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Escuela 25 de Septiembre | Rubí

Buscando la cohesión para evitar guetos

Una tragedia dio nombre a un barrio, y también al colegio público que allí se ubica: las grandes riadas del 25 de septiembre de 1962 en el Vallès. La Escuela 25 de Septiembre de Rubí se ubica en un polígono de bloques de pisos que se construyó para albergar a los damnificados que perdieron sus casas por la riada. Hoy estos bloques acogen un buen número de inmigrantes extracomunitarios. De hecho, es uno de los barrios de Rubí que tiene más población inmigrante. La dirección del centro está haciendo todo lo posible para evitar que la escuela se convierta en un gueto que mayoritariamente escolarice a hijos de inmigrantes, y para lograrlo opta por sumarse al plan de autonomía de la Generalitat.

Sus objetivos son cuatro, explica la directora del centro, Carme Gomà: "Mejorar el rendimiento de los alumnos, fomentar la cohesión social, potenciar la lengua y la cultura catalanas y mejorar la participación de padres y madres, alumnos y maestros en la toma de decisiones".

Entre las iniciativas del centro, destaca la apuesta por el inglés. Se imparte desde P-4 (segundo curso de infantil) hasta sexto de primaria, un mínimo de media hora diaria cuatro días por semana. El número de alumnos de inglés puede llegar a ser de unos 10 alumnos. Esta apuesta, explica Gomà, permite "fomentar la diversidad" del alumnado, puesto que "la escuela también es atractiva para familias que viven fuera del barrio".

Aprender a escuchar

Además, otras asignaturas también utilizan el inglés ocasionalmente. Por ejemplo, los alumnos de tercero de primaria han estudiado las plantas o el ciclo del agua en inglés. Y los de sexto, materia sobre volcanes, el sistema solar o los conceptos de perspectiva y simetría. Otra iniciativa del centro es una asignatura que pretende "fomentar la asertividad del niño". Se llama competencia social: durante una hora a la semana, "los niños trabajan las emociones, los sentimientos, los valores, qué es la diversidad, y aprenden a escuchar o a pensar en las causas y consecuencias de una actuación", explica Gomà. En esta asignatura los alumnos tienen que debatir en pequeños grupos o expresar sus opiniones, y para hacerlo, tienen que utilizar el catalán. De este modo, "los alumnos trabajan la expresión oral".

Una tarde a la semana, los alumnos de educación infantil, de primero y segundo de primaria hacen todo tipo de talleres: costura, teatro, danza o cocina. Parte de estos talleres son en inglés, y algunos los imparten padres y así se fomenta la participación de éstos en la escuela, explica la directora. También hay un taller para padres y madres una tarde a la semana, cuyo propósito es que mejoren su conocimiento del catalán. La directora destaca las virtudes que supone fomentar la autonomía. "El Departamento de Educación puede evaluar con mayor conocimiento las necesidades de cada centro y adaptar mejor los recursos que allí destina", asegura.

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