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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

El arco de la vida

Magnífica idea la de editar la Trilogía Deptford, cuyo primer título es El quinto en discordia. Robertson Davies (1913-1995) es un autor canadiense de reconocido prestigio y no menor éxito y un hombre del siglo XX de principio a fin. No pertenece a la literatura más arriesgada del siglo, pero sí a un concepto de novela caracterizado por el buen gusto literario, el dominio de la narración, el humor inteligente y la solidez en la construcción de una historia y unos personajes. Davies es un hombre de formación anglosajona que conoce la novela tradicional al dedillo y emplea su conocimiento con toda eficiencia y expresividad. Si quisiéramos compararlo con autores de su talla tendríamos que pensar en el Hartley de El mensajero o en Anthony Powell.

EL QUINTO EN DISCORDIA

Robertson Davies

Traducción de Natalia Cervera Libros del Asteroide

Barcelona, 2006

346 páginas. 18,95 euros

Habiendo dividido su obra narrativa en trilogías, quizá la más aclamada sea la Deptford. En este primer volumen seguimos la vida de Dunstan Ramsay, un muchacho del pequeño pueblo de Deptford, en Ontario, Canadá, desde el día en que siendo un niño que juega a tirarse bolas de nieve con su amigo Percy Staunton, protagonista del segundo volumen; una de las bolas, dirigida a Dunstan, golpea a la esposa del párroco baptista, lo que le provoca un parto prematuro del que nace Paul Dempster, el protagonista de la tercera novela. El arco que dibuja en el aire la bola de nieve que Dunstan esquiva contiene simbólicamente la línea de la vida de los tres muchachos. A Ramsay lo seguiremos en este primer volumen a lo largo de una historia personal verdaderamente apasionante.

El relato retrocede desde la jubilación como profesor de Ramsay a su niñez y está contado en forma de memoria personal. Comienza con el accidente de la bola de nieve y sigue con la adolescencia y juventud, la terrible experiencia de la Primera Guerra Mundial, que le convierte en minusválido, la vuelta a Canadá, la dedicación a la enseñanza, el reencuentro con un rico Percy Staunton a cuya sombra se acoge, el descubrimiento de un inesperado Paul Dempster y, finalmente, se cierra el ciclo al regresar al inicio: una vida cumplida. Tan importante es el desarrollo como el sentido de esa vida. Sobre Ramsay parece pesar permanentemente un destino trazado y apoyado en sus puntos clave, que él debe ir descubriendo. Desde el principio carga con una culpa que dirigirá su vida y su carácter: la de sentirse responsable del accidente. De ese accidente se desprende un halo de destrucción que afecta al párroco, a su esposa y al hijo prematuro, pero Ramsay fija la responsabilidad en Mary Dempster y su cada vez más desgraciada vida. Esa responsabilidad atenazará su propia vida, influirá en sus relaciones y lo acompañará en su soledad; su desahogo será convertirse en un reputado hagiógrafo -él, que no cree en la santidad, ni en Dios, pero que tras una experiencia de guerra queda marcado por una imagen que le recuerda a la esposa del párroco-.

Mary Dempster y el padre Blazón, un viejo jesuita, son dos personajes excepcionales que, sin pretenderlo, contienen la respuesta a las líneas maestras de su vida. "¿Por qué esa mujer?", le pregunta el segundo refiriéndose a su fijación con Mary, la madre de Dempster. Ramsay ha sublimado en ella su propio estupor ante la vida. Liesl, la socia del mago Eisengrim (otro gran personaje, la novela está llena de personajes extraordinarios y extraordinariamente bien trazados), será quien le revele la esencia de su estupor, de su actitud de hombre siempre en segundo plano, siempre atento, siempre analítico, siempre distante: "Para ti esta vida es un deporte que consiste en mirar", le dice. Cuando esta frase es pronunciada, todo el peso de la novela cae sobre ella ante los ojos del lector.

Esa misma persona es la que

lo disecciona sin piedad con un ejemplo tomado de la ópera: "Es necesario que en la trama haya un quinto en discordia, porque es quien conoce el secreto del nacimiento del héroe, aparece para ayudar a la heroína cuando se cree perdida, mantiene a la reclusa en su celda o incluso puede provocar la muerte de alguien, si eso forma parte del argumento". Ése es Ramsay, quien lo descubrirá y lo asumirá definitivamente. La vida es un destino cuyo desarrollo se vive mas cuyo sentido sólo se alcanza al final, viene a decir Davies. Lo admirable es que lo cuente tan bien, con un equilibrio perfecto entre seducción e inteligencia, y que se guarde esa última revelación que nos hará abalanzarnos sobre las otras dos partes de la trilogía, donde serán respectivamente Staunton y Demspter quienes tomen el relevo. Al fin y al cabo, puntos de vista de una misma historia que, como la vida misma, nunca es lineal ni unívoca.

La de Davies es una escritura de carácter simbólico anclada en un realismo lleno de inventiva, imaginación y agudeza. Un regalo esplendoroso en estos tiempos de facilonería y falsedad, vamos.

El novelista canadiense Robertson Davies.
El novelista canadiense Robertson Davies.CORBIS

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