_
_
_
_
Reportaje:

Los más ricos, entre los más pobres

El creador de Microsoft ha donado 168 millones de euros para combatir la malaria

Es raro ver a Bill y Melinda Gates juntos en público. Es más raro todavía verles juntos en uno de los lugares más pobres de la tierra. Lo curioso fue que cuando la pareja más rica del mundo se presentó hace dos años y medio en el centro de salud de Manhiça, en el Mozambique rural, ninguno de los dos mostró la más mínima sensación de incomodidad. Se los veía andar por los polvorientos pasillos del centro cogidos de la mano, a veces parando a hablar con un médico o a abrazar un bebé enfermo de malaria, con toda la naturalidad del cooperante más veterano.

Estaban en Manhiça para observar las actividades del centro de salud, construido con dinero español, y específicamente el trabajo llevado a cabo allá por médicos españoles y mozambiqueños para combatir la malaria, la enfermedad que más niños mata en el mundo cada año.

Más información
Bill y Melinda Gates, premio Príncipe de Asturias

Bill y Melinda Gates fueron también para celebrar y dar apoyo moral y material a un gigantesco programa de vacunaciones dirigido por Pedro Alonso, del Hospital Clínico de Barcelona: el ensayo con niños más grande jamás hecho utilizando la vacuna antimalaria más avanzada del mundo, y la que más expectativas ha levantado de lograr una cura definitiva contra la enfermedad.

Fue en Manhiça, rodeados de madres y niños sumidos en la pobreza más grande que conoce el ser humano, donde la pareja Gates anunció que a través de su fundación invertirían 168 millones de sus dólares (unos 133 millones de euros) para ayudar a eliminar la malaria, parte de un botín familiar de 25.000 millones de dólares (20.000 millones de euros) que el fundador de Microsoft y su esposa han decidido dedicar a lo largo de sus vidas a aliviar la pobreza en el mundo a través del combate contra las enfermedades que asolan a los países más pobres. El proyecto comenzó en 2000, con la creación de la fundación que lleva su nombre. Por una vez, Melinda no se quedó en la retaguardia. Sólo cuando se trata de los proyectos humanitarios de la Fundación esta mujer abandona el anonimato.

Los sorprendentes lazos que existen entre los Gates y España se vieron más fortalecidos ayer con la noticia de que la fundación que lleva su nombre había recibido el Premio Príncipe de Asturias de Cooperación Internacional 2006. El jurado declaró que valoraba "el ejemplo que representa de generosidad y filantropía" el matrimonio Gates "ante los males que siguen asolando el mundo".

Según el acta del jurado, se concede el premio a la Fundación Gates por su contribución "a la salud global de la humanidad, dedicando considerables recursos personales de sus fundadores, especialmente en el continente africano, y aportando fondos indispensables con el objetivo de erradicar enfermedades como la malaria, el sida y otras que causan aún la muerte de millones de personas al año". Y que no sólo causan las muertes de millones, sino la pobreza de millones más.

De lo que se ha convencido Bill Gates es que del mismo modo que la pobreza genera enfermedad, la enfermedad genera pobreza. En gran parte su esfuerzo consiste en romper ese círculo vicioso, como explicó en aquella visita al centro de salud español en Manhiça. "La malaria está quitándole a África su gente y su potencial", dijo Gates.

"Además de todas las pérdidas humanas, la malaria es una de las grandes barreras para el crecimiento económico de África. Tiene un gran costo en los presupuestos de salud y profundiza la pobreza", dijo entonces.

Pedro Alonso y su mujer, Clara Menéndez, doctora también especializada en la malaria, ya eran veteranos de las visitas protocolarias por parte de personalidades importantes del primer mundo al centro donde trabajan. Pero pocas veces se habían encontrado con gente tan sencilla y tan sinceramente interesada en sus proyectos como Bill y Melinda Gates. "Se veía que se tomaban su visita muy en serio, que se habían preparado bien y sabían lo que hacíamos", dijo Menéndez.

"No se les veía forzados", agregó su marido. "Gente muy natural. Lo que decían de querer devolver su riqueza al mundo sonaba muy genuino". Tan genuino que cuando Alonso se enteró ayer del fallo del jurado del premio, lo celebró por todo lo alto, aun sabiendo que él mismo había figurado en la lista de candidatos rivales al prestigioso galardón.

SCIAMMARELLA
SCIAMMARELLA

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_