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El Gobierno de Schröder avaló un crédito de 900 millones a Gazprom tras las elecciones

El ex canciller alemán tiene ahora un sueldo de 250.000 euros anuales de la compañía rusa

El Gobierno del ex canciller alemán Gerhard Schröder avaló un crédito de 900 millones de euros a la compañía rusa Gazprom para la construcción del gasoducto que, para suministrar a Alemania, cruzará el mar Báltico desde Rusia, según publicó ayer el diario Süddeutsche Zeitung y confirmó el Ministerio de Economía alemán. Schröder es desde el jueves presidente del consejo de vigilancia de la empresa que construirá y explotará el conducto, actividad por la que cobrará un sueldo de 250.000 euros anuales. Su nombramiento ha desatado un escándalo en Alemania.

Schröder fue quien, pocos meses antes de abandonar la cancillería, hizo posible la creación del consorcio para la construcción del gasoducto gracias a su amistad con el presidente ruso, Vladímir Putin. En la Sociedad del Gasoducto Noreuropeo participan las alemanas E.ON Ruhrgas y BASF Wintershall en un 24,5% cada una, y la empresa controlada por el Gobierno ruso Gazprom, en un 51%.

El Süddeutsche Zeitung afirma que una comisión interministerial del Gobierno aprobó el aval el 24 de octubre de 2005, más de un mes después de las elecciones en las que Schröder salió derrotado y cuando ya estaba claro que Angela Merkel lo relevaría en breve. Además de dar la fea impresión de haber sido aprobado rápidamente antes de salir del Gobierno, este aval no ha llegado a oídos de la comisión parlamentaria de presupuestos hasta ahora.

El crédito debía servir para pagar el primer tramo del gasoducto. Si Gazprom no pudiera devolver el dinero, entonces el acuerdo establece que el Gobierno alemán se compromete a pagar los 900 millones más los intereses correspondientes. Es poco usual que se concedan este tipo de avales a empresas extranjeras, sólo se hace cuando ello sirve al suministro de materias primas de Alemania, asegura el diario.

La noticia del aval caldeó ayer en Alemania aún más los ánimos cuando todavía estaba reciente el nombramiento de Schröder en la empresa del gasoducto y la información sobre el sueldo que allí percibirá. La indignación sacó a los políticos alemanes de su sagrado descanso de fin de semana y llenó la prensa dominical de reacciones que ya ayer se filtraron a través de las agencias de noticias. Entre ellas la del propio ex canciller Schröder, que aseguró por escrito a la revista Focus que el presidente de Gazprom, Alexéi Miller, le comunicó "que Gazprom no había aceptado ni tenía previsto aceptar la propuesta de financiación de los dos bancos". Se trata, según Focus, del Instituto de Crédito para la Reconstrucción (KfW), entidad pública alemana, y el Deutsche Bank.

El que hasta el mes de noviembre fuera ministro de Economía y Trabajo, Wolfgang Clement, defendió el aval en una entrevista al Welt am Sonntag con el argumento de que se concedió por la extraordinaria importancia que tiene el gasoducto para el suministro energético alemán. "Eso no tenía lo más mínimo que ver con Schröder", añadió Clement, que ya ha aceptado cuatro cargos en la industria y la banca.

En declaraciones al Bild am Sonntag, el primer ministro de Baja Sajonia, el democristiano Christian Wulff, calificó el asunto de "manifiestamente grave" y pidió que se aclaren todas las circunstancias. "Este asunto apesta hasta el cielo", dijo el presidente de los liberales, Guido Westerwelle, en declaraciones al mismo dominical.

Investigación

Westerwelle anunció que su partido, el FDP, exigirá una investigación sobre el asunto. El presidente de los Verdes -formación que formó parte del Gobierno de Schröder-, Reinhard Bütikofer, pidió la dimisión del ex canciller de su cargo en el gasoducto, mientras que el izquierdista Bodo Ramelow dijo que el caso "huele a república bananera".

Schröder percibirá por haber sido canciller una pensión de 8.435 euros durante tres años, que se reducirán después a 6.000 euros de jubilación, a la que se suman oficina, secretaria y guardaespaldas de por vida. Pero su prestigio se ha visto pisoteado al aceptar un puñado de empleos muy bien remunerados, además de la pensión: asesor de la editorial suiza Ringier, de la banca Rothschild, conferenciante con un caché de más de 50.000 dólares y escritor de unas memorias que ya ha vendido por una suma de entre seis y siete cifras. Todo ello sumado a los polémicos 250.000 euros mensuales del gasoducto.

Este empleo, declaró Schröder al Handelsblatt, se lo ofrecieron en noviembre y lo rechazó porque quiso concentrarse en la asesoría y se resistía a asumir compromisos profesionales firmes. "El 9 de diciembre acepté por petición del presidente ruso. No veo nada malo en ello", explica. A las sospechas de que el empleo estaba apalabrado desde sus tiempos como canciller, respondió Schröder: "Eso es falso".

Gerhard Schröder (izquierda) y Vladímir Putin, durante un encuentro en Oslo en 2002.
Gerhard Schröder (izquierda) y Vladímir Putin, durante un encuentro en Oslo en 2002.ASSOCIATED PRESS

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