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Entrevista:ANTHONY LAKE | Ex consejero de Seguridad | Los problemas del presidente

"Habría que cerrar Guantánamo"

Anthony Lake, de 67 años y consejero de Seguridad de Bill Clinton entre 1993 y 1997, cree que "la ley es la ley, y hay que cumplirla" a la hora de desarrollar escuchas electrónicas. Lake, profesor en Georgetown, es partidario de dar un ultimátum a los iraquíes para que asuman sus responsabilidades y de hablar directamente con Irán sobre la crisis nuclear, aunque cree que sin la presión de sanciones serias no habrá negociaciones.

Pregunta. En 2000 escribió el libro Seis pesadillas, sobre los retos de la seguridad internacional. ¿Qué es lo que más le preocupa?

Respuesta. Sigo creyendo que la amenaza más importante es la de las conexiones entre el terrorismo y la proliferación de armas de destrucción masiva. Aunque las posibilidades de un atentado así son relativamente pequeñas, no son insignificantes. Las consecuencias serían tan devastadoras que hay que prestar una enorme atención a esa amenaza.

"Será una pesadilla si nuestro país acaba siendo la guardia pretoriana de los chiíes en Irak"
"Ahora se trabaja más con los aliados y se reconoce que es muy difícil para EE UU actuar en solitario"
"Mi impresión es que no vamos a lograr sanciones serias contra Irán en la ONU"
"La amenaza está en la conexión entre el terrorismo y la proliferación de armas de destrucción masiva"
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P. ¿Subestiman EE UU o la comunidad internacional este riesgo?

R. Teóricamente, no. En la práctica, sí. Cuando escribí el libro se inspeccionaba sólo el 3% de los contenedores que llegan a EE UU; ahora el porcentaje no es mucho más elevado. Con la protección de las instalaciones químicas y nucleares ocurre algo similar.

P. ¿De forma que EE UU sigue siendo muy vulnerable?

R. Está mejor preparado que antes, pero no lo suficiente, y no como tenía que estar después del dinero gastado y de sacrificar algunas libertades. Hemos dedicado más tiempo a analizar los errores que a discutir lo que hay que hacer.

P. La mayoría de los norteamericanos hablan de guerra contra el terrorismo; los europeos prefieren lucha contra el terrorismo.

R. Es una guerra si un grupo extranjero hace todo lo que puede para matar a los ciudadanos de EE UU. Ahora, el que sea una guerra no quiere decir que haya que combatir sólo con medios militares. Hay que detener y neutralizar a los líderes terroristas, dentro de las normas del derecho internacional. Pero hay otras cosas; en este decenio llegarán al mercado de trabajo mil millones de jóvenes. Si no encuentran empleo, algunos acabarán en las filas de los terroristas.

P. ¿Qué tipo de política exterior tiene ahora Washington, tras la crisis neoconservadora?

R. Estamos en un periodo de corrección. Se mantiene -y es positivo- la creencia de que cuanto más se extienda la democracia, más seguro estará el mundo. El objetivo merece la pena; los problemas llegaron por los medios. Se trabaja más con los aliados y se reconoce que es muy difícil para EE UU actuar en solitario, y que nuestros recursos, militares y económicos se han estirado peligrosamente debido al error de Irak.

P. ¿Qué debe hacer EE UU para mejorar su imagen exterior?

R. Primero, volver a una moderada cantidad de modestia que alivie la retórica de arrogancia que tan flaco favor nos ha hecho. Y habría que cerrar Guantánamo y eliminar otros atentados contra las libertades, como las escuchas electrónicas, que creo que se han hecho de forma ilegal sin necesidad.

P. Ha hablado antes del error fundamental de Irak.

R. El principal error no fue el de las armas de destrucción masiva. Todo el mundo creyó que tenían que estar allí, aunque la amenaza no fuera inminente. El error fue no formular la pregunta básica antes: ¿cuál es la estrategia de salida? No cómo se sale si va mal, sino cómo sabes en qué momento has ganado. No es una cuestión militar, es política. Si no sabes cómo poner en pie un Gobierno iraquí que cuente con suficiente lealtad de sus ciudadanos, no intervienes.

P. ¿Y ahora, qué?

R. Ahora nos hacemos demasiadas preguntas militares. Es importante, pero la cuestión es cuál es el futuro político de Irak y en qué momento vamos a poder irnos. Creo que tendríamos que usar nuestra única herramienta de presión, que es amenazar con irnos: "Tenéis seis meses para organizar el reparto del poder, el reparto de los ingresos del petróleo y un acuerdo de coexistencia... Si no, nos vamos". De otra forma corremos el riesgo de la peor pesadilla, que no sería una guerra civil, porque algo de eso ya hay, sino que acabáramos siendo la guardia pretoriana de un Gobierno chií que maltratara a la minoría suní, y todo en beneficio de los iraníes.

P. ¿Washington y Teherán deben hablar?

R. Sí, aunque no conviene caer en la ilusión de que por el mero hecho de hablar va a pasar algo. La cuestión es de qué se habla. Recuerda a Corea del Norte y el acuerdo de 1994 que les impidió desarrollar material para producir docenas de bombas. Tuvo sus defectos, pero fue un éxito, y lo hicimos manteniendo la amenaza de la fuerza y con alicientes. Ahora, creo que no vamos a lograr sanciones serias en la ONU. Hay que estar allí y ofrecer el palo y la zanahoria, pero el Consejo de Seguridad no asumirá sanciones serias porque lo van a impedir los rusos y los chinos, que obtienen casi el 20% de su petróleo de Irán.

P. ¿Y entonces?

R. Hay que mantener la amenaza de la fuerza, pero no decirlo una y otra vez. Los iraníes tienen problemas económicos importantes; unos 750.000 jóvenes entran cada año al mercado de trabajo. Para que haya empleos, Irán necesita inversiones, así que les decimos que vamos a cortarlas. Pero que tienen otra posibilidad: un programa nuclear pacífico con un acuerdo como el que los rusos ofrecen.

P. ¿Cree que las cosas se van a orientar hacia esta opción?

R. Diría que es improbable, pero no imposible.

P. Acaba de haber otra crisis en la CIA.

R. Creo que Porter Goss no ha dimitido, sino que fue cesado, quizá por pugnas burocráticas o por algún escándalo que no conocemos. La CIA ha recibido críticas injustas, pero es una organización más eficaz que el FBI y ha logrado muchas cosas. He trabajado con sus analistas y son buenos. La inteligencia no es información; la información son datos; la inteligencia es tomar esos datos y hacer predicciones. Y es difícil; hacer análisis es algo más que conectar los puntos entre una serie de datos.

P. ¿El general Hayden es una buena opción para dirigir la CIA?

R. Es competente. No comparto sus opiniones sobre la legalidad de las escuchas y espero que su confirmación sirva para debatir este asunto y corregirlo. Yo intervine en el pasado en el proceso de pedir mandatos judiciales para escuchas, y el sistema funciona bien.

Anthony Lake comparece ante el Comité de Inteligencia del Senado en 1997.
Anthony Lake comparece ante el Comité de Inteligencia del Senado en 1997.AFP

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