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MIRADOR
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

El gran archivo del horror

Son muchísimos kilómetros de archivos repletos de carpetas con más de 47 millones de documentos que hablan de tragedias individuales acaecidas durante el Holocausto, con datos en gran parte exhaustivos sobre más de 17 millones de víctimas. El archivo de la ciudad de Bad Arolsen en el norte de Hesse contiene por ejemplo los datos completos de prisioneros de los campos de concentración de Dachau y Buchenwald. La ministra alemana de Justicia, Brigitte Zyrpies, ha anunciado en Washington que el archivo queda abierto a la investigación y que Berlín ha puesto fin a su resistencia basada en la protección de datos. Es cierto que la apertura de este inmenso fondo documental a la curiosidad privada planteaba reservas porque los informes elaborados por los nazis sobre sus prisioneros llegan hasta la más profunda y tremenda de las intimidades de muchas de sus víctimas, muertas o no, y podrían afectar a supervivientes y familiares. También es un hecho que estos documentos sobre las víctimas salen a la luz cuando la generación de los verdugos, y sus colaboradores no alemanes, se ha extinguido. En todo caso, Bad Arolsen abre las puertas a una documentación que el mundo debe conocer a toda costa.

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