Sánchez Arévalo debuta con "una comedia sobre el drama de la vida"

Hace unos ocho años, mientras buscaba ideas para un guión, Daniel Sánchez Arévalo (Madrid, 1970) tuvo una visión: "La de un chaval delante de un escaparate deseando algo que no podía comprar". La historia de ese chico, recuerda ahora el director, fue madurando en su cabeza, viajó con él en forma de apuntes a Estados Unidos, donde estudió un master de cine en la Universidad de Columbia y donde logró plasmarla en un primer guión, y acabó en un desarrollo parcial en su cortometraje Física II, preseleccionado en 2005 para los Oscar y que ha logrado una cincuentena de premios en festivales. En él, Sánchez Arévalo narraba la peripecia de Jorge, un estudiante de bachillerato con un padre portero, Andrés, que quería a toda costa que su brillante hijo le sucediera en su oficio. "Me quedé muy enganchado de esos personajes", confiesa el director. Tanto que los ha repescado en su primer largometraje, Azuloscurocasinegro, que él define como "una comedia sobre el drama de la vida" y que se estrena avalada por tres premios en el último Festival de Málaga (jurado, crítica y guión).

Sánchez Arévalo ha imaginado al Jorge de Azuloscurocasinegro -una película que, al principio, intentó que dirigieran Fernando León de Aranoa o Achero Mañas, "pero", comenta, "ellos prefieren rodar sus propias historias"- como "un chaval que se siente responsable de todo lo que sucede a su alrededor". Por ejemplo, un padre enajenado a causa de un infarto cerebral, un hermano presidiario, una relación sentimental difícil con una vecina bien del edificio donde trabaja como portero, un futuro aciago... "Jorge", abunda el cineasta, "se llena de responsabilidades autoimpuestas. Su peor enemigo es él mismo y sus deseos más íntimos pasan por abandonar a su padre y dejar de sentirse responsable de su hermano".

Para el reparto, Sánchez Arévalo ha optado por actores que ya conocía, con los que había trabajado en alguna ocasión y para los que escribió sus personajes, como el malagueño Antonio de la Torre, que encarna a Antonio, el hermano granuja del protagonista, el argentino Héctor Colomé, que da vida a Andrés, el padre inválido, y la catalana Eva Pallarés, que interpreta a Natalia, la inalcanzable vecina, con otros a los que dirigía por primera vez. En este caso, están el protagonista, el barcelonés Quim Gutiérrez, muy conocido en Cataluña por sus trabajos en seriales de la televisión autonómica y que, con el papel de Jorge, debuta en el cine, la donostiarra Marta Etura, que aborda el personaje de Paula, la especial novia de Antonio, y el madrileño Raúl Arévalo, Israel, amigo del alma de Jorge y alias Sean por su parecido con Sean Penn.

Recuerda Sánchez Arévalo que, cuando vio por primera vez a Quim Gutiérrez -"yo le llamo Gutiérrez, así a secas"-, no creyó que fuera el actor adecuado para el papel de Jorge. "Yo buscaba a alguien con un rostro más dulce, pero a la media hora de hablar con él consiguió hacerme cambiar de opinión y, tras la prueba de cámara, me di cuenta de que detrás de ese semblante a primera vista tan duro había muchísima ternura y sensibilidad". Gutiérrez, por su lado, alaba "la gran capacidad" de Sánchez Arévalo como director de actores y agradece el haber tenido dos meses de ensayos junto a sus compañeros antes de comenzar el rodaje, una labor previa que, a su juicio, se nota en la pantalla.

"Mi madre es actriz, o sea que he mamado el respeto al actor desde la cuna", sentencia el cineasta cuando se le pregunta precisamente sobre su faceta como director de interpretación. Y aún añade a propósito de su madre: "Se llama Carmen Arévalo y lleva 40 años de profesión sin haber dejado de trabajar nunca, en teatro, en cine, en doblaje..., lo que me ha generado una gran admiración por los actores. Ellos son los que dan la cara y, si no están bien, la película no funciona".

Sánchez Arévalo es reacio a considerar Azuloscurocasinegro (producida por Tesela P. C.) una película social. "Yo no sé hacer cine social, lo que me interesa es contar historias de personajes: ir del detalle a lo general. Si del resultado final se deriva una lectura social, perfecto, pero prefiero que mi cine no se etiquete", zanja. Tampoco ha querido, abunda el director, poner el acento en el aspecto dramático de la trama. "He querido hacer una película luminosa, bonita de ver y lírica, pese a que en ella se cuentan cosas dramáticas", apunta.

Si bien ha disfrutado muchísimo con la dirección de su primer largometraje, según reconoce, Sánchez Arévalo sigue considerándose sobre todo un guionista, y afirma que cada vez es "más exigente" consigo mismo en esta faceta. Por eso, escribió y reescribió el guión de Azuloscurocasinegro -un título que, en su opinión, ilustra el estado de ánimo del protagonista, en el que todavía queda un atisbo de esperanza- una y mil veces.

La actriz Eva Pallarés cree que el guión es justamente una de las bazas de la cinta. "Está tan bien escrito, las escenas y los diálogos son tan medidos que, como actor, te facilita mucho el trabajo", señala. Raúl Arévalo es del parecer que la principal virtud del texto de Sánchez Arévalo es "esa gran facilidad de combinar el drama y la comedia"."Mi madre es actriz, o sea, que he mamado el respeto al actor desde la cuna", dice el director