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El Tribunal de La Haya no olvida ni perdona

Isabel Ferrer

LA SÚBITA MUERTE DEL EX PRESIDENTE serbio y yugoslavo, Slobodan Milosevic, ha oscurecido en parte la labor realizada por el Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia (TPIY). Era el primer ex jefe de Estado de la historia moderna juzgado por genocidio, crímenes de guerra y contra la humanidad y el proceso ha quedado sin sentencia. Pero los delitos cometidos en el conflicto de los Balcanes (1991-1999) tienen también otros rostros. Uno de los cargos en particular, la violación de mujeres en tiempo de guerra, ha sentado un precedente legal al considerarse punible. No siempre denunciado, por vergüenza o por miedo, el asalto sexual sistemático vertebró en 2001 el proceso contra tres militares serbo-bosnios. Se trataba de Dragoljub Kunarac, Radomir Kovac y Zoran Vukovic. Juntos tomaron en 1991 la ciudad de Foca, al sureste de Sarajevo.

Según el fallo de los jueces, el trío y sus subordinados separaron de inmediato a las mujeres y los niños de los hombres. Una vez encerrados en todo tipo de inmuebles, sometieron a las primeras -en su mayoría, musulmanas- a continuas vejaciones sexuales. Kunarac, que era el comandante de las fuerzas ocupantes, participó de forma activa en las violaciones. Las condenas del TPIY, confirmadas por la Cámara de Apelaciones, fueron severas: 28 años de cárcel para Kunarac, 20 para Kovac y 12 en el caso de Vukovic.

El TPIY ha perfilado el concepto de responsabilidad compartida. No importa el rango del acusado para establecer su responsabilidad. Desde su apertura en 1993, los jueces han condenado a 161 personas. Las causas contra otras 90 han concluido y 47 acusados permanecen en la cárcel de la ONU en La Haya. Hay 6 juicios en marcha. Siguen huidos 6 inculpados, incluidos Karadzic y Mladic.

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