El voto o la multa
Miles de ecuatorianos hacen cola en los consulados para empadronarse
Una mujer sonríe, feliz, en medio de una multitud de caras largas. Acaba de montar un negocio en las inmediaciones del consulado de Ecuador en Madrid y le va de maravilla. Es un negocio clandestino, pero eso no es inconveniente; sus clientes saben qué esconde en el carrito de bebé que arrastra tapado con una manta: "Dame unos tortelinis", "¿tienes galletas?". Seguramente pensó que los cientos de ecuatorianos que esperan durante horas a la puerta del consulado, tendrían hambre en algún momento. Acertó.Ayer pasaron por delante de su carrito 1.700 potenciales compradores. No tiene competencia, pero el negocio se le acabará el sábado.
Es el último día de plazo para que sus clientes puedan empadronarse y cumplir así con el único requisito para ejercer, por primera vez en la historia de Ecuador, el derecho al voto desde el extranjero. Las elecciones están previstas para el 15 de octubre.
"Ecuador es Marbella en gigante. No venimos a elegir al mejor ladrón, venimos obligados", dice Lauro
"Salimos de Burgos a las tres de la mañana y hemos llegado aquí a las seis. Pensábamos que íbamos a ser las primeras en la cola, pero nos hemos encontrado 300 personas por delante. Han pasado la noche aquí durmiendo sobre cartones", explica Carmen, que ha pedido el día libre en su trabajo para poder hacer el trámite.
Sólo tienen que presentar dos fotocopias del pasaporte para poder empadronarse, pero la gestión se prolonga, de media, unas doce horas. El motivo es un bulo: se ha corrido la voz de que si no votan tendrán que pagar una multa de 300 dólares (unos 250 euros) cuando vuelvan a su país, y han acudido en masa al consulado para ahorrárselos. Desde que se abriera el proceso, en septiembre del año pasado, se han empadronado, sólo en Madrid, cerca de 22.000 ecuatorianos. Unos 4.700 lo han hecho en los últimos tres días, el tiempo de vida del bulo.
"La gente del consulado nos ha dicho que es mentira, pero no me fío. Si algo así no fuera cierto, la gente no estaría aguantando lo que está aguantando aquí", explica Manuel Barrionuevo mientras espera su turno desde las siete de la mañana con su mujer, Alexandra Zúñiga, y su bebé de cuatro meses, Ashley. "El niño se ha portado bien. La verdad es que lleva durmiendo desde que salimos de Getafe" , comenta Alexandra.
"No tengo ni idea de quiénes van a ser los candidatos, ni me interesa. Ecuador es como Marbella, pero en gigante. No venimos a elegir al mejor de los ladrones; venimos obligados, para evitar una multa. Mi papeleta irá en blanco", explica Lauro Molina, de 52 años. Sus compañeros le miran con envidia: lleva el papel de empadronamiento en la mano y se va por fin a casa. Son las dos de la tarde y ha pasado toda la noche en la cola.
El lugar está lleno de niños de todas las edades. Algunos han hecho pandilla y se entretienen jugando. Los mayores que han ido en coche abren las puertas para compartir con sus compatriotas un tema de salsa que suena a todo volumen. Hacia la una de la tarde llega un equipo de limpieza. Tardan una hora en recoger todos los cartones, y llenan un camión a rebosar.
"Nos vemos agobiadísimos. Los otros tres consulados que están empadronando ecuatorianos para las elecciones (Barcelona, Valencia y Murcia) están igual. No sabemos de dónde ha salido el rumor, pero es despreciable intentar engañar a la gente de esa manera", se lamenta, visiblemente agotado, Ricardo Chávez, cónsul de Ecuador en Madrid.
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