"La comedia enseña nuestras miserias"
Hoy estrena su cuarto largometraje, Bienvenido a casa, una historia de amor y estupefacción entre dos jóvenes que están a punto de dejar de serlo y en la que, una vez más, es la joven la que tiene los pies en el suelo mientras él va de perplejidad en perplejidad, con la que obtuvo el premio al mejor director en el último Festival de Cine de Málaga. Una mirada amable e inteligente sobre el mundo que les ha tocado vivir, en el que los nuevos amigos componen una divertida y contemporánea corte de los milagros. David Trueba (Madrid, 1969), realizador, guionista, novelista y colaborador habitual en los diarios, apuesta en esta ocasión por la comedia:
"Ante el peligro de tomarte demasiado en serio, la mejor recomendación es mirarte en un espejo. Me gusta la comedia porque nos enfrenta a nosotros mismos convertidos en objeto de risa. Enseña nuestras carencias, nuestras lagunas, nuestros defectos, nuestras miserias. Todo eso que el sentimentalismo trata de esconder. Ahora no puedes reírte de nadie porque ofendes, ya sea a un gremio profesional, a los afectados por una enfermedad, a una nación o región. Sale un señor, hace un chiste y al día siguiente tiene que pedir excusas a tres asociaciones. Si perdemos esa guerra, habremos convertido el mundo en un lugar invivible. La risa es la única victoria del indefenso frente al poderoso, de la víctima frente al verdugo, del raro frente al normal. La risa es como la junta de accionistas de los pobres. La comedia cinematográfica ha sido, para mí, el género más capaz de retratar lo que somos".
"La risa es la única victoria del indefenso frente al poderoso, de la víctima frente al verdugo"
"Concha Velasco ha representado como nadie la bondad sacrificada de la generación de mis padres"
Su anterior película, Soldados de Salamina, era, en principio, un riesgo: adaptar al cine uno de los mayores éxitos editoriales del año. Ahora, opta por el humor. ¿Le atrae el precipicio?
"Da pavor hacer comedia porque querer hacer reír y no conseguirlo evidencia un fracaso. La seriedad provoca respeto; el humor, no. Asumir ese riesgo es un ejercicio de humildad, de someter el cine al designio público, ir un pasito más allá del hablar para ti mismo, del narcisismo, del extendido onanismo creativo, donde pase lo que pase siempre te quedas satisfecho. En estos oficios de la comunicación no está de más recordar que comunicarse implica al que habla con el que escucha".
También ha dicho que le apetecía hacer una comedia sobre el presente, incluso sobre el futuro, después de esa indagación sobre el pasado que fue la adaptación de la novela de Javier Cercas.
"De esas cosas me doy cuenta a posteriori. Trato de no psicoanalizar las historias para desvelar la razón profunda por la que las hago. Y sí, me di cuenta de que esta película tenía algo de reacción a partir de la anterior. Soldados de Salamina hablaba de cómo el pasado es fundamental en lo que somos, y en ésta hay una mirada emocional hacia la apuesta por el futuro, los hijos, la resistencia, la alegría de vivir, al menos los próximos cinco minutos. También supongo que dentro de esa reacción reside el hecho de que, después de una película tan seria como la anterior, haya necesitado rodar una comedia, mandar el prestigio lo más lejos posible, sacudirme esa perversa pátina de satisfacción que te concede el éxito y volver a ponerme en evidencia ante los espectadores, y más si lo que persigues es hacer reír y emocionar, ya que ambas reacciones están totalmente desprestigiadas por los serios analistas culturales".
El amor, la pareja, la paternidad, la fidelidad o infidelidad... Son temas que surgen en Bienvenido a casa. Le voy a poner dos ejemplos de amor para ver qué le sugieren: la relación entre Newland Archer y la condesa Olenska de La edad de la inocencia, de Edith Warton, y la definición que sobre el amor dio E. M. Cioran: "La unión de dos babas".
"Precioso. Ojalá fuéramos capaces de mirar la vida desde fuera, como un cirujano mira un riñón. Pero cuando es tu riñón, cuando es tu vida, todo cambia. Y cuando son las babas de la persona que deseas irrefrenablemente... La mayor parte de la poética sobre el amor, canciones, poemas, novelas, películas, retrata dos momentos del proceso: el enamoramiento y la ruptura. Pero ¿y lo que hay entremedias? ¿Eso en lo que pasamos la mayor parte de nuestra vida? La convivencia, la rutina, el sostenimiento de la pasión, el envejecer de una pareja, la sexualidad cotidiana. No sé, no me negarás que sólo de pensarlo ya se te ocurren 20 o 30 situaciones de comedia".
Bienvenido a casa es una película coral, de ahí que el nivel de los actores sea básico en el resultado final. Alejo Sauras, Pilar López de Ayala, Ariadna Gil, Jorge Sanz, Juan Echanove, Carlos Larrañaga, Concha Velasco... Sobre ellos habla el realizador: "Alejo y Pilar son jóvenes y muy distintos. Él es transparente, con el raro don de la normalidad. Ella es intensa y especial. Los he rodeado por actores a los que admiro y que eran, según mi criterio, los perfectos para los personajes. Estoy feliz con cada uno de los actores. Y especialmente con la maravillosa actitud de Concha Velasco. Alguien que, pese a los millones de veces que sus expectativas habrán sido defraudadas, no es rácana con su esfuerzo, se entrega del todo. Para mí siempre ha representado como nadie la bondad sacrificada de la generación de mis padres. Gente humilde que ha atravesado la más negra época del país y que, sin embargo, se han dado al trabajo, han arrimado el hombro, han evolucionado con su tiempo, no han exigido nada a cambio, han sido generosos con los recién llegados y no practican ese deporte tan extendido del rencor y el resentimiento. Concha para mí es eso. Un lujo y un ejemplo".
Babelia
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