El petróleo y el CO2 marcan la viabilidad

A principios de los noventa, el Gobierno socialista renunció al programa nuclear. La moratoria nuclear de 1983 se convirtió lisa y llanamente en la renuncia a construir más centrales nucleares. Las razones fueron exclusivamente económicas. Con unos precios del petróleo de 20 dólares por barril y unos tipos de interés en torno al 15%, la energía nuclear no era competitiva con la generación térmica a partir de fuel, carbón, gas o, más recientemente, ciclo combinado; y, por tanto, la construcción de una nuclear carecía de sentido económico. El coste medio de la electricidad por ciclo combinado era inferior a los 40 euros por megavatio hora (Mw/h). Pero los parámetros han variado y la energía nuclear tiene de nuevo la oportunidad de ser económicamente viable: el petróleo cuesta hoy por encima de los 60 dólares por barril; y los tipos de interés apenas rebasan el 2%, lo cual sitúa las protecciones de tasas de descuento entre el 8% y el 10%.

La opción más barata en cualquier caso y frente a todas las energías es ampliar la vida útil de los grupos nucleares más eficientes

El segundo factor que resucita el debate nuclear es el Protocolo de Kioto, es decir, el coste asignado a las emisiones de CO2 que afecta principalmente a las centrales de carbón. Para precios (como los actuales) de 30 euros por tonelada de CO2, la repercusión en el coste de generación en una central de ciclo combinado sería de unos 11 euros Mw/h y 25 para una central de carbón pulverizado. El tercero, el descenso de los tipos de interés, que reduce los intereses intercalarios.

Pero el factor decisivo que decide competencia relativa nuclear frente al resto de las energías es el número de reactores del mismo tipo que se desee construir; cuantas más centrales nuclearees se construyan, más bajo será finalmente el coste de la electricidad producida. Un [imprescindible] informe del ex ministro de Industria, Claudio Aranzadi, elaborado para la Fundación Alternativas, lo explica así: "La reactivación de un programa inversor nuclear de carácter puntual [un sólo reactor] probablemente conduciría a costes medios de generación eléctrica del orden de 50/58 euros por megavatio hora (Mw/h). Por el contrario, la puesta en marcha de un programa masivo y standarizado (modelo francés) podría permitir alcanzar costes medios de 25/30 euros Mw/h.

Así que el sentido económico de cualquier programa nuclear que quiera ponerse en marcha dependerá de la previsión de coste de petróleo que se extrapole para los próximos 20 años, de la hipótesis de coste de la tonelada de CO2 y de la extensión del programa de construcción. Una a una, la rentabilidad comparada es la siguiente:

- La opción más barata, en todo caso y frente a cualquier opción de sustitución por otras centrales, es el alargamiento de la vida operativa de las centrales más modernas y eficientes.

- El coste medio de generación eléctrica, teniendo en cuenta todos los factores, sería de 50/58 euros Mw/h en el caso de construir un solo grupo nuclear; de unos 25/30 euros en un programa nuclear standarizado; de 35 euros en el caso de centrales de carbón pulverizado; de 36 euros para un grupo de ciclo combinado en caso de precios de petróleo de entre 20/25 dólares por barril y de 40/55 euros en caso de que el petróleo se situara como media de 30/40 dólares por barril.

Las condiciones de la competición ya están fijadas. Faltaría por integrar el coste imputable a los riesgos regulatorios -variaciones en las condiciones de seguridad o de financiación de los residuos- para disponer de la imagen nítida de las oportunidades de la energía nuclear.