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Reportaje:

El 'Rambo turco' se acerca a Bagdad

'El valle de los lobos', el polémico filme turco sobre la ocupación estadounidense en Irak, se estrena en 13 países árabes

Un estadounidense tejano nacido en los años cuarenta y cristiano renacido triunfa en el mundo musulmán. Obviamente, no es George W. Bush, sino el actor Gary Busey, que aparece en El valle de los lobos, la película más taquillera de la historia de Turquía. Busey interpreta a un pérfido doctor judío que extirpa órganos a heridos en Irak para venderlos a clientes ricos en Nueva York. Es uno de los personajes invitados en esta especie de Rambo a la turca, en la que los estadounidenses son los malos. Ha arrasado en Turquía y en países de Europa con importante población musulmana -especialmente Alemania- y ahora desembarca en el mundo árabe: el 5 de abril está previsto su estreno en Dubai, y a lo largo del mes, sucesivamente, en 13 países árabes, incluido Irak.

"El éxito no importa mientras millones sufran por la invasión", afirma el coguionista

Producción al más puro estilo de Hollywood, con un coste de 8,6 millones de euros, el éxito de El valle de los lobos ha hecho sonar las alarmas de los que la ven como un panfleto antiestadounidense. "Es una película antioccidental y racista", ha sentenciado Edmund Stoiber, jefe de los socialcristianos de Alemania, donde ha provocado hondas reticencias también en la izquierda.

En Turquía fue un vendaval: largas colas al principio -se estrenó el 3 de febrero- y los aforos llenos semanas después. Con más de cuatro millones de espectadores, es la película turca más vista de la historia. Después, éxito en Alemania -más de 300.000 espectadores- y goteo de estrenos en Europa: Holanda, Austria, Dinamarca, Reino Unido, Suiza, Bélgica, Francia...

La productora, Pana Films, está convencida de que es sólo el comienzo. La película ha saltado ya a Australia y Pana Films asegura que esta misma semana firmará un contrato con "una gran distribuidora" internacional que se niega a precisar. "Este acuerdo facilitará el estreno en todo el mundo, incluido EE UU y esperamos que también España", explica Tugba Mutaf, portavoz de la productora. Por ahora, ninguna distribuidora en España se ha interesado por la película al considerar que no hay mercado. En cambio, el mercado se avista suculento en el mundo árabe: a Dubai (Emiratos Árabes Unidos) le seguirán en cascada Líbano, Siria, Jordania, Irak, Kuwait, Qatar, Bahrein, Omán, Arabia Saudí, Egipto, Libia y Yemen.

Que en Turquía el fenómeno va más allá del cine lo demuestra que es un tema de debate entre los intelectuales. "Este éxito no me ha sorprendido", explica, en conversación telefónica desde Ankara, Idris Bal, director del Centro de Investigaciones Globales de Ankara, próximo al Gobierno. "Turquía sigue siendo un país amigo de EE UU, pero la gente está muy molesta por la guerra de Irak. Hay un extendido sentimiento anti-Bush, pero no antiestadounidense", añade.

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En ello coincide Ahmed Gormez, corresponsal diplomático de la agencia Anka, que añade: "La película no destaca por su calidad y hay exageraciones, pero no es tan peligrosa como algunos han querido hacer ver".

La acción transcurre en Irak y tiene como punto de partida un incidente real, ocurrido el 4 de julio de 2003, en el Kurdistán iraquí, cuando soldados estadounidenses detuvieron de forma humillante a una docena de agentes turcos. "La gente sale del cine orgullosa de ser turca y musulmana", explica, desde Ankara, Bilge Yesil, ejecutivo de telecomunicaciones de 29 años, quien destaca que "se refleja bien que el islam es pacífico" y subraya que interesará a los musulmanes de todo el mundo. La fiebre asusta sin embargo a los sectores liberales: "Todas esas enormes colas por un producto así nos tiene que hacer reflexionar: ¡en Turquía tenemos un problema!", se lamenta Esranur, estudiante en Estambul.

Bahadir Ozdener, coguionista, asegura que las críticas han sido interesadas. Por correo electrónico explica que la película es antibélica y se limita a mostrar la ocupación y la violación de los derechos humanos. Ozdener augura un gran recibimiento en el mundo árabe: "El éxito pertenece a los que comparten el dolor por la guerra, pero no es importante mientras millones de personas sufran en Irak", concluye.

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