El génesis del rol japonés
De la mano del creador de 'Bola de Dragón' llega a Europa la saga de rol para consola pionera en el género
Hace 20 años que unos estudiantes de informática japoneses aficionados al rol de tablero como Dragones y Mazmorras decidieron crear un videojuego que, si bien bebía de las reglas originales, incorporaba decenas de novedades y una forma de ejecutar los combates por turnos que sentó cátedra. Después vendrían Final Fantasy, Tales of Phantasia y otros títulos nipones con el mismo sistema de control.
Sólo esta octava entrega de Dragon Quest ha vendido más de tres millones de unidades Japón, y la saga completa lleva acumuladas más de 40 millones. Tres talentos son los responsables de este tremendo éxito: Yuji Horii, creador de la saga, Akira Toriyama, conocido por ser el autor de Bola de Dragón, se ocupa del diseño de los carismáticos personajes, y Koichi Sugiyama impregna de magia el mundo de Dragon Quest con sus preciosas composiciones musicales.
'Dragon Quest VIII: El periplo del rey maldito'
Desarrolla: Level Five
Distribuye: Square Enix
Plataforma: PlayStation 2
Género: Rol
Mayores de 12 años
Precio: 57 euros
Internet: www.dragonquest.eu.com/espanol/index.htm
La historia arranca en un soleado prado donde se ha parado una caravana. La cámara, caprichosa, persigue a un hámster con el pelo de punta que se coloca en el bolsillo de quien protagonizará esta aventura épica. La misión es librar al Rey y a la princesa de Trodain de la maldición que el bufón Dhoulmagus ha lanzado con el cetro prohibido sobre todos los habitantes del reinado convirtiéndoles en animales y monstruos.
Además ha congelado el tiempo, relegando a la región al ostracismo absoluto. Afortunadamente el maleficio no ha alcanzado a un joven miembro de la guardia real, quien inicia un largo viaje para deshacer el entuerto acompañado por una extraña criatura verde, que es el rey transformado, y un caballo, nueva imagen de la princesa.
Para Dragon Quest el desarrollador ha creado un motor tridimensional con tecnología cel shaded que da aspecto de dibujo animado al escenario y a los personajes sin perder la total libertad de movimiento. También se han incorporado los desplazamientos reales entre localizaciones. El rol japonés solía valerse de un mapa para realizar largas trayectorias. Era suficiente con pinchar sobre la representación en el mapa del lugar al que se quería viajar y unos iconos, que representaban a los protagonistas, hacían el recorrido en pocos segundos. Ahora, y como sucede en los videojuegos de rol occidentales, hay que hacer el viaje íntegramente.
Ver cómo el sol completa su ciclo y aparece un océano de estrellas en su lugar y sentir el calor de las criaturas que pueblan este mundo lleno de vida, ayudan a sumergirse en la trama.
Los tiempos de carga son prácticamente inexistentes, lo que aporta mucha fluidez a la acción; sólo se aprecia cierta interrupción cuando se accede al interior de edificios y cuevas en las que aparece brevemente una pantalla negra antes de poder entrar. Durante los viajes se entra en cualquier momento en liza con un puñado de monstruos. Aquí sí se ha respetado la tradición y los combates son de manual. Se ejecutan por turnos y pueden ser observados desde primera o tercera persona, con lo que se goza viendo las acciones del protagonista.
Si no se cambia la configuración inicial se controla sólo al héroe principal, siendo la consola quien gobierna al resto de personajes del grupo. Sin embargo, lo mejor es tomar el control absoluto y decidir también qué acciones, ofensivas o defensivas, realizarán los compañeros de viaje. Especialmente porque los miembros del grupo poseen habilidades únicas que dan mejor resultado si se usan con cabeza que de forma automática.
Dragon Quest se ha adaptado al formato PAL de televisión y cuenta con traducción al castellano, además de haber prolongado el desarrollo de los combates tal como gusta por estos lares. Lo van a conseguir.
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