_
_
_
_

La mayoría chií exige a EE UU el control de la seguridad en Irak

Una bomba causa 40 muertos en una base militar cerca de Mosul

La alianza chií que gobierna Irak instó ayer a EE UU a devolver el control de la seguridad después de lo que llamó "asesinato a sangre fría de gente desarmada" en una mezquita de Bagdad, en referencia a la muerte, el sábado, de una veintena de seguidores del clérigo radical Múqtada al Sáder. La versión estadounidense es muy distinta: no era una mezquita, sino un edificio del barrio de Adhamiya, y los supuestos feligreses vigilaban un rehén y un arsenal de explosivos. En Mosul, una bomba mató ayer al menos a 40 personas.

Algunos funcionarios gubernamentales han optado por unir sus voces a las del entorno de Al Sáder, y acusan a las tropas estadounidenses de perpetrar una matanza en la mezquita Mustafá, cerca de Ciudad Sáder, un empobrecido distrito que alberga a unos dos millones de chiíes. El clérigo radical, que cuenta con su propia milicia, el Ejército del Mahdi, forma parte de la poderosa alianza chií. "Pedimos la rápida restitución de los asuntos de seguridad al Gobierno iraquí", dijo ayer Jawad al Amaliki, portavoz de la Alianza Unida Iraquí y aliado del primer ministro, Ibrahim al Yafari.

El gobernador de Bagdad, Husein Tahan, anunció ayer que las autoridades locales interrumpirían toda relación con representantes políticos y militares de Estados Unidos.

Según los mandos norteamericanos, tropas iraquíes, acompañadas por asesores norteamericanos, respondieron a los disparos de milicianos atrincherados en un antiguo edificio del partido Baaz, utilizado actualmente para la celebración de rezos y eventos religiosos. Allí encontraron un rehén y material para fabricar bombas caseras.

La policía de Bagdad ha respaldado parcialmente esta versión: el ataque, dicen, fue desencadenado por hombres armados que, desde un lugar que no era la mezquita, abrieron fuego contra una patrulla conjunta iraquí y estadounidense. El presidente de Irak, Jalal Talabani, ha anunciado la creación de una comisión de investigación, que dirigirá él mismo, para depurar responsabilidades.

Baza para Múqtada

En cualquier caso, el incidente parece haber proporcionado a Múqtada al Sáder una baza política importante, tanto en la calle como en la mesa de negociaciones, donde los líderes iraquíes pelean para formar gobierno tres meses después de las elecciones. La indignación era ayer palpable en el entierro de los muertos de Ciudad Sáder. "Nadie nos protege", gritaba uno de los asistentes. "Si no fuera por el Ejército del Mehdi, nos matarían en nuestras casas". El impredecible Al Sáder cuenta con suficientes representantes en el Parlamento como para darle cierto peso en las negociaciones políticas, pero además utiliza su milicia cada vez que se siente amenazado políticamente.

La violencia entre chiíes y la minoría suní, que mantuvo el control político en la dictadura de Sadam Husein, sigue en aumento. La policía encontró ayer 12 cadáveres, torturados y estrangulados, en lo que parece ser un nuevo episodio de violencia sectaria, que ya se han convertido en algo cotidiano. El domingo, 30 cuerpos, muchos de ellos decapitados, fueron descubiertos en un pueblo al noreste de Bagdad.

En el norte del país, un terrorista suicida mató a 40 personas tras introducirse en un cuartel y hacer estallar un cinturón de explosivos junto a la fila de reclutamiento. Otras 30 personas resultaron heridas. El cuartel, ubicado entre las ciudades de Mosul y Tal Afar, ya había sido objetivo de ataques anteriormente. En Bagdad, dos cohetes alcanzaron un centro comercial y un edificio de oficinas, causando la muerte a ocho personas.

Víctimas de la violencia yacen en la morgue de Bagdad.
Víctimas de la violencia yacen en la morgue de Bagdad.REUTERS

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_