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Los resultados electorales fuerzan una difícil coalición en Ucrania

El presidente Yúshenko trata de desmarcarse de la derrota de su partido

Pilar Bonet

El presidente de Ucrania, Víctor Yúshenko, se distanció ayer del revés electoral de su partido político (Nuestra Ucrania). En sus primeros análisis de los comicios parlamentarios del domingo, los portavoces del presidente subrayaron su papel de líder de la nación y de garante de unas elecciones democráticas y le situaron "por encima" de los intereses particulares de los competidores en las urnas.

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Entre bastidores se barajaban diferentes variantes de coalición gubernamental, y todas las posibilidades estaban abiertas, incluida una alianza entre Nuestra Ucrania (NU), la formación liberal y nacionalista situada en tercer lugar, y el Partido de las Regiones (PR), que iba en cabeza y que tiene arraigo en las zonas industriales rusoparlantes del este y el sur del país.

Con el 46,94% del escrutinio ya contado, el PR, que encabeza el ex jefe de Gobierno Víctor Yanukóvich, sumaba 27,38 %, seguido del bloque de Yulia Timoshenko, la también ex jefa de Gobierno, con 23,44%, y NU, con el 16,21%. Además, el partido socialista (6,98%) y el comunista (3,54%) superaban el 3% requerido para entrar en la Rada Suprema (Parlamento). No rebasaban el listón varios potenciales aliados de los naranja, como el bloque de Vladímir Litvin (portavoz de la Rada saliente) y Porá, la organización que fue el símbolo de los jóvenes de la revolución naranja de Kiev. Los observadores de la OSCE concluyeron que las elecciones cumplieron con las leyes nacionales, las obligaciones de la OSCE y el Consejo de Europa y otros baremos internacionales.

Si los porcentajes se mantienen, los naranja (NU, el bloque Timoshenko y los socialistas) podrían, en teoría, formar gobierno sin más apoyo, ya que en conjunto aventajan ampliamente al PR. Sin embargo, los herederos de la revolución naranja están divididos y hay una incompatibilidad personal entre Timoshenko y los llamados irónicamente Liubi druzi (en ucraniano, "los amigos favoritos") del presidente Yúshenko. Los liubi druzi, que concurrieron en la lista de NU, ocuparon cargos en el entorno presidencial hasta septiembre de 2005, cuando Yúshenko les cesó conjuntamente con Timoshenko para acabar con las guerras entre ellos. Vinculados al mundo de los negocios, los liubi druzi se entienden bien con los "oligarcas" del PR y presionan al presidente para evitar que Timoshenko lleve la voz cantante en una "reunificación naranja". Timoshenko, en cambio, cree que los votos obtenidos le permiten exigir el cargo de primer ministro, y ayer advirtió que una coalición entre NU y PR no supondría la unión del este y el oeste de Ucrania, sino la consolidación de los oligarcas en el poder.

Posible coalición

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Yúshenko encargó ayer a Yuri Yejanúrov, el jefe de Gobierno y cabeza de lista de NU, que tantee a las fuerzas políticas con vistas a formar una coalición. Al término de esta "tarea de reconocimiento", que concluiría con la firma de "un memorándum de intenciones", se comenzaría una segunda fase para concretar programa y reparto de puestos. La operación, de amplio espectro, puede prolongarse hasta mayo, cuando se forme el Parlamento, y eventualmente agotar el plazo de 30 días disponible tras constituirse la Cámara. Algunos temían ayer que se repitan las agotadoras pugnas del otoño de 2004, cuando el presidente Leonid Kuchma se resistía a marcharse, y Yúshenko y Timoshenko presionaban por el relevo.

Yúshenko vería con buenos ojos una gran coalición trilateral entre NU, el bloque de Timoshenko y PR, señalaban medios informados. "Sería lo ideal. Podemos llegar a un compromiso sobre los grandes temas que nos separan como la OTAN y el uso de la lengua rusa", afirmaba un analista, según el cual "la principal dificultad para la coalición no es de carácter ideológico, sino el egoísmo de algunos líderes". Las fuentes señalaban que, para una alianza naranja-azul, sería deseable sustituir a Yanukóvich por otro político con una imagen más moderna.

El sostén del PR es Renat Ajmétov, un potentado de la región minera de Donbás que, según sus paisanos, comenzó su carrera jugando a las cartas en las playas del mar Negro. Para Timoshenko, entrar en una coalición con las regiones supondría la renuncia al liderazgo al que puede pretender en una coalición sólo naranja.

Miembros de la comisión electoral descansan durante el recuento de votos ayer en Kiev.
Miembros de la comisión electoral descansan durante el recuento de votos ayer en Kiev.REUTERS

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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