"Matarlos no es la solución"
1. No veo la relación entre que haya casos como el de Jorge León y que las autoridades sanitarias o la justicia ofrezcan una solución (a no ser que esté usted pensando en que la solución es matarlos, cosa que no es solución, es matar al perro para acabar con la rabia; pero con el ser humano esto no se puede hacer). Todos los pacientes sufren, unos más y otros menos; a algunos se les puede curar o aliviar con facilidad, a otros con más dificultades, pues no se trata simplemente de administrar un analgésico, y es necesaria una profunda sabiduría humana para hacer descubrir nuevos horizontes vitales a las vidas con limitaciones.
2. Si se admite legalmente la eutanasia, ésta se vuelve incontrolable, por mucho control que pretendan los partidarios de su legalización; ¿o van a poner un inspector de Sanidad en la habitación de cada enfermo para comprobar todo lo que se le administra? Matar, en el contexto de la atención hospitalaria, es extraordinariamente fácil, y muy sencillo que pase inadvertido. Esto no es una suposición: es lo que muestra la experiencia en donde está admitida.
La aceptación de la práctica de la eutanasia por la clase médica destruiría radicalmente la confianza de los pacientes en su médico; nadie se atrevería a decirle que padece algo que sospecha que puede ser grave, pues tendrá miedo a que lo mate. Puede parecer exagerado, pero no hay más que ponerse en la tesitura: si mi médico me propone la eutanasia, ¿será que soy un pesado y se está allanando el camino para librarse de mí? Si no me la propone, ¿será que, para no hacerme psicológicamente más gravosa mi situación, la practicará sin haberme dicho nada primero?
Mencionaría, en tercer lugar, el efecto negativo que se produciría sobre la investigación médica: si los casos difíciles se consideran tributarios de la eutanasia, no hay por qué investigar para intentar solucionarlos: la solución ya está dada con la muerte provocada por el médico. Tal como mostró el doctor Herranz, la eutanasia sustituye a la Medicina y a la solícita investigación dedicadas a proporcionar ayuda real a los pacientes.
3. He dado solamente motivos médicos, pues me dedico a la ética médica. Se podrían aducir razones éticas (está mal provocar deliberadamente la muerte de nadie), religiosas (el quinto mandamiento prohíbe matar), burguesas (está mal visto hacer eso), de oportunidad política sin conciencia (si lo legalizamos perdemos votos), y muchas más. Cada persona tendrá uno u otro, o varios de ellos, para negarse.
4. Estas cuestiones de ética médica, aunque conocidas, sólo son titular cuando hay un caso con morbo, que es aprovechado por algunos activistas para hacer campaña. No estamos habituados a una prensa más reflexiva, es una lección que muchas publicaciones españolas deben aprender de algunas extranjeras. También, fuerza es reconocerlo, influye la pasividad con que se ven las cuestiones de cierto calado; parece que "no va conmigo", "allá los demás", lo cual no deja de ser una falta de sentido cívico: este planteamiento hace que la opinión social deje de existir para convertirse en algo maleable por los eslóganes de los grupos más activos, que rara vez expresan el sentir común.
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