La Rambla limitará el tráfico a vecinos y transporte público a finales de año
Cuando acaben las obras de instalación de ascensores en la estación de metro de Liceu de La Rambla arrancará el proyecto de pacificar el tráfico del paseo central de la ciudad en sentido mar montaña. No se trata de una peatonalización, pero sí de la limitación del tráfico a los vehículos de los residentes, al transporte público y a la carga y descarga. La Rambla soporta un tráfico diario de unos 20.000 vehículos, algo más de la mitad en sentido ascendente y muchos de ellos -un estudio de Vía Pública los calcula en un 45%- lo hacen para llegar a otro punto de la ciudad. Es ese tráfico el que se quiere evitar, el de paso.
Ciutat Vella tenía pendiente la asignatura de pacificar el tráfico de su paseo central desde hace años. Todo parece indicar que ahora sí entrará en funcionamiento. El sistema de control será por videocámaras instaladas a la altura de la calle de Josep Anselm Clavé. "El mecanismo es sencillo. Los residentes ya tienen las tarjetas de acceso y los que vayan a los aparcamientos -hay dos con un conjunto de unas 800 plazas- serán grabados con otras cámaras que se instalarán a la salida. Si las matrículas se repiten no hay problema y si sólo se registra el acceso a la zona limitada y no la salida de los aparcamientos el vehículo será sancionado", explica Carles Martí, edil de Ciutat Vella. Es un sistema similar al que puso en práctica Londres con el pago de peaje para la entrada a lo que se considera el centro de negocios.
Ciutat Vella estrena mañana dos urinarios públicos en la plaza del Teatre y en la calle dels Àngels
Una guía distribuida en los hoteles de Ciutat Vella advierte al turista de que puede ser sancionado con 3.000 euros
Las restricciones afectarán al lado ascendente del paseo, donde se instalará un sistema de lectura de matrículas
La regulación del lado descendente de La Rambla es más complicada. En eso coinciden Martí y los técnicos de Vía Pública por la concentración de la Boqueria y por ser la vía de entrada a buena parte del Raval.
Racionalizar el tráfico y mejorar el espacio público son dos de los objetivos que tiene sobre la mesa Martí, que, además de la gorra del distrito, es el regidor de Cultura por la marcha de Ferran Mascarell a la Generalitat. Es optimista en el resultado, que, por ahora, da la aplicación de la ordenanza de civismo. Y también por el resultado de la colaboración entre la Guardia Urbana y los Mossos: "Es cierto que ahora empieza la época más delicada con la llegada masiva del turismo pero, por ahora, la mejoría es palpable", apunta. Y pone como ejemplo el descenso de tirones en la calle de Carders y el de los lateros en las calles del Raval.
Forma parte de esa estrategia la apertura de los dos primeros urinarios públicos en Ciutat Vella. Uno de ellos en la plaza del Teatre y el segundo en la plaza dels Ángels. Serán una batería de cabinas-una decena de servicios en cada una de ellas aproximadamente- que empezarán a funcionar mañana. "Funcionarán prácticamente las 24 horas del día y tendrán vigilancia. Más adelante se abrirá otro en la calle de Carders", comenta. Defiende que las cabinas portátiles ya instaladas son utilizadas por unos 200 usuarios diarios y que la entrada en servicio de los urinarios combinada con multas se notará.
De momento, en los hoteles de Ciutat Vella se ha distribuido un plano para los turistas en el que además de la información de centros de interés se les deja bien claro que saltarse las normas mínimas de convivencia puede ser sancionado con multas de hasta 3.000 euros. Y para que no quede ninguna duda recurre a viñetas ilustrativas con leyendas en francés e inglés.
Sin querer perder cierto sentido del humor, el distrito ha querido hacer coincidir la inauguración de los urinarios, uno de ellos junto al monumento de Serafí Pitarra en la plaza del Teatre, con el centenario del monumento erigido al dramaturgo y empresario teatral barcelonés.
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