El 64% de los británicos desaprueba la gestión de Blair
El 64% de los británicos desaprueba la gestión de Tony Blair, según un sondeo de YouGov publicado ayer por el diario The Times. Es su peor nota desde que llegó al poder en 1997, pero todo puede empeorar tras una semana catastrófica para el Gobierno, con tres ministros envueltos en polémicas que pueden forzar a Blair a destituirles en la crisis que se espera tras las municipales del jueves.
No es imposible que alguno de los tres tenga que dejar el Gobierno incluso antes. El ministro del Interior, Charles Clarke, acabó la semana en caída libre tras saberse que desde 1999 han sido liberados 1.000 presos extranjeros que podían haber sido deportados al concluir sus condenas. Su suerte no mejoró este fin de semana, al saberse que al menos cinco de los presos han reincidido y uno de ellos cometió una violación. La mujer violada, madre de una niña de 15, ha declarado a la prensa dominical que Clarke ha de dimitir.
Pero las revelaciones dominicales han debilitado sobre todo al viceprimer ministro, John Prescott, de 67 años. La semana pasada admitió que había mantenido un idilio de dos años con una de sus secretarias, Tracey Temple. Blair quiso pasar de puntillas con el argumento de que se trata de un asunto privado, pero el Mail on Sunday publicaba ayer una entrevista con Temple -que ha cobrado cerca de 365.000 euros por ella- en las que ésta afirma que le hizo una felación a Prescott en el despacho oficial, entre otros detalles en los que se confunde la vida privada de Prescott con las herramientas públicas de que dispone para ejercer su cargo.
Camarero de oficio y sindicalista de profesión, Prescott es despreciado por las encuestas de ayer, que le tratan de "un bufón que nunca tenía que haber llegado tan alto en el Gobierno". Pero sigue siendo, o al menos lo era antes de estallar este escándalo, un hombre de gran peso político, un representante del viejo laborismo con visión de futuro al que se le otorga el papel de mediador entre Blair y su rival y sucesor, Gordon Brown. Un hombre, en fin, capaz de salir del Gobierno dando un portazo.
La tercera ministra salpicada por las crisis, Patricia Hewitt, ha pasado un domingo más tranquilo, pero según las encuestas los británicos creen que es incapaz de gestionar la Sanidad pública. Pese a este panorama, los sondeos no detectan un hundimiento del Partido Laborista, pero sí un fuerte ascenso de los pequeños partidos en perjuicio de laboristas, tories y liberales-demócratas.
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