El jurado prolonga la deliberación sobre la pena de muerte del francés Moussaoui
Si no hay unanimidad, el único procesado del 11-S en EE UU será condenado a cadena perpetua
El jurado que debe decidir si vive o muere el francés de origen marroquí Zacarias Moussaoui, único procesado en Estados Unidos por los atentados del 11 de septiembre, seguía ayer deliberando en el Tribunal de Alexandria (cerca de Washington). Los 12 miembros del jurado, nueve hombres y tres mujeres, deben llegar a una decisión unánime si quieren tumbar a Moussaoui en una camilla y aplicarle una inyección letal que acabe con su vida. Si no son capaces de llegar a un acuerdo, la juez del caso, Leonie Brinkema, le condenará automáticamente a cadena perpetua.
Zacarias Moussaoui fue detenido en agosto de 2001. El francés iba a ser, según la acusación, el piloto número 20 de los secuestradores de aviones. El jurado no ha tenido que determinar la culpabilidad de Moussaoui, de 37 años, porque él mismo se declaró culpable en abril de 2005 (su juicio, interrumpido en varias ocasiones, empezó en octubre de 2002) de seis acusaciones: en resumen, reconoció formar parte de una conspiración de Al Qaeda para pilotar aviones y dirigirlos contra edificios, pero aseguró que su misión era posterior al 11-S y que no era el vigésimo piloto ni un comando de repuesto.
Sin embargo, en su intento desesperado por ser condenado a muerte y convertirse en mártir de su causa, Moussaoui -que desempeñó el papel de su peor enemigo durante el juicio- puede que sellase su destino cuando subió al estrado a finales de marzo para revelar que tenía previsto secuestrar un avión el 11-S y estrellarlo contra la Casa Blanca. Esta declaración llegaba después de que durante meses mantuviera que era miembro de Al Qaeda, que había sido entrenado para pilotar aviones comerciales, pero que nada tenía que ver con los ataques terroristas del 11 de septiembre. Además de colocarse en el centro de la conspiración del 11-S, confesó -frente a las fotografías- que conocía a la mayor parte de los 19 terroristas suicidas que secuestraron los aviones bajo la dirección de Mohamed Atta.
Moussaoui estaba en la cárcel en el momento de los atentados de Nueva York y Washington, y no ha matado directamente a nadie, pero la acusación argumentó, con éxito, que podía haber evitado la matanza de casi 3.000 personas si no hubiera mentido al FBI cuando fue detenido. Por esa razón le consideró responsable de la muerte de al menos una persona, y por ello susceptible de recibir la pena de muerte.
El hombre que ahora afronta la pena de muerte se hizo "siervo de Alá", en sus propias palabras, en una mezquita de Londres. Luego conectó con Khaled Sheik Mohamed -al que se atribuye la organización del 11-S- en Malaisia. Según la comisión del 11-S que investigó los atentados, viajó a Oklahoma, donde recibió lecciones de vuelo. Pero nunca logró aprobar el examen. Entonces, recibió 14.000 dólares enviados por Ramzi Binalshibh, miembro de la célula de Hamburgo de Al Qaeda, y se trasladó a Minnesota para entrenarse en un simulador de un Boeing 747. Fue detenido, en agosto de 2001, después de que un instructor de vuelo avisara al FBI de su comportamiento sospechoso. Una agente pidió permiso para acceder a su ordenador y registrar sus pertenencias, pero le fue denegado. Cuando se quiso acceder ya era demasiado tarde, el 11-S había sucedido.
Los fiscales han tratado de demostrar que cuando Moussaoui fue interrogado mintió y no reveló nada de la preparación de los atentados que pudiera haberlos evitado. Por eso, arguyen, debería ser ejecutado. Aunque en el momento de los ataques estuviera en prisión, debe morir.
La defensa alega que Moussaoui sufre una enfermedad mental y que busca morir para convertirse en un héroe. "Si no es en este caso, ¿cuándo es entonces la pena de muerte adecuada?", se preguntó el fiscal David Novak. "¿Cuánta gente tiene que morir?". El lunes tanto la defensa como la acusación expusieron sus puntos de vista y dejaron el caso visto para determinar la sentencia. Entonces, el acusado permaneció en la sala mirando al jurado. Cuando se retiraba les dijo: "Nunca me atraparás, Estados Unidos. Nunca jamás".
Según un sondeo de la cadena CNN, el 50% de los encuestados quieren la muerte del conspirador. El 45% se opone. Su madre, Aicha El Wafi, volaba ayer desde París para estar junto a su hijo cuando se conozca la sentencia. "Esto ha durado cuatro años, pero ahora mi vida es un infierno", declaró a la agencia Associated Press en el aeropuerto de Charles De Gaulle.
Mientras tanto, Nueva York se aprestaba ayer a inaugurar el festival de cine de Tribeca con la proyección de la película United 93, sobre el avión que se estrelló en Pensilvania después de que los pasajeros se enfrentaran a los secuestradores.
[Por otra parte, el estadounidense de origen pakistaní Hamid Hayat, de 23 años, fue condenado ayer a 39 años de cárcel por un tribunal de Sacramento (California), que lo consideró culpable de colaborar con terroristas. Hamid Hayat fue detenido en julio del año pasado acusado de haber viajado a un campamento de entrenamiento para terroristas en Pakistán en 2003]
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