El congreso de Cáceres pide que el libro y la lectura sean una cuestión de Estado
"El libro es un instrumento de combate y de salvación", afirma el filósofo Fernando Savater
"Los lectores son aún más importantes que los libros", dijo ayer el coordinador del Plan de Fomento de la Lectura de Extremadura, Luis Sáez, en la clausura del I Congreso Nacional de la Lectura, que presidieron los príncipes de Asturias. La formación de estos lectores y la recuperación del cuarenta y pico por ciento de los ciudadanos que no leen nunca son temas prioritarios. La idea de que todo lo relativo al libro y la lectura tenga el tratamiento de cuestión de Estado ya fue apuntada por algunos editores como Alejandro Sierra, y ayer la hizo suya Manuel Pérez Castell, alcalde de Albacete y presidente de la Comisión de Cultura de la Federación de Municipios. "El libro y la lectura son una cuestión de Estado, y así hay que concebirlo", afirmó.
"En estos tres días de trabajo se han hecho análisis, propuestas, descubrimientos y ahora necesitamos de los políticos compromisos, responsabilidades y recursos para llevarlos a la práctica", añadió Antonio Basanta, vicepresidente ejecutivo de la Fundación Germán Sánchez Ruipérez. El director general del Libro, Rogelio Blanco, afirmó que en España, en estos momentos, hay un "alto potencial de creación, de edición, de librerías". Las condiciones para un buen desarrollo de la lectura están servidas.
El congreso se cerró ayer, con la tristeza de las despedidas de los amigos y el alivio de acabar con las maratonianas sesiones de trabajo, pero en realidad aún no ha acabado. El consejero de Cultura de la Junta de Extremadura, Francisco Muñoz, anunció que en breve se hará pública la Declaración de Cáceres sobre la lectura en el siglo XXI, que recogerá las conclusiones del encuentro.
Todos cuantos han participado en el congreso cruzan los dedos con la esperanza de que sus opiniones y propuestas no caigan en saco roto. Puede afirmarse sin dudas que el nivel ha sido excelente.
Fernando Savater, que fue el ponente de la mesa sobre Lectura y sociedad, la última de estas jornadas, entusiasmó a los asistentes. "Soy la peor persona del mundo para hacer un elogio de la lectura. Me gusta tanto que no comprendo que haya gente a quien no le guste. Exhortar a la lectura es como exhortar a probar el jamón de Jabugo, pruébelo usted y verá como le gusta".
Propuso tres ideas. La vinculación de la lectura con la tradición religiosa e ideológica. "No hay ninguna imagen de un dios pagano leyendo; en cambio, en la cristiana, desde finales del Medievo y sobre todo en el Renacimiento, aparecen santos leyendo". Puso un ejemplo de Orlando furioso. El mago Atalante está leyendo tranquilamente, sólo tiene un libro, cuando un guerrero armado quiere golpearle y él sigue leyendo. "La lectura es mucho más poderosa que las armas. El libro es un instrumento de combate y de salvación".
Rechazó luego los cánones y las listas de los libros que hay que leer y los que no, los recomendados y los prohibidos. "Hoy no se lee menos, pero hay menos lectores exploradores. Hay una tendencia a conformarse con esas historias del templario que sube y baja o del Papa escondido dentro de un templario. Tienen 500 o 600 páginas y es muy meritorio que se lean, pero lo malo es que no salen de ahí". "La lectura es algo más que un medio de acceso a la información y al conocimiento, es una forma de vida".
La tercera reflexión de Savater giró en torno a la "irrepetible y extraña relación que se establece a través de la lectura entre el escritor y el lector". "Proust decía que la lectura es una amistad sin frivolidad y que la conversación era más superficial que la lectura".
Destacó, finalmente, la importancia de la elección de las obras iniciáticas, "que atrapan, que son una revelación y que llevan a cada uno a su propio paraíso".
El director de la Real Academia Española, Víctor García de la Concha, pronunció la conferencia de clausura, al mismo magnífico nivel que las de Nélida Piñon, Alberto Manguel o Francisco Jarauta. Hizo un elogio de la lectura en un recorrido a lo largo de los tiempos y a través del arte y de autores preferidos y diversos como Platón, Sócrates, Gonzalo de Berceo, Goethe, Arcipreste de Hita, Jorge Luis Borges...
"Me gustaría particularmente hablar de la historia de las mujeres que conquistaron el derecho a la lectura y, mediante ella, su libertad. De Teresa de Cartagena, por ejemplo, que en la lectura aprendió a descubrirse a sí misma y lo plasmó en la escritura. O de Teresa de Ávila, que lloraba desconsoladamente cuando el inquisidor general prohibió los libros espirituales en romance...".
García de la Concha tomó de Jaime Salinas la definición del perfecto lector, "que ha de olvidarse de sí mismo para entrar en el libro y entrar en él no por interés o cálculo de lo que ha de obtener, sino abierto generosamente a lo que el libro quiera darte". Y también con Salinas, eligió a Alonso Quijano como el santo patrono de los lectores.
Cerraron el congreso Juan Carlos Rodríguez Ibarra, presidente de la Junta de Extremadura, y el príncipe Felipe. El primero logró inmediatamente la complicidad y las carcajadas de los asistentes. "No es bueno que los políticos activos nos metamos en cosas de cultura, luego pasa lo que pasa, y, después de Marbella, nos van a llamar a todos corruptos y, lo que es peor, horteras".
Pero Ibarra sí se metió y evidenció que ha seguido atentamente el congreso. "Se ha polemizado sobre si hay que leer por placer, por necesidad o por obligación. Nuestras madres decían que leíamos por vicio y los vicios no se adquieren por obligación, sino por emulación. ¿Cómo tratar los vicios? Propongo que los médicos, en lugar de recetar un ansiolítico, receten un libro, y que nosotros, en lugar de pagar un medicamento, paguemos un libro".
"Para nosotros, que no pretendemos ser una nación ni una nacionalidad ni hecho diferencial, es una alegría que los Príncipes vengan a nuestra región para clausurar el congreso".
Don Felipe elogió el trabajo realizado por el congreso y también la potencia de la industria editorial española. Y como todos cuantos han pasado por el Complejo Cultural San Francisco, habló de lectura. "Leer no es sólo entender un texto, código de letras y palabras desde su comienzo hasta el fin, sino imaginar, relacionar ideas y conceptos. Mientras leemos escogemos libremente lo que en cada momento nos parece indistintamente más importante, más útil, más divertido o más bello; según también el momento, el estado de ánimo o el objetivo, si lo hay, que nos marcamos al hacerlo. Se trata de ampliar constantemente el umbral de nuestra comprensión. Se trata de alimentar la curiosidad por el saber y el disfrute con el arte y la imaginación", afirmó, y añadió: "Deseamos que España se consolide como un país de lectores, porque así, y como reza el eslogan, también lograremos ser un país de ciudadanos más cultos y más libres". El poeta español Vicente Espinel fue un claro precursor de esta idea en el siglo XVII, al afirmar que "los libros hacen libre a quien los quiere".Víctor García de la Concha hizo un elogio de la lectura en un recorrido a lo largo de los tiempos
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