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Perplejidad e indignación en Castellar ante la "impunidad" con que actúan los neonazis

Los jovenes violentos pertenecen a "familias de Castellar de toda la vida", según la alcaldesa

En menos de un mes, Abraham Fernández y Antonio Sánchez, ambos de 22 años, vecinos de Castellar del Vallès, neonazis y conocidos por sus numerosos antecedentes de violencia y racismo, han sido detenidos dos veces. Abraham acumula ya 18 detenciones policiales, Antonio, siete. Ninguno de los dos ha pisado nunca la prisión. Las dos últimas agresiones se han saldado de momento, a la espera de juicio, como todas las anteriores: con una visita a los juzgados. La población de Castellar del Vallès, indignada y preocupada, denuncia la "impunidad" con que actúan los jóvenes neonazis.

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La primera agresión fue la madrugada del 1 de abril contra un hombre de 32 años, porque llevaba cresta. Una semana después, golpearon hasta dejarlo inconsciente y romperle un hueso de la cara al trabajador de origen ecuatoguineano Fernando Ujilguete, de 42 años. También en abril, el 23, Norman, un estudiante de 15 años del IES Castellar del Vallès, decidió dejar el municipio y regresar a su país, tras un año de calvario. Norman denunció las amenazas y golpes ante la Policía Local y la Guardia Civil en tres ocasiones. Tampoco calló antes los profesores. Pero ello no ayudó a detener a quienes lo acechaban. El 13 de marzo Norman no pudo más e hirió en la mano al joven que lo tenía agarrado por el cuello. Está imputado por ello.

Si en algo están de acuerdo Ayuntamiento, profesores y estudiantes, y los miembros de la Plataforma Ciudadana Castellar contra el Fascismo, es en denunciar la "impunidad" con la que actúan los jóvenes neonazis. Comparten también "la perplejidad y la rabia". Abraham, aseguran, se pasea orgulloso por la calle. Y algunos toman ejemplo. Una profesora de una escuela de primaria del municipio, que no ha querido revelar su nombre, explica preocupada que un niño de 10 años amenaza a los compañeros de clase con que "si no le dan lo que quiere, avisará a sus amigos skins". Josep tiene 16 años y estudia en el mismo instituto que Norman. "El problema es que los mayores influyen en los pequeños, piensan que si son racistas se les respetará más, que la gente se apartará cuando los vea". Josep, que está indignado, presenció hace dos años como Abraham pegaba a dos amigos suyos por llevar rastas. "No entiendo a los jueces, ni que uno se pueda pasear por la calle con esvásticas tatuadas. En Alemania seguro que lo encerrarían. Conozco a gente que no lo denuncia porque piensa que no tiene ningún sentido hacerlo", dice. ¿Quiénes son estos neonazis? ¿Qué empuja a un adolescente a tatuarse con esvásticas y a emprenderla con todo aquel que es diferente? Según la alcaldesa, Montse Gatell, están identificados, son entre 10 y 15, y en la mayoría de los casos superan los 20 años. "Son de familias de Castellar de toda la vida", añade.

Racistas y violentos

El Ayuntamiento ha realizado un estudio sobre hábitos adolescentes y se demostró que esta actitud fascista se está extendiendo entre todos los sectores y no responde a un perfil, ni una clase social ni un tipo de familia. ¿Por qué Castellar? No hay respuestas; según Gatell, en el municipio no hay "ni bolsas de pobreza ni zonas marginales, y la inmigración es tan sólo del 4,7%".

Marcel Costa, coordinador pedagógico del IES Castellar del Vallès, admite que hay un problema. Estos jóvenes fueron a la escuela y al instituto, y su comportamiento actual no sorprende a los profesores. Que eran racistas y violentos se supo ya cuando pasaron por las aulas. "Hay pocos casos con una ideología bien estructurada. Algunos defienden abiertamente ideas racistas, pero si se les pregunta tampoco saben argumentarlo". No son más de 20, pero sus compañeros optan, en la mayoría de los casos, por el silencio. Es el miedo de lo que pueda pasar en la calle si les hacen frente. Es difícil buscar algún elemento en común entre estos adolescentes racistas. Una joven del municipio, con buenas notas, es una firme defensora de las ideas neonazis, las sabe argumentar y tiene Mein Kampf como libro de cabecera.

La Plataforma Ciudadana Castellar contra el Fascismo se formó tras los incidentes de 2003. Hace menos de una semana, la testigo de un juicio fue a una de las reuniones de la plataforma en busca de ayuda, porque tenía miedo de cruzarse en la calle con los chicos a los que denunció. El 24 de septiembre de 2004, hacia las nueve de la noche, vio como un grupo de 15 jóvenes increpaban y agredían a cinco magrebíes. Oyó comentarios de este tipo: "Putos moros de mierda, os vamos a partir la cabeza". Denunció que a los magrebíes "les golpearon con una muleta y les tiraron piedras, botellas y otros objetos".

Laura, miembro de la plataforma, se queja de que "en un estudio que se hizo en 1997 ya se detectó que había jóvenes de ideología neonazí y conducta violenta, pero el Ayuntamiento no actuó, porque le preocupa más la imagen que otra cosa". "Los bares cierran todos los días a las once de la noche para evitar problemas", explica Laura. Joan asegura que más que miedo "hay indignación, los neonazis se sienten más crecidos porque gozan de impunidad, hasta el punto de que atreven a agredir a la misma policía". Abraham golpeó a los dos policías locales que le detuvieron el pasado 8 de abril y aquella misma noche se escapó del cuartel de la Guardia Civil. Volvió a ser detenido a la mañana siguiente.

Ni Abraham ni Antonio tienen antecedentes penales, argumento que el juez ha utilizado para no decretar la prisión preventiva. Algunos abogados y jueces se cuestionan esta decisión. Gregorio María Callejo, coordinador de Jueces por la Democracia, apreció en su día que los antecedentes penales no son el único motivo para decretar el ingreso en prisión; hay otros, como la reiteración de los delitos y la peligrosidad de la persona. El hecho de que "estos individuos se diviertan dando palizas de forma reiterada justificaría la prisión provisional". Callejo reconoció "cierta falta de sensibilidad en el cuerpo judicial hacia este tipo de agresiones".

El IES Castellar del Vallès.
El IES Castellar del Vallès.ÓSCAR ESPINOSA

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