Nuevas revelaciones desmienten a Villepin en el 'caso Clearstream'
Chirac se desmarca del escándalo, y Sarkozy exige conocer la verdad
La línea de defensa del primer ministro francés, Dominique de Villepin, ante las acusaciones de haber ordenado a los servicios secretos que involucraran a su rival, el ministro del Interior, Nicolas Sarkozy, en un falso asunto de corrupción conocido como el caso Clearstream, se vino abajo ayer con nuevas revelaciones publicadas por el diario Le Monde. Sarkozy exigió conocer toda la verdad. "No transigiré", afirmó.
El diario Le Monde publicó una nueva entrega del interrogatorio de los jueces Jean-Marie d'Huy y Henri Pons al general de los servicios de espionaje Philippe Rondot, que desmonta los desmentidos, tanto de Villepin como del propio general, en el sentido de que nunca se mencionó el nombre de Sarkozy en la reunión en la que se habló de la estrategia sobre el entonces incipiente escándalo.
De la seriedad de este nuevo envite da idea la inmediata reacción del presidente de la República, Jacques Chirac, el hombre que, según el general Rondot, habría dado el encargo de investigar a Sarkozy. Fuentes del Elíseo desmintieron ayer formalmente, por enésima vez, que Chirac "hubiera pedido ninguna investigación sobre personalidades políticas".
Sarkozy mantiene estos días un prudente silencio, moviéndose como si fuera invisible en las inevitables ocasiones en que debe encontrarse con el primer ministro. "No transigiré", dijo ayer, "la verdad debe ser conocida y lo será, para que nunca más en nuestra República estos comportamientos puedan reproducirse".
La información publicada ayer por Le Monde sobre la reunión que Villepin, entonces titular de Exteriores, mantuvo el 9 de enero de 2004 con Rondot y Jean Louis Gergorin, vicepresidente del consorcio armamentístico EADS, sobre la existencia de cuentas secretas en la sociedad luxemburguesa Clearstream -destinadas a cobrar comisiones ilegales de la venta de fragatas de la empresa Thompson a Taiwan-, desvela que sí que se habló de Sarkozy, y no una, sino varias veces. Una nota manuscrita del propio Rondot sobre la reunión, encontrada por los jueces en el registro de su despacho, reza: "DDV insiste sobre el viaje de Nicolas Sarkozy a China. ¿Interés financiero?". DDV no sería otro que Dominique de Villepin. La misma nota especifica: "Cuentas dobladas Nicolas Sarkozy-Stéphane Bocza, por confirmar". Las falsas cuentas corrientes atribuidas a Sarkozy figuraban precisamente sobre su segundo apellido, Bocza.
Este último detalle, además, prueba que Villepin y Gergorin disponían de las listas informáticas de las falsas cuentas bancarias de Clearstream, en las que también figuraban varios ex ministros y empresarios, seis meses antes de que fueran publicadas por Le Point, una vez que el juez que investigaba el caso recibiera un correo anónimo.
Villepin reaccionó ayer con irritación a este nuevo capítulo del culebrón publicado por Le Monde. Al igual que ante la reciente crisis del contrato para jóvenes, el primer ministro adoptó la línea de la máxima resistencia negándolo todo, por más que las evidencias en contra suya se acumulen.
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