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Reportaje:

La rebelión de los profesionales del arte

Artistas, galeristas, críticos y directores reclaman independencia frente a las injerencias políticas

En los últimos meses, han pasado cosas sorprendentes en el sector del arte contemporáneo en España.

Por ejemplo, que galeristas, críticos, artistas y directores de museos, además del recién creado Instituto de Arte Contemporáneo (IAC), han coincidido en denunciar, a través de comunicados públicos unitarios o realizados por las respectivas asociaciones por separado, distintos casos de intervenciones políticas en la gestión de los museos de arte contemporáneo. Casos como el del Museo Patio Herreriano de Valladolid, que ha visto cómo dimitía el comité asesor porque los políticos han impuesto la programación en este centro de arte contemporáneo de una exposición sobre Cristóbal Colón; el del Centro Atlántico de Arte Moderno de Las Palmas, cuya directora dimitió por falta de autonomía; o el del Centro Galego de Arte Contemporánea, que vio cómo el cambio político en el Gobierno autónomo provocaba el posterior cese del director del museo.

El sector pide reformas en los patronatos de los museos para incluir más expertos que políticos

Todo el sector -y ésta es la sorpresa, la unión de los distintos profesionales del mundo del arte, ya que la injerencia política era tradicional y sería aplicable a otros casos- coincide ahora en una serie de demandas muy claras y, lo que es más interesante, las reclama de forma pública y conjunta. "El arte contemporáneo y la cultura en general se tiene que mantener a distancia de los dirigismos políticos porque aspiramos a una mayor profesionalidad y a que se nos respete", indica Rosina Gómez Baeza, presidenta del IAC, entidad que nació hace dos años y que ha elaborado un documento en el que propone la regulación de los museos y centros de arte que ha presentado al Ministerio de Cultura.

"El problema es que han ido surgiendo muchos centros nuevos, pero nadie se había tomado la molestia de definir lo que tiene que ser un patronato, que consideramos que debe ser independiente y con mayoría de expertos y profesionales, y cómo tiene que funcionar la selección de los directores para asegurar el buen funcionamiento de los museos como servicio público". El IAC apuesta por convocatorias claras con un consejo electivo en el que participen expertos independientes que basen su elección en el currículo y en un proyecto concreto. También se sugiere que los contratos de dirección sean de cinco años para separar la gestión del profesional del ciclo político de una legislatura

El documento lo conocen todas las asociaciones -algunas de reciente creación, como la de directores y críticos, y otras más veteranas, como las de artistas y galeristas- y a grandes rasgos asumen sus principales demandas, aunque cada colectivo se reserva su independencia y sus reivindicaciones concretas. "Nosotros trabajamos en un documento propio, aunque hay muchas cosas que compartimos", indica Yolanda Romero, presidenta de la Asociación de Directores de Arte Contemporáneo de España (ADACE), que agrupa a 23 profesionales que ejercen su cargo en centros de toda España, en su mayoría por designación directa de los políticos. "Creemos que hay que encontrar una fórmula de elección más transparente, que puede ser a través de concursos por invitación muy definidos, en los que se prime más el programa que presente el candidato que el nombre de la persona. También pedimos que una vez se decida el proyecto se garanticen los medios humanos y la financiación para llevarlo a término con independencia", añade Romero, que indica que el objetivo de la asociación es preparar a los museos para afrontar los retos del siglo XXI.

"Llevamos años reclamando que haya concursos públicos y que se establezcan mecanismos para impedir las intervenciones partidistas, por esto apoyamos los Consejos de las Artes, que por ejemplo ahora en Cataluña empieza a tomar forma", indica Sergi Aguilar, presidente de la Unión de Asociaciones de Artistas de España, que agrupa a más de 3.000 artistas y es la más veterana del sector. "Me alegro de que empiecen a convocarse concursos, como ha pasado ya en Barcelona y en Gijón, y que ésta sea una demanda común. Creo que aunque cada asociación tiene unas demandas muy específicas, en muchas cosas estamos de acuerdo y juntos conseguiremos más resultados que si lo planteamos por separado. De lo que se trata es de entender la política cultural como un servicio público".

"En lo fundamental estamos de acuerdo", indica Soledad Lorenzo, una de las representantes del Consorcio de Galerías, que agrupa a unas 85 salas de arte contemporáneo de toda España. "Somos un sector joven y nos ha costado profesionalizarnos y organizarnos, pero hemos adquirido experiencia y ahora sabemos qué hay que pedir exactamente. Este tipo de funcionamiento a dedo no existe en otros países, y aunque la Administración tiene que tener un control porque la mayoría de museos se nutren de dinero público, una cosa es esto y otra que sean los políticos los que digan cómo se tienen que hacer las cosas. Lo que pedimos es muy sensato".

"En otros ámbitos no hay tanta injerencia, pero en cultura todo el mundo tiene un gusto o una opinión", señala Mariano Navarro, presidente del Consejo de Críticos, que reúne a unos 40 profesionales que entre otros proyectos trabaja en la redacción de un código deontológico. "Todo ministro de Cultura piensa que le han nombrado culto, y no, le han nombrado ministro. Lo mismo pasa con consejeros o concejales. No se puede trabajar si a cada cambio de gobierno o de persona se modifica el programa de un museo. Es como si siempre se tuviera que empezar de cero".

Exposición <i>La aventura de mirar,</i> de Eduardo Weterdahl, en el Museo Patio Herreriano de Valladolid.
Exposición La aventura de mirar, de Eduardo Weterdahl, en el Museo Patio Herreriano de Valladolid.SANTI BURGOS

Cultura impulsa un código pactado de buenas prácticas

El Ministerio de Cultura ha iniciado conversaciones con las distintas asociaciones del sector del arte. "El objetivo es preparar una mesa de trabajo conjunta para elaborar un documento de buenas prácticas para museos y centros de arte contemporáneo", indica Carlos Alberdi, director general de Cooperación del Ministerio de Cultura. "Creemos que hay espacio para el entendimiento y la idea es ahora irnos reuniendo por separado con los distintos agentes del sector para conocer sus demandas y finalizar con una mesa conjunta desde la que pueda realizarse un documento consensuado por todos".

Aunque los contactos ya se han iniciado, Alberdi señala que durante el mes de mayo seguirán las conversaciones bilaterales para poder convocar esta mesa en junio o julio. "Después se repartirán las tareas y se verá como se puede hacer. Lógicamente ahora el trabajo lo hacemos desde el ministerio, pero después tendrá que articularse con las distintas comunidades", indicó. Paralelamente, desde el ministerio también se está trabajando en el proyecto de un nuevo reglamento interno de los museos estatales, aunque Alberdi señala que aún está en fase embrionaria.

"Pensamos que el Ministerio de Cultura debería tener un papel ejemplificador y sería útil que asumiera estas recomendaciones y las transmitiera a las comunidades", indica Yolanda Romero, de la asociación de directores, entidad que prepara para el otoño un foro internacional de expertos para debatir el futuro de los museos.

Desde el Instituto de Arte Contemporáneo se intenta que el ministerio colabore en la redacción de un Libro Blanco del arte contemporáneo en el que se estudie la situación en España y se incluyan datos sobre lo que pasa en otros países, especialmente en Europa. Tanto artistas como galeristas también tienen sus propias reivindicaciones. Los primeros, por ejemplo, reclaman desde hace años que en el presupuesto de las exposiciones en los museos se tenga en cuenta que además de los comisarios, diseñadores y montadores, también deben cobrar honorarios los artistas por el tiempo invertido, sobre todo en un contexto en el que la obra muchas veces es el proyecto.

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