El fiscal mantiene su petición de dos años de cárcel para un 'ertzaina' por homicidio imprudente

El fiscal mantuvo ayer su petición de dos años de cárcel y cuatro de inhabilitación por un delito de homicidio imprudente para un ertzaina que mató a un hombre de 43 años de un disparo en Alegia. El juicio quedó ayer visto para sentencia en la Audiencia Provincial de Guipúzcoa, después de que las partes expusiesen sus conclusiones.

Los hechos ocurrieron el 19 de diciembre de 2003, cuando el agente, que asistía con su compañero de patrulla a un accidente de tráfico ocurrido en la N-I, creyó, según declaró en la vista el lunes, que los ocupantes de dos turismos estacionados en el arcén del sentido contrario a la circulación eran terroristas que intentaban secuestrar a una persona. Al intentar reducir a uno de ellos, se le disparó el arma en el forcejeo y le mató.

El representante del Ministerio Público apuntó en sus conclusiones finales que el acusado no tuvo "la diligencia necesaria" en su actuación para evitar disparar de forma involuntaria al hombre. El fiscal sólo varió su escrito inicial para retirar la indemnización que solicitaba para la compañera sentimental del fallecido pues, a su juicio, no ha quedado acreditado que ambos conviviesen. En consecuencia, elevó de 8.275 a 70.850 euros la indemnización que reclama para los padres del muerto, con el Gobierno vasco como responsable civil subsidiario.

Acusación particular

La acusación particular, ejercida por los familiares del fallecido, reclamó cuatro años de reclusión y elevó a seis años la petición de inhabilitación, además de solicitar una indemnización de 600.000 euros para la compañera del fallecido, 300.000 para sus padres y 60.000 para su hermano.

El letrado de esta parte aseguró que el agente cometió una "imprudencia" al desenfundar su arma para intervenir en una acción que otros testigos no interpretaron como un acto terrorista.Agregó que, aunque se hubiese tratado de un secuestro, el ertzaina actuó de forma imprudente al intentar interceptar a varios secuestradores él solo, sin pedir refuerzos, poniendo en peligro su vida y la de la presunta víctima.

La defensa del agente y del Gobierno vasco pidió la absolución al entender que el ertzaina actuó en cumplimiento de su deber y que el disparo se produjo de forma fortuita. Esta parte insistió en que el acusado pensó que se encontraba ante una acción de ETA y que, por tanto, no desenfundar su arma hubiese resultado "inaudito". Recalcó que el agente "se jugó la vida" al actuar como lo hizo y opinó que si el fallecido no se hubiera resistido el disparo "no se habría producido".

Ayer también testificaron expertos del Instituto Nacional de Toxicología y médicos forenses, quienes certificaron que la víctima presentaba 1,24 gramos de alcohol en sangre y que el disparo se produjo con el arma pegada a su cabeza.