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Tribuna:COYUNTURA NACIONAL
Tribuna
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Fiscalidad del trabajo

La OCDE acaba de publicar su informe sobre la fiscalidad que soporta el trabajo en los países miembros. Es lo que en la jerga de los economistas se denomina la brecha o cuña fiscal (tax wedge en inglés), que en este caso se presenta como el porcentaje que representan los impuestos directos sobre las rentas salariales y las cotizaciones sociales sobre el total de costes laborales. También puede encontrarse en la literatura económica como el porcentaje de estos impuestos sobre los sueldos y salarios netos del trabajador, que obviamente es una cifra muy superior a la anterior. Así, según la OCDE, en España el primer porcentaje fue en 2005 del 33,4% (31,6% en la UE-15) para un trabajador casado con dos hijos que ganara justo el sueldo medio, mientras que la cifra se elevaría al 50,2% (46,2% en la UE-15) como porcentaje de lo que realmente percibe como ingresos netos el trabajador.

Lo que importa para la competitividad de las empresas es el coste laboral total y no tanto la cuña fiscal

Estas cifras son realmente elevadas, mucho más que la carga fiscal que soportan los otros factores de producción. También son mucho más elevadas que en Estados Unidos, como se ve en los gráficos adjuntos, lo que suele aducirse como un indicador de la mayor competitividad de la economía norteamericana frente a las europeas. Ahora bien, no olvidemos que aproximadamente las dos terceras partes de esta carga fiscal son las cotizaciones sociales y que las mismas son un sueldo diferido. También hay que tener en cuenta que a cambio de los impuestos los trabajadores reciben servicios públicos gratuitos como la educación de sus hijos o la sanidad. Este sistema constituye la base del llamado Estado de bienestar característico de los países europeos, y explica que la cuña fiscal sea en estos países mucho más elevada que en Estados Unidos, dado que allí las pensiones, la educación o la sanidad están mucho más privatizadas que en Europa. Todo esto hay que tenerlo en cuenta cuando se dice que una elevada cuña fiscal empeora la competitividad de las empresas, pues supone costes laborales más elevados. Depende. Un trabajador de Estados Unidos tiene una cuña fiscal inferior, pero eso no quiere decir que su coste laboral total para la empresa donde trabaja sea inferior que el del trabajador europeo. Simplemente, el trabajador norteamericano percibe un salario neto superior al europeo, con el cual tiene que pagarse su fondo de pensiones privado, la educación y la sanidad. Al final, lo que importa para la competitividad de las empresas es el coste laboral total y no tanto la cuña fiscal.

Eso no quiere decir, sin embargo, que la fiscalidad sea neutra en la determinación de la oferta y demanda de trabajo. Esta fiscalidad encarece la utilización de este factor productivo y ello determina los niveles de empleo y de paro. No es por casualidad que las tasas de paro en Europa sean mucho más elevadas que en Estados Unidos (gráfico derecho). En España existe en estos momentos un amplio margen para reducir la cuña fiscal sobre el trabajo. La Seguridad Social tiene un superávit del 1,1% del PIB y la imposición indirecta puede subirse, pues es mucho más baja que en el resto de países europeos. Todo ello permitiría bajar las cotizaciones sociales y los impuestos sobre el trabajo de forma notable sin poner en peligro el equilibrio presupuestario. También la inflación, el ahorro y el déficit de la balanza de pagos saldrían ganando. Es un buen momento para reflexionar sobre todo esto, dado que estamos en tiempos de reforma fiscal.

Ángel Laborda es director de coyuntura de la Fundación de las Cajas de Ahorros (FUNCAS).

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