Controlar lo incontrolable
Puede que yo sea un ignorante. Y puede incluso que eso justifique mi forma de ver algunas cosas. Pero si yo tengo un libro que ya me he leído, y decido dejárselo a mi buen amigo X para que disfrute, y éste se lo deja a su amiga Z, y así una cadena sin fin, no creo que el autor se sienta agredido o que la SGAE pueda meter mano.
Entonces, ¿por qué se empeña en luchar quijotescamente contra el intercambio de archivos en la Red? No se trata de lucro, se trata del intercambio de material libre entre personas libres. Si luego se comercializa o se hace negocio, ése será el delito, pero la procedencia de lo vendido no será responsable. Sería tan ridículo como prohibir los tomates para que no se vendan en los mercadillos. Ya me parece excesivo que tenga que pagar un canon para grabar en un CD las fotos de mi hijo. Que ahora se empeñen en controlar lo incontrolable no es más que otra muestra de la insaciable codicia del ser humano. Señor Larrey, ¿dejó usted un CD de El Combolinga a su amigo Toni? Esto, sí. Pues acompáñenos a comisaría. Ridículo.
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