Un mosaico romano
Los vivos colores de los paramentos identifican el Musac en el ensanche de León, proyectado por los arquitectos madrileños Luis Moreno Mansilla (1959) y Emilio Tuñón (1958), que han concebido el edificio como un mosaico romano, "una estructura que se desarrolla a partir de un sistema abierto, formado por un tejido de cuadrados y rombos, que permite construir una geografía secreta de la memoria". La memoria y la historia están en los colores de los cristales, una imagen sacada de la pixelización de un fragmento de las vidrieras de la catedral de León. Desde arriba, las cubiertas son como meandros, unos planos en zigzag, como el transcurso del Duero, pero los autores identifican los colores como la representación de lo público, y dicen que nos hablan "de la vitalidad de la ropa tendida, de las plantas que cuelgan desde los balcones de las plazas, de niños asomados y curiosos".
El Musac se presenta como "el rostro de lo colectivo", con una superficie total construida de 10.000 metros cuadrados, de los que 4.000 se dedican a las cinco salas de exposiciones, además de patios expositivos, biblioteca, almacenes, restaurante, tienda, oficinas y salón de actos. Los patios y grandes lucernarios se incorporan de forma distinta en los montajes de exposiciones, que se encierran en unos espacios, construidos con 500 vigas prefabricadas, con una repetición sistemática y una expresividad formal que aporta una luz cambiante. Los arquitectos añaden que el perímetro quebrado del exterior son "los restos del corte del tejido, y aparecen más como encontrados que como fruto de una voluntariosa búsqueda".
Mansilla y Tuñón (www.mansilla-tunon.com) tienen en la misma zona otro sistema expresivo, como el auditorio, construido en 1996. En el Musac quieren "borrar las fronteras entre lo privado y lo público, entre el ocio y el trabajo y, en definitiva, entre el arte y la vida".
La ciudad tiene desde hace un año un museo del presente y en breve puede incorporar otra firma de la arquitectura actual, la del francés Dominique Perrault, que ha ganado el concurso internacional de ideas para un palacio de congresos y recinto ferial, que utiliza la antigua fábrica azucarera Santa Elvira, donde quiere construir una "montaña mágica" e incorporar la estación de alta velocidad.
Babelia
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