La política persigue al 'Guernica'
Polémica sobre si el mítico cuadro de Picasso debe viajar o no al País Vasco
Los aniversarios, las fechas más o menos redondas, se han convertido en un dinamizador cultural de primer orden. Pero también en una pesadilla para algunas instituciones. Por ejemplo, para el Reina Sofía, de Madrid, que custodia desde 1992 el Guernica, de Picasso. Siempre hay una razón para pedirlo en préstamo desde cualquier museo. Pero nadie lo hace con la constancia del Gobierno vasco. Lo reclamó -sin éxito- en 1997, cuando se inauguró el Museo Guggenheim. Y ahora vuelve a la carga, a un año del 70º aniversario del bombardeo de Gernika, que llegará en 2007.
En realidad, Vitoria lo pide desde 1978, con la tenacidad de quien ve en ese lienzo de proporciones gigantescas (3,45 por 7,78 metros) un icono casi religioso del martirio de la villa vizcaína, arrasada por las bombas alemanas en 1937. Los sucesores del lehendakari José Antonio Aguirre, que rechazó el cuadro cuando Picasso estaba decidido a entregárselo, no pierden ahora ocasión de subrayar la conexión profunda que tiene con Euskadi.
"Igual su valor estético no es excesivo, salvo porque lo pintó Picasso, pero para nosotros su valor político es incalculable", asegura Joseba Zubia
"Es bochornoso que el PP apoyara a los nacionalistas, cuando han estado contra el traslado durante años", dice el socialista José F. Blanco
Poco importa que Picasso tardara varios meses en encontrar la idea para llenar un lienzo enorme y necesariamente propagandístico, encargado por el Gobierno republicano para la Exposición Internacional de París. La inspiración llegó al fin con el atroz bombardeo de Gernika, que causó más de 1.600 muertos el 26 de abril de 1937. El testimonio visual lo aportarían las fotografías publicadas por L'Humanité. Picasso no había visto nunca un campo de batalla ni una ciudad devastada por las bombas.
Pero el mito en torno al Guernica es muy poderoso, aunque su autor fuera considerado "un inculto" por el pintor vasco José María Ucelay, que tampoco apreció el cuadro. "Como obra de arte es una de las peores que se han producido en el mundo", llegó a declarar.
Algo de ese desprecio hacia la que es universalmente considerada una obra maestra sobrevive en los nacionalistas. "Igual su valor estético no es excesivo, salvo porque lo pintó Picasso, pero su valor político es incalculable para nosotros", explicaba el miércoles Joseba Zubia, portavoz del PNV en el Senado, frente a la fachada del Reina Sofía. "Y el valor emocional", añadía su compañero Javier Maqueda. "No hay casa en Euskadi que no tenga una reproducción". Por eso lo reclaman, desconfiando de los informes del año 1997 que desaconsejaron su traslado.
"Los informes los hicieron técnicos muy expertos" replica José Guirao, que dirigió el Reina Sofía entre 1994 y 2000. Y fueron corroborados por más de 30 especialistas internacionales. "Las condiciones que motivaron la denegación del préstamo en 1997 siguen siendo las mismas", añade Guirao, sorprendido de que prime la política sobre el arte. Pero así ocurre, al menos con el Guernica. Y en Vitoria han seguido en la brecha hasta lograr hace 10 días que el Senado diese la primera luz verde al traslado temporal de la obra a Bilbao. Fue gracias al PP, el grupo más numeroso de la Cámara alta.
"Es bochornoso que ahora el PP haya apoyado a los nacionalistas, cuando ellos han argumentado en contra del traslado durante años. Los informes en los que se basa la ministra de Cultura para rechazar el préstamo se hicieron en tiempos del Gobierno del PP", clama José Fernández Blanco, portavoz de Cultura socialista en el Senado. Y cita párrafos del informe que no sólo desaconsejan volver a enrollar el cuadro, sino su embalaje en una caja de protección máxima porque conllevaría riesgos imposibles de asumir.
¿Por qué cambió el PP? "Votamos sí a la moción, pero con dos enmiendas", dice Juan Van Halen, portavoz de Cultura del PP en el Senado. "Primero, lo que se aprueba es un traslado temporal. La moción nacionalista pedía 'un traslado al menos temporal'. Y segundo, con el necesario informe favorable de la Academia de San Fernando". Van Halen considera que es bueno que se pronuncie una institución prestigiosa. "E independiente", añaden Zubia y Maqueda. "Los otros informes encargados por Cultura eran de parte", alegan. "Si llevarlo a Bilbao con todas las garantías resulta muy caro, lo pagamos nosotros", subraya Maqueda. Lo importante es que vaya. ¿Por cuánto tiempo? "Aún no sabemos, pero si hay que devolverlo cumpliremos con nuestra palabra". Y si no, a seguir en la brecha, hasta el próximo aniversario.
Un cuadro millonario y precario
EL GUERNICA ES UN IMÁN para el turismo. Para el Reina Sofía representa 1,5 millones de visitas anuales, y el museo no está dispuesto a ponerlo en peligro. La pintura presenta un craquelado general, con grietas en sentido vertical por efecto de los sucesivos enrollados para su transporte. El Guernica viajó muchísimo en sus 40 primeros años de vida. Por no hablar del impacto de las restauraciones de 1957 y 1964, realizadas por el MOMA de Nueva York, que lo custodió durante casi cuatro décadas. Y de los
daños del atentado del 1974 a manos de un propagandista del graffitti, que lo marcó con spray rojo. El mundo del arte es consciente de que no está para traslados,
y es raro que lo pidan prestado.
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