasco como en otras partes del mundo donde trabaja. Porque es importante en esta historia, llamémosle Thabo.
La primera reunión que tuvo Thabo con los representantes de Batasuna fue a finales de 2003 en Pretoria. "Me vinieron a ver porque les habían dicho que era experto en amnistías y presos", recordó Thabo. "Lo primero que les dije fue: 'Bien, pero ¿saben que este tema de los presos no se pudo abordar aquí en Suráfrica independientemente de un proceso general de negociaciones de paz?'. Y me dijeron que sí y que querían que les contara". En España, el Gobierno tiene previsto que ambas negociaciones discurran separadamente.
Según Thabo, sus interlocutores se quedaron impresionados ante sus argumentos y le dijeron que querían seguir en contacto. Unos ocho meses más tarde, en julio de 2004, hubo una segunda reunión, esta vez en España, en Cadaqués (Girona), un pueblo de la Costa Brava cerca de la frontera con Francia. ETA había decretado en febrero de ese año una tregua limitada a Cataluña. Joseba Álvarez y Urko Aiartza recorrieron los 800 kilómetros en coche desde San Sebastián. "Ahí fue donde empezamos a trabajar juntos de manera formal, donde quedamos en organizar otra visita a Suráfrica. Él nos daría instrucción y organizaría reuniones con gente que había participado en el proceso de negociaciones allá", recordó Álvarez.
A principios de noviembre de 2004 viajó a Suráfrica una delegación de Batasuna que incluía a Álvarez, Aiartza, Barrena y el preso de ETA recién liberado. Se fueron con Thabo a una casa de campo a unos 300 kilómetros de Pretoria y ahí deliberaron durante tres días sobre el tema de los presos y la manera "inextricable", según Thabo, con que debe estar vinculada la excarcelación con una negociación política más amplia. Hicieron "un taller" en el que identificaron todos los temas que surgirían en un proceso de negociación y vieron, entre otras cosas, la importancia primordial de convencer a las bases de Batasuna y a los presos de ETA de la validez y utilidad de embarcarse en tal proceso.
"Entendimos", dijo Urko Aiartza, "que la negociación también es un instrumento de lucha". "Sacamos lecciones en sentido positivo y negativo", dijo Álvarez, "Vimos cómo, en ciertos casos, el antiguo Gobierno surafricano utilizó las excarcelaciones para promover sus objetivos políticos, según a quién liberaban y cuándo. También hicimos comparaciones con la experiencia irlandesa, donde vimos que el Gobierno británico lo había hecho mejor".
A los pocos días del regreso de la delegación de Batasuna al País Vasco, el líder de la formación, Arnaldo Otegi, dio un discurso en Anoeta, en noviembre de 2004, donde apostó claramente por un proceso de paz y donde subrayó que la vía del diálogo era la indicada para resolver el conflicto vasco. Un par de meses, después la propuesta de Otegi fue ratificada por las bases de Batasuna, tras un largo proceso asambleario.
Hubo más reuniones. Una en diciembre y otra en abril de 2005, otra vez en una casa de campo, esta vez en un lugar llamado Dullstroom, famoso en Suráfrica porque fue donde los principales negociadores del CNA y del Gobierno surafricano, Cyril Ramaphosa y Roelf Meyer, se encontraban en secreto para resolver los temas que más dividían a las dos partes (con los que también se reunió Batasuna). Uno de los ejercicios que hicieron allí fue una especie de ensayo de negociación en la que el objetivo era estudiar, de forma fría y metódica, cuál sería exactamente la sustancia de una negociación sobre el futuro del País Vasco. "La idea", según uno de los participantes, "fue poner a un lado la ideología y las emociones, hacer una lista de las demandas que haría Batasuna y analizar fríamente cuáles serían factibles y cuáles serían más difíciles o incluso imposibles de implementar".
En otras visitas que han hecho delegaciones de Batasuna a Suráfrica se han reunido con la cúpula del Partido Comunista surafricano, con el secretario general del CNA, Kgalema Motlanthe y con un organismo no estrictamente gubernamental, pero casi, que asesora al presidente Mbeki en relación con la resolución de conflictos internacionales. Se contempla otra visita de trabajo a Suráfrica en julio.
"El contenido de nuestras reuniones ha sido siempre práctico, muy, muy práctico", dice Thabo, cuya colaboración con Batasuna ha sido siempre profesional, insiste, de enseñanza pura, exenta de cualquier lazo político o simpatía. Al mismo tiempo, Thabo y otras personas han observado una evolución significativa de sus interlocutores sobre cómo intentar lograr sus objetivos políticos. Ha sido notable, dicen, la convergencia entre el contenido de los talleres y las reuniones surafricanas con los pasos que ha dado Batasuna en los últimos meses en el proceso de paz.
Joseba Álvarez reconoce que la experiencia ha tenido, y sigue teniendo, un gran valor para Batasuna. "Hemos visto cómo han logrado resolver el conflicto en Suráfrica en condiciones mucho, pero mucho, más extremas y difíciles que las nuestras. Ha sido ejemplar y realmente consideramos que todos los que estamos aquí deberíamos hacer lo mismo, que es lo que hicieron ambos bandos en Irlanda: ir a Suráfrica a aprender".
¿Y qué es lo que ha aprendido Batasuna? Joseba Álvarez y Urko Aiartza no se cansaron de dar respuestas. "Que no sólo es cuestión de tender puentes, sino de cruzarlos, y con frecuencia. ¡Y que al final te sientes! El Gobierno de Suráfrica al final se sentó con el CNA, con 'los terroristas', ¡con el demonio de rabo y cuernos! Fue arriesgado, pero el presidente de Klerk dio el salto. Y que hay que superar el miedo al cambio". "Sí", continuó Álvarez, "hay que calmar los miedos y los recelos de la gente del otro lado. La lección de Suráfrica es que hay que ayudarse mutuamente en esto". "Que la participación de la sociedad en un proceso de paz es muy importante", añadió Aiartza. "Que tienes que llevar muy cerca a tus bases durante todo el proceso", afirmó Álvarez. "Que la resolución de un conflicto tiene que ser integral, no la desmilitarización aislada, por ejemplo, y los temas políticos por otra parte". "Y esto es muy importante: que busques una solución en la que todos salgan ganando".
Y una vez que se haya llegado a acuerdos, "que se lleven a la práctica, al mundo real; que sean visibles para la sociedad. Y que todo el mundo respete lo que se ha acordado; que no haya marcha atrás, te guste o no. Ésta es una de las lecciones más importantes de las muchas que hemos aprendido en Suráfrica".
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