La creación de "un nuevo mundo"
"Estamos demostrando que el mundo puede funcionar de otra manera. Estamos rompiendo todas las teorías económicas y sociopolíticas que se han tratado de aplicar en el continente. Estamos creando un nuevo mundo". Así explica el canciller venezolano encargado, Pável Rondón, los cada vez más estrechos nexos entre Cuba y Venezuela.
El diplomático destaca una de las razones por las cuales la política exterior de Caracas considera clave la relación con el Gobierno de Fidel Castro: el valor simbólico que tiene en el contexto del enfrentamiento a Estados Unidos.
Ha sido así desde el principio. No es casual que el día 12 de abril de 2002, con Chávez fuera del poder, uno de los primeros anuncios que hicieron los directivos de Petróleos de Venezuela que habían participado en las acciones para derrocarlo, fue "ni un barril más de petróleo para Cuba".
Pero al retornar al Gobierno, 47 horas después, lejos de marcar distancia, el mandatario mantuvo sus programas de cooperación con la isla. A principios de 2003, después de la huelga petrolera y patronal que comenzó en diciembre de 2002, con la economía casi en ruinas, Chávez se aferró a Cuba como un náufrago a un madero. Lanzó las llamadas misiones, programas sociales para los más pobres y excluidos, que han tenido en la ayuda cubana su baluarte fundamental.
La Misión Barrio Adentro ha llevado a médicos cubanos a las zonas más pobres. La Misión Robinson tomó como base el método cubano de alfabetización de adultos Yo sí puedo, y enseñó a leer y a escribir a más de un millón de personas, según cifras oficiales.
Estas dos misiones y otras como Mercal (tiendas de alimentos a bajo coste), Ribas (enseñanza acelerada de educación media) y Sucre (educación universitaria), le permitieron a Chávez salir del foso en que había caído después de dos años de lucha por la supervivencia política y ganar el referéndum de agosto de 2004. Él mismo ha reconocido que en enero de 2003 estaba prácticamente perdido y que fue la influencia de las misiones, especialmente las que tienen apoyo cubano, lo que cambió el panorama.
De modo que otra explicación de la creciente generosidad venezolana con La Habana es la gratitud. El Gobierno jamás hubiese encontrado tantos médicos ni maestros venezolanos dispuestos a radicarse en barrios pobres y pueblos olvidados, entre otras razones porque sus gremios son controlados por opositores.
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