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Crítica:ESCAPARATE
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Sacras arcas

En los mejores diccionarios de la actualidad (y del pasado) las definiciones incorporan una o varias citas de uso. Las palabras se presentan, así, acompañadas por una cohorte de frases que mitigan algo los rigores de la disección lexicográfica, porque brindan los contextos originales donde florecieron.

Da la impresión de que Andrés Trapiello (Manzaneda de Torío, León, 1953) ha querido fabricarse él solo las citas de Autoridades -como se decía en el dieciocho- que acompañarían un hipotético diccionario de unos cuatro mil vocablos. Breves párrafos, dedicados cada uno a una palabra, privados de la definición del diccionario de donde salieron, y además presentados en desorden, constituyen el heterogéneo conjunto de esta obra.

EL ARCA DE LAS PALABRAS

Andrés Trapiello

Ilustraciones de Javier Pagola

Fundación José Manuel Lara

Sevilla, 2006

352 páginas. 28,75 euros

El arca de las palabras vio la luz como entregas diarias en el periódico La Vanguardia a lo largo de todo un año: del Día del Libro de 2004 al de 2005. El procedimiento escogido tiene ecos de la práctica de la bibliomancia: "Cada día abriré este diccionario de Calleja al azar, leeré cinco páginas, las marcaré con un punto rojo para no repetirlas, y glosaré aquí los vocablos que más me gusten". La misma elección de la obra de partida (un viejo diccionario ilustrado con grabados, sin ninguna especial autoridad lexicográfica) indica claramente cuál es el espacio en el que se inscribe esta práctica: el espacio de la literatura, creada o recordada, el de la rememoración de la infancia (a la que acaba remitiendo siempre, para el autor, cada nuevo encuentro con una voz), el del placer y el del recuerdo.

Los párrafos allegados a veces tienen la longitud y consistencia de aforismos ("los viajes más largos y hermosos se miden en cíceros", o "pero el destino final de todo apólogo es ser apócrifo"). Pueden constituir también brevísimos poemas: "Las alas bordadas de una mariposa". O presentar digresiones estilísticas -"el sueño, mucho más que el esfuerzo, ha de ser ciclópeo"- o etimológicas: "De las cosas más bonitas que se le puede decir a una muchacha es preciosa, como bien sabía Miguel de Cervantes, el único caso en el que valor y precio parecen ir juntos".

La escritura de Trapiello bebe en las fuentes de cierta literatura española de finales del XIX y comienzos del XX (Unamuno, Juan Ramón, Gómez de la Serna...). Muchas de las palabras abordadas desarrollan auténticas greguerías: "El megalómano es el melómano de una sola melodía, y silbada", incluso en los temas: "Es tan perceptible y erosiva la tristeza del circo porque en él, desde los domadores a los acróbatas, parecen vivir en cautividad".

Las greguerías, como los aforismos, exigen la soledad y el aislamiento. Esparcidas en un año de prensa tenían una calidad leve, de encuentro, que la puesta en libro (incluso en uno tan bellamente editado e ilustrado como éste) les niega. Este paradójico no-diccionario presenta las palabras en la secuencia aleatoria en la que se fueron produciendo (aunque el folio explicativo de cada página las recapitule, dando lugar a declaraciones que son en sí mismas hallazgos: "pancarta-escoba"). Por tanto, es necesario el índice final, que restituye las palabras de la obra al orden alfabético de donde surgieron.

Pero más obra de placer que de consulta, la mejor forma de acceso a El arca de las palabras es la reproducción del proceso que le dio origen: abrirlo al azar y leer unos párrafos. Muchas veces el lector obtendrá como recompensa una frase bella y evocadora como ésta: "Más que como bebida, el oporto se destiló para que la luz lo atravesara cuando quedaba tranquilo en su copa".

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